Romper el discurso negacionista en el ámbito científico

🏳️‍⚧️🔬 Fran Bubani es la primera científica visiblemente trans en el Insituto Balseiro. Su historia y la lucha por incorporar la perspectiva de género en la ciencia.

Para Fran Bubani, la diferencia de estar de un lado o del otro de la frontera es la diferencia también entre la vida y la muerte. La transición de género en su Brasil natal, dice, le parecía “inviable”. “Incluso un poco antes de Bolsonaro, por el grado de odio, por la violencia religiosa contra la diversidad. Había decidido no seguir en Brasil por eso”, cuenta a El Grito del Sur.

Bubani nació en 1980 en Belo Horizonte y se recibió como ingeniera mecánica en la Universidad Federal de Minas Gerais. Pero fue recién en 2008, cuando llegó al Instituto Balseiro en Argentina para realizar su doctorado, que comenzó a cuestionarse su propia identidad de género. La transición fue lenta, recuerda, empezó en 2015 cuando volvió a Brasil para hacer el posdoctorado y “la hice pública a último momento”.

El regreso al país vecino se dio en medio del golpe de Estado a Dilma Rousseff, el interregno de Michel Temer y el ascenso de la figura de Jair Bolsonaro. “El golpe contra Dilma marcó el inicio del final de un momento histórico que empezó con la presidencia de Lula. Ahora estamos en otro momento, Brasil es un Estado teocrático, con rasgos militaristas, autoritario, a pesar de que la Constitución diga que es laico. En Brasil hubo una regresión, en especial en materia de Derechos Humanos”, afirma la científica.

Bubani agrega que con la llegada de Bolsonaro a la presidencia, comenzó a crecer el número de “exiliados de hecho” y que para ella la elección de vivir en Argentina “tiene que ver con eso”. “Acá hay problemas de discriminación, no es fácil -matiza-. Pero, para usar términos matemáticos, en Brasil es una diferencia de orden de magnitud, es de vida o muerte”.

En 2016, Bubani regresó a Bariloche para continuar trabajando en el Balseiro e instalarse como Investigadora Asistente en el Conicet. Comenzó a cambiar su cuerpo de a poco y con el acompañamiento de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y luego del Equipo de Diversidad Sexual e Identidades de Género de la Municipalidad de Bariloche. “Me ayudaron durante todo el proceso y estuvieron muy presentes”.

Después de una cirugía de reasignación de género en 2019 en Buenos Aires, Bubani se reincorporó al Balseiro como la primera persona visiblemente trans de la institución. Pero comenzó a padecer micromachismos: burlas, que se dirigieran a ella utilizando un pronombre en masculino a propósito o que no le actualizaran su dirección de correo electrónico en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

“El Instituto Balseiro es un lugar complicado. Si mirás el porcentaje de mujeres, tanto docentes como estudiantes, es un valor muy bajo, incluso inferior al promedio que hay en otros institutos del país de física, ingeniería y demás”, remarca.

La científica contó su historia y la situación de discrminación que atravesaba en una entrevista con Agencia Presentes el año pasado. “Una vez que salió la nota, el Balseiro creó una comisión de género, diversidad y convivencia y empezamos a romper de a poco el discurso negacionista que todavía hay en el ambiente científico y académico en relación a la perspectiva de género y la diversidad. Hay gente que sigue diciendo que no es necesaria la perspectiva de género, que mujeres y varones tienen las mismas oportunidades y que no existe la diversidad sexogenérica en el ámbito científico”, afirma.

A partir de la creación de la comisión, agrega, “fueron cayendo las falacias, empezaron a surgir denuncias y a salir la mugre que estaba guardada abajo de la alfombra, que era mucha”. Sin embargo, todavía están trabajando en esta primera etapa, que “implica reconocer que hay un problema”.

“Para resolver un problema, tenemos que reconocer que existe y ver qué hacemos con eso. Hay que admitir que no está todo bien y eso molesta porque hay que hablar de discriminación, que es una palabra que a nadie le gusta, de violencia, de injusticia y pensar en una solución, en qué podemos hacer para que eso mejore”, sostiene.

Pero Bubani es optimista. Ella opina que deben llevarse a cabo “acciones positivas” para corregir la baja participación de mujeres y diversidades en el Balseiro (y en el mundo académico). “Más teniendo en cuenta que la pandemia nos afectó más a las mujeres en lo relacionado a la producción científica por el hecho de estar en casa -resalta-. A una persona trans le resulta increíblemente difícil llegar a esos ámbitos porque las mismas personas que nos evalúan, nos discriminan. Si esa persona tiene poder de decisión sobre mi carrera, no hay forma de progresar”.

En vísperas de la Marcha del Orgullo, Bubani afirma: “El Orgullo es una respuesta política a la discriminación y a la vioencia. Me encantaría vivir en un mundo en el cual eso no fuera necesario”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.