«La única condena perpetua es nuestro dolor»

🗣 Las madres de Facundo Scalzo y Lucas Cabello explican cómo es transitar la pérdida de un hijo en manos de la policía y se solidarizan con la familia de Lucas González.

El asesinato del joven Lucas González en manos de la Policía de la Ciudad generó un amplio repudio social, pero fundamentalmente impactó en los entornos familiares de quienes sufrieron de cerca diferentes casos de gatillo fácil. El Grito del Sur dialogó con Carolina Vila, mamá de Lucas Cabello -quien quedó cuadripléjico tras ser baleado en noviembre de 2015 por la ex Policía Metropolitana en el barrio de La Boca- y Andrea Scalenghe, mamá de Facundo Scalzo -asesinado de dos balazos por la espalda en junio de 2020 por la Gendarmería en el Bajo Flores-.

Una triste coincidencia entre ambos episodios es que, a pesar de que fueron procesados o condenados, los responsables materiales continúan libres. La condena a 16 años de cárcel Ricardo Luis Gabriel Ayala por el «intento de homicidio agravado» de Lucas Cabello, conocida cuatro años después del hecho, no impide que el policía siga sin cumplir esta pena. En tanto, los asesinos de Facundo Scalzo también gozan de impunidad: dos de ellos quedaron en libertad después del pago de una fianza y el gendarme Diego Rocha, quien disparó contra el joven de 20 años, quedó libre después de confirmarse su procesamiento.

«Cada vez que pasan estas cosas me queda mucho dolor. Las mamás que lamentablemente tuvimos que sufrirlo con nuestros hijos lo volvemos a revivir. Siento que la única condena perpetua es el dolor nuestro porque la policía goza de muchos privilegios por el solo hecho de llevar una chapa. No tenemos ni siquiera algo de justicia para calmar un poco el dolor», expresó a este medio Carolina Vila. Por su parte, Andrea Scalenghe señaló que su primera sensación «fue no querer mirar el noticiero porque todos los días pasan algo de muerte o robo y me hace mal. También es revivir lo que me pasó a mi. Siento mucho dolor, no se encuentra consuelo». 

La condena a 16 años de cárcel Ricardo Luis Gabriel Ayala por el «intento de homicidio agravado» de Lucas Cabello no impide que el policía siga sin cumplir esta obligación. Foto: Sandra Cartasso / Página12

Al igual que en otras situaciones de violencia institucional, el diario Clarín acusó a las víctimas de ser los culpables de la reacción policial. «Persecución y tiroteo en Barracas: un ladrón fue baleado en la cabeza», tituló el multimedio siguiendo el parte de la Policía de la Ciudad. La madre de Facundo Scalzo vivió las operaciones mediáticas en carne propia y reveló que «yo estoy sola con mis tres hijos, sufrí violencia de género y siempre trabajé para ellos. De repente, escuché en los medios que mi hijo era narco o tranza, pero nada que ver con la realidad». 

Los obstáculos y la burocracia judicial hacen que el dolor, en vez de disminuir con el paso del tiempo, aumente producto de la impunidad que gozan las fuerzas policiales. «Los jóvenes están en peligro por quienes debieran cuidarnos, matan con el mismo arma que les da el Estado. ¿Cuántos hijos van a llevarnos? Mi hijo no murió, pero su vida se le arrebató igual y no puede hacer nada de lo que hacía. Él hacía deportes y estudiaba, ahora es todo muy difícil», dijo la mamá de Lucas Cabello.

Un mensaje de apoyo para la familia de Lucas González 

Carolina Vila: «Le quisiera dar muchísima fuerza a la familia de Lucas (González) porque la van a necesitar de verdad. El camino va a ser duro, pero estamos todas las mamás para acompañarlos. Sé lo difícil de esta situación y lo que va a venir».

Andrea Scalenghe: «Abrazo fuerte a la madre y a toda su familia. Que no deje de buscar justicia por Lucas. Una cadena perpetua no nos va a devolver a nuestros hijos, pero no hay que bajar los brazos. A nosotros nos arruinaron la vida, nos dejaron con mucho dolor. Les mando mucha fuerza».

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.