«Todos los escenarios llevan a más Cristina y menos Alberto en 2022»

🧐 El politólogo Julio Burdman analizó la previa de las elecciones del domingo y planteó que la principal diferencia con las PASO es que ahora el Gobierno activó la "maquinaria electoral". El humor social, los discursos de inseguridad, la vuelta de Macri a la arena política y el futuro del Frente de Todos, en una charla con El Grito del Sur.

Este domingo 14 tendrán lugar las elecciones legislativas generales en todo el país. El Frente de Todos pone sus fichas en recuperar terreno en la Provincia de Buenos Aires, La Pampa y Chubut, mientras que Juntos por el Cambio busca aumentar la diferencia en territorios como Córdoba, Mendoza y Santa Fe. En el marco de los cierres de campaña y en medio de una semana agitada producto del asesinato del kiosquero Roberto Sabo en La Matanza, corazón del poder peronista en la Provincia, El Grito del Sur dialogó con Julio Burdman, Doctor en Ciencia Política y director de la consultora Observatorio Electoral.

El reconocido politólogo se mostró cauteloso respecto al humor social, pero aclaró no obstante que el Gobierno logró poner en marcha «una maquinaria electoral que no había funcionado bien en el primer tramo de las elecciones». «La efectividad de este mecanismo de movilización recién lo vamos a ver el día de las elecciones. Por ahora yo veo ciertos movimientos en municipios claves para que el Frente de Todos haga una mejor elección, pero esto depende mucho más de la dirigencia intermedia que del clima de opinión pública», señaló. Además habló del impacto político que tiene el discurso de inseguridad sobre el final de la campaña, la vuelta de Macri a la centralidad pública y los movimientos al interior del oficialismo en caso de consumarse la derrota.

En las PASO, la consultora que dirigís pronosticó en forma correcta un triunfo de Juntos -con las dos listas sumadas- en la Provincia de Buenos Aires. ¿Cambió el humor social de septiembre hasta acá o los números siguen siendo adversos para el oficialismo?

No me animo a hacer un pronóstico en estos días porque lo que se está jugando tiene que ver con algo muy difícil de medir, que son las márgenes de la concurrencia a votar. Entre las PASO y las generales, la estrategia del oficialismo estuvo orientada a movilizar votantes que se quedaron en casa en las primarias y que habitualmente acompañaban al justicialismo. Creo que el diagnóstico es correcto, porque la merma de votantes podemos localizarla en ese segmento dado que los estudios basados en inferencia ecológica por circuito electoral muestran que donde se registraron pérdidas justamente es en el voto regular del Frente de Todos. Esto no significa que haya habido un cambio de clima en el humor social en términos de opinión pública. No hubo tiempo para que eso se produzca. Lo que estamos viendo es de otra índole: se trata de la puesta en marcha de una maquinaria electoral que no había funcionado bien en el primer tramo de las elecciones. De todos modos, la efectividad de este mecanismo de movilización recién lo vamos a ver el día de las elecciones. Por ahora yo veo ciertos movimientos en municipios claves para que el Frente de Todos haga una mejor elección, pero esto depende mucho más de la dirigencia intermedia que del clima de opinión pública.

Durante las primeras semanas posteriores a las PASO, se habló mucho de la abstención electoral principalmente en los barrios populares de la Provincia de Buenos Aires, históricos bastiones electorales del peronismo. ¿Crees que la campaña «casa por casa» para ir a buscar a los desencantados con el Frente de Todos está teniendo el efecto esperado?

En la primera fase de las primarias, hubo poca actividad y poca campaña. Se vieron pocas mesas en las zonas céntricas de los municipios del conurbano, poca volanteada y baja presencia en los barrios. El Frente de Todos siempre es dependiente de los dispositivos que manejan los intendentes, ya que quedan pocos movimientos sociales vinculados directamente al kirchnerismo. De hecho, uno de los fenómenos que se registró en las PASO fue un mayor activismo de los movimientos territoriales vinculados a los partidos de izquierda que en otras oportunidades y eso contribuye a explicar el buen desempeño relativo que tuvo la boleta de Del Caño. Además de la convocatoria casa por casa a votar, también va a ser necesario que el Frente de Todos disponga de una cierta logística para concurrir a los centros de votación, cosa que también estuvo un poco floja en el primer turno.

Esta semana, los medios masivos de comunicación volvieron a poner en agenda el problema de la inseguridad tras la muerte del kiosquero en La Matanza. ¿Cómo puede impactar el abordaje de esta temática social tan sensible de cara a un posible repunte del oficialismo?

Es interesante porque en el agregado provincial los temas que lideran la agenda de preocupaciones son los socioeconómicos -inflación, desempleo y pobreza-, pero en algunos municipios la demanda por mayor seguridad va primero. Esto apela negativamente al Frente de Todos porque La Matanza es muy importante para que el oficialismo pueda dar vuelta la elección o eventualmente mejorar su desempeño. En La Matanza hubo medio millón de votos que se quedaron en sus casas y que son la clave del 14 de noviembre. Que este fenómeno se produzca justamente en Ramos Mejía me parece hasta contraproducente y sintomático. El Frente de Todos abordó la cuestión de la demanda de inseguridad al poner a Sergio Berni en el Ministerio de Seguridad bonaerense; sin embargo, muchos votantes del oficialismo tienen una confusión acerca de a quién hay que atribuirle la responsabilidad de ciertas políticas públicas. No saben si el problema de la inseguridad es municipal, provincial o nacional. Que se produzca este fenómeno en un municipio emblemático y al mismo tiempo autosuficiente en el manejo de ciertas políticas públicas introduce confusión en el votante. Definitivamente esto no ayuda.

«El Frente de Todos siempre es dependiente de los dispositivos que manejan los intendentes, ya que quedan pocos movimientos sociales vinculados directamente al kirchnerismo». Julio Burdman

Algunos analistas sostienen que el paso de Macri por Dolores significó su vuelta a la centralidad política. ¿Qué implicancias políticas podría tener para Juntos el involucramiento del expresidente en la campaña? 

Volver a darle centralidad a Macri fue uno de los objetivos de la campaña del Frente de Todos, ya que el expresidente aglutina a los votantes propios por rechazo. También es cierto que la imagen de Macri mejoró un poco en la Provincia de Buenos Aires en el último año, por lo que la idea de que genera rechazo en el conjunto del electorado es errónea. Por otra parte, más allá de las especulaciones de corto plazo, yo creo que la reaparición de Macri en la política nacional es un problema para el Frente de Todos porque uno de los riesgos que enfrenta la unidad oficialista es que tal vez estamos en un momento de la política argentina que no es óptimo para las coaliciones unificadas. Estamos en un momento de crisis en el cual toman carrera las opciones más radicalizadas y donde hay una demanda de ideas y soluciones por parte del electorado, lo cual implica que el debate ideológico se posicione en un plano más protagónico. Y cuando tenés este tipo de escenarios, que en cierta forma recuerdan al 2001, es bueno y necesario que los espacios políticos tengan un debate interno. Yo creo que, pensando en 2023, a Juntos le sirve hoy tener un debate entre halcones y palomas porque puede convertirse en un espacio de atracción política, en el que confluyan diferentes tipos de votantes que busquen participar en esa controversia. Si eso sucede -y creo que va a suceder-, la reaparición de Macri y su alineamiento con uno de los sectores le da a Juntos una plataforma más interesante para la competencia por delante.  

¿Tiene algún plan el oficialismo en caso de producirse una derrota electoral este domingo? ¿Qué rol cumpliría Cristina Kirchner en medio de otro eventual cimbronazo político?

Victoria o derrota tienen diferentes registros de lectura. Si se impone una lectura de tipo nacional, parece muy difícil que Juntos no gane la elección. Sin embargo, hoy para el Frente de Todos, la victoria también puede medirse respecto de su performance anterior. Mejorar es un triunfo en sí mismo para la lectura que van a imponer algunos de sus actores. Dado que lo que está en juego es retener el Senado y mejorar el desempeño en la Provincia de Buenos Aires, que son los dos espacios monopolizados por Cristina Kirchner, si el Frente de Todos logra avances en estos lugares -con la posibilidad de superar a Juntos por el Cambio en La Pampa- Cristina Kirchner va a salir como victoriosa o por lo menos esa es la lectura que ella va a imponer al interior de la coalición. En ese escenario hay una cierta cristinización natural de la discusión. Por otra parte, si se produce una derrota aún mayor, ahí está el interrogante de cómo van a actuar los protagonistas porque una posibilidad es que Cristina Kirchner vuelva a insistir que el gran derrotado fue Alberto Fernández, pero va a tener menos verosimilitud en esta oportunidad porque los cambios que se produjeron entre una elección y otra fueron inducidos por la vicepresidenta. De todos modos, aún con menos brillo, el cristinismo va a ser lo que queda en pie dentro del Frente de Todos si sufre una derrota peor. Todos los escenarios nos llevan a más Cristina y menos Alberto en 2022.

«De todos modos, aún con menos brillo, el cristinismo va a ser lo que queda en pie dentro del Frente de Todos si sufre una derrota peor». / AFP / ALEJANDRO PAGNI

¿Qué hay detrás del llamado a «un gran acuerdo nacional» que promueven Alberto Fernández y Sergio Massa? ¿Es factible concretarlo en el escenario político actual?

Creo el único tema del acuerdo es el Fondo Monetario Internacional. La legislación argentina requiere que un acuerdo de este tipo tenga validación parlamentaria y su materialización sería que los dos bloques voten en conjunto la ratificación del acuerdo que el gobierno nacional vaya a alcanzar entre fin de año y el primer trimestre de 2022. Luego queda quién se hace cargo del ajuste: en ese sentido, me parece que Juntos por el Cambio va a tratar de validar el acuerdo porque eso tiene que ver también con su perfil doméstico e internacional. Sería impensable que Juntos por el Cambio boicotee un acuerdo con el FMI, pero al mismo tiempo buscará despegarse de sus consecuencias. El llamado “gran acuerdo nacional” no tiene más sentido que eso.

Tiempo atrás planteaste que «lo más interesante de esta elección es lo que pasa dentro de los espacios». ¿El Gobierno va hacia una «cristinización inexorable» o post-domingo podría quedar un Alberto sin Cristina pero apoyado en el peronismo más tradicional?

Un Alberto sin Cristina hoy no tiene sentido. Si bien podría existir un gobierno de esas características, sería un gobierno sin Congreso -porque una parte importante de los legisladores del Frente de Todos no avalaría una exclusión de la vicepresidenta- y sin apoyo popular, porque parte de lo que le queda de imagen positiva y aprobación a Alberto son los votantes de Cristina. Un presidente solo no es opción en Argentina, lo peor es el desgobierno. Aún en el escenario de Alberto recuperando protagonismo y con una Cristina haciéndose al costado, requeriría una cierta anuencia de ella. Por eso la cristinización es inexorable, pero puede tener más de un formato: uno en el que ella esté más presente de cuerpo y alma; y otro en el que ella deja hacer y no se opone.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.