Ni un tatuaje en la pierna, ni un mural en el barrio, ni un altar con velas y fotos. El homenaje de Gabriela Saidón al Diego es tal vez menos común, pero igual de sentido que los miles que se levantan por todo el país y el mundo. Superdios: la construcción de Maradona como santo laico, es un libro, su homenaje, que busca desandar el proceso de emergencia del Diez como un santo en vida, un superhéroe con su kryptonita, un creador de mundos y lenguajes, un político internacional y una persona única e indivisible. A poco menos de un año de la primera Pascua (momento en que el D10S terrenal abandonó este plano), movidos por la misma pasión maradoniana que recorre venas y atraviesa generaciones, Saidón presenta su libro acompañada del escritor Martín Kohan y la periodista Ayelén Pujol.
Tenés un libro anterior de Santos Ruteros y ahora traes el bagaje para pensar al Diego como un santo en vida, casi canonizado en este plano terrenal.
La hipótesis es que a Maradona lo santificamos en vida, pero nos dimos cuenta cuando murió. Me parece que cuando él se murió se hizo muy patente el registro de que lo habíamos santificado en vida en el sentido de lo que significa eso en la Argentina. Y eso también es parte de mi reflexión y de haber venido trabajando con los santos populares: cómo Maradona ingresa al santoral popular una vez que muere aunque ya era santo. Y santo también en el sentido en el que se habla de santos populares y varones, que son seres imperfectos, más asociados al olimpo griego que a la religión monoteísta, a pesar de que somos un país católico. Cada vez lo veo más a Maradona como un dios griego, en el sentido de sus imperfecciones, además de haber sido el mejor jugador de fútbol del mundo y de ser inmortal.
En un momento comparás a Diego con Perón y hablás de la unicidad. Hay hipótesis que intentan desligar a Diego futbolista de Diego ser humano, igual que hay ideas que intentan desligar a Perón en distintos Perones.
Eso también tiene que ver con una visión sobre las miradas que tenemos sobre los humanos, los líderes, los genios y las personas públicas. Yo también escribí un libro que se llama La farsa donde venía pensando que no hay dos o tres Perones, hay un Perón en distintos momentos históricos, en la vida pública y en la vida privada. Tampoco estoy de acuerdo en dividir vida y obra cuando aparece un caso de pedofilia, como en el mismo caso de Maradona. Está junto en la persona, como en el documental de (Asif) Kapadia, o la teoría de (Fernando) Signorini «con Diego voy a la luna y con Maradona ni a la esquina» y Diego le contesta «sin Maradona no salía de Fiorito». Él mismo lo está diciendo: no hay Diego sin Maradona y no hay Maradona sin Diego. Y en esa integralidad hay que pensarlo, no condenarlo. O quizás sí, decir eso no, pero entenderlo en su contexto: un pibe que sale de una villa, en un cuarto donde dormían ocho -con todo lo que eso implica, adultos y niños en un cuarto- y sale del barro y gana la gloria total. ¿Cómo hacés para no drogarte? Con mucho menos te drogás.
Vos hablás de la kryptonita para hacer una comparación entre los superhéroes de la cultura protestante y los santos populares de nuestro país. ¿Creés que finalmente en el caso del Diego termina ganando la kryptonita?
Yo creo que sí, hasta desde un lugar casi común, usando hasta las expresiones del propio Diego: «Ganan los poderosos». Esa cosa de «me hicieron una cama», donde sabemos que los doping eran positivos. Pero la otra cosa es por qué el doping a él y cuáles eran los conflictos y las cuestiones por las cuales se lo tiraba a la basura cuando ya no servía a determinados intereses. Como le pasó con el menemismo, con la FIFA. Si no estaba rindiendo como futbolista lo descartaban. Yo creo que lamentablemente ganó la kryptonita. ¿Si hubiéramos tenido el oráculo, podría no haber ganado la kryptonita, podríamos decir que Diego zafaba? Porque también está la teoría del adiccionado por la sociedad. ¿Hubiera podido no sucumbir Diego? No creo.
Hablás del Diego como político internacional desde su vínculo con Fidel, el ALCA, el peronismo, Cristina. ¿Creés que puede haber un gesto despolitizador a medida que pase el tiempo para sacarle a Diego su contenido político? ¿La santificación es despolitizadora al llevar a Maradona a un plano místico?
Eso es lo que se trató de hacer durante toda la era de Diego. Incluso lo que estás planteando es en los años 2000. Él arranca con su politización antes de ser peronista declarado, a pesar de lo que muestra la serie, con la mano de Dios, en los ’80 y cuando hace su alegato por Malvinas. Es su primer gesto de política internacional antes de hacer política en Argentina. El primer viaje a Cuba es lo que le hace abrir los ojos y cambiar la perspectiva. Conocer a Fidel le hace cambiar la perspectiva ideológica que venía teniendo. Diego se hace peronista en los ’90, pero durante toda su vida se hicieron esfuerzos para despolitizarlo. De hecho, algunos gestos políticos que tuvo en relación a las Madres de Plaza de Mayo, o gestos peronistas que tuvo durante su vida, siempre se los aplacó y primó la lectura religiosa de Diego desde el periodismo, desde el muralismo, en algunos casos desde el rock.
En el libro analizás la relación entre el feminismo y Maradona y destacás una frase interesante ante las críticas que surgieron el día de su muerte, y lo caracterizás como «un feminismo que pone el género por encima de la raza y la clase»…
Ese análisis es largo y tiene varias aristas. Es más o menos lo que se discutió y, como plantea la periodista Adriana Carrasco, hay que cruzarlo con raza y clase para entender al pibe de Fiorito, lo que le pasa con las mujeres y cruzarlo con Nancy Fraser que habla del feminismo del 99 por ciento y señala que desde el deporte, levantarse minas o tener gestos machistas, siempre fue algo que se estimuló. Si no cumplís con ese requisito, y lo vemos en el caso de los rugbiers o de (Mauro) Icardi, te llevan a la pregunta: ¿cómo el mejor jugador del mundo no va a ser el más macho? Eso por un lado. Y en relación a clase y raza, entender que es un pibe que salió de Fiorito, que no tuvo ESI, que no tuvo la posibilidad de pensarse o pensar a las mujeres de otro modo. Por supuesto que como adulto él tomó decisiones y muchas malísimas, pero eso no quita que no debamos analizarlo en lugar de condenarlo.
Postulás que Diego fue un creador de lenguajes, de mundos. ¿Cómo es el surgimiento de este lenguaje maradoniano?
Creo que él ya tenía otro don, no solo su vínculo con la pelota. Tenía el don de la palabra, del lenguaje, un don poético. Un creador de frases que podía observar la realidad y sintetizarla en una frase. Lo que hacen los poetas o los filósofos. Eso se agudizó muchísimo cuando le cortaron las piernas en el ’94, cuando deja de tener ese vínculo público con la pelota se empieza a desarrollar mucho más la lengua. Y de ahí salen esas frases que son insuperables. Es parte de su capacidad creativa y cómo funcionaba su cabeza. Por eso ganó la kryptonita, porque logró adormecer esos sentidos que tenía tan agudizados, porque la cabeza era algo que él también venía entrenando no solo para el fútbol, sino también para hablar.
El libro se presenta este martes 16 en Eterna Cadencia (Honduras 5582) a partir de las 19 hs.
