En vísperas de la Marcha del Orgullo en la Ciudad de Buenos Aires, Amnistía Internacional organizó el conversatorio “DNI no binario: avances y desafíos”, que reunió a la abogada Laura Saldivia, abogado y activista integrante de Abosex, Emiliano Litardo, y a Manu Mireles, activista trans no binarie, migrante, secretaria general y socia fundadora de la Asociación Civil Mocha Celis.
En julio de este año, Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en incluir la X como opción en la categoría de género en pasaportes y documentos de identidad. El presidente Alberto Fernández entregó los primeros DNI no binaries en el Museo del Bicentenario.
Pero aunque este avance sobre el binarismo fue celebrado, dentro de los activismos abrió algunos cuestionamientos: ¿Por qué una X? ¿Se puede englobar toda la diversidad con una letra? ¿Tiene que seguir la categoría de género en los documentos de identidad?
“A mí me alegra que parte del activismo no binarie haya planteado sus críticas, sus inquietudes respecto al marcador X y qué implica en relación a la ley de identidad de género que está vigente en nuestro país desde 2012”, afirmó Litardo durante el encuentro.
El integrante de Abosex remarcó que la actual administración de Gobierno “tomó una decisión que tiene que ver con el reconocimiento de derechos de ciertas personas que necesitan tener resuelta una cuestión jurídica por fuera de los nomencladores clásicos masculino y femenino”.
La elección de la X no fue casual. La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), una agencia de Naciones Unidas que promueve reglamentos y normas en la aeronáutica mundial, acepta este nomenclador en los documentos.
“Me hace ruido como hemos traspolado estos estándares hegemónicos, decididos a nivel internacional, sabiendo que nuestra normativa interna es superior al estándar de la OACI. ¿Por qué hemos incorporado este nomenclador de la X?”, se preguntó Litardo.
Mireles, por su parte, opinó que no hace falta que los documentos tengan la identidad de género ya que “la identidad es dinámica”. “Creo que el problema de fondo es que seguimos contando y eso nos va a llevar tiempo, según parece -sostuvo-. Queda muy claro que no hay ni tres, ni cuatro posibilidades. Mi lectura es que la X rompe con el binarismo, pero no soluciona el problema”.
Asimismo, la activista preguntó: “¿Qué le estamos pidiendo a la X? ¿Que transforme en diversa una sociedad que no pudo transformar la ley de identidad de género? Tenemos que pensar y profundizar la discusión. Es una medida de avanzada en términos de lo que propone”.
Saldivia, por su parte, se sumó a las reflexiones de sus compañeres. “La crítica no viene a decir que el decreto es una porquería. No. Viene a generar algo, incluso una cultura menos binaria”, dijo, aunque señaló que “hay un choque” entre la X y “quienes estamos muy contentes por la autopercepción de género”.
Pero la abogada agregó que el nomenclador es también una invitación a pensar en la desbinarización del derecho, que “está anclado en el par masculino-femenino”. “¿Qué pasa cuando aparece un tercer nomenclador o cuando aparece la autopercepción de género? ¿Cómo hacemos con jubilaciones, licencias, la escolarización, con los baños, con el lenguaje, incluso con políticas públicas como la ley de paridad de género?”, cuestionó.
Saldivia, igual que sus compañeres, indicó que “estamos en un momento de construcción” y que es necesario el debate para pensar “las experiencias que queremos construir”.
