bell hooks, la mujer negra que desafió las jerarquías en la sociedad y el lenguaje

📚 La autora de "¿Acaso yo no soy una mujer? Mujeres negras y feminismo" murió el 15 de diciembre. ¿Quién le teme a la mujer negra que firmaba con su apellido materno, y en minúsculas, para poner en cuestión la propiedad privada, empezando por lo que nos nombra?

¿Quién le teme a bell hooks? Podríamos empezar por esa pregunta para contar quién fue la escritora, académica y activista feminista negra estadounidense (tanta etiqueta, diría ella, contra los esencialismos: “Lo más importante es lo que escribí en mis libros, no quién soy”), que murió a los 69 años este miércoles 15 de diciembre.

¿Importa que firmara en minúscula? Sí, y no solo porque, como ella dijo, “las ideas son mayúsculas”, sino porque el gesto implica una desjerarquización del lenguaje, al menos, en dos direcciones: un nombre propio no vale más que un sustantivo “común”, y eso habla de una concepción que pone en cuestión la propiedad privada, empezando por lo que nos nombra, y porque también discute la preeminencia de una letra que se destaca de las demás (la primera), dándole en cambio, a todas, el mismo valor. Toda una declaración de principios en apenas ocho letras, las del nombre que elige y no de aquel que le fue dado al nacer.

Era Gloria Jean Watkins cuando nació, en 1952.

bell hooks no se nace

Era Gloria Jean Watkins cuando nació en 1952 en Hopkinsville, un pueblo de Kentucky, el sur segregacionista de los Estados Unidos. Ella eligió el bell hooks insertándose (a ella y su producción intelectual) en la genealogía materna, en honor a su bisabuela y a su madre, que tuvo seis hijas y sufrió por el hecho de ser mujer negra en el país de la esclavitud.

Quién le teme a la mujer negra, sería otra forma de empezar.

Porque una forma de leer la involuntarización de las esclavas negras a través del azote, la violación y las mil y una forma de la humillación, tal como bell hooks lo cuenta en forma descarnada y con impacto en su libro ¿Acaso yo no soy una mujer? Mujeres negras y feminismo (consonni, 2021, traducido por Gemma Deza Duil), es pensar en el potencial revolucionario de esas mujeres, de su resistencia, o, usando términos actuales, de su resiliencia.

hooks escribe ese libro contra el feminismo blanco de la época, que no solo ve el racismo y no el sexismo contra las mujeres negras, y contra todos los lugares comunes que obturan el pensamiento, ya sea desde los estereotipos generados por los medios de comunicación y el sistema educativo en la representación de la mujer negra, la idea de un patriarcado capitalista-supremacista blanco. Contra todo eso, propone los cruces de raza, clase y género para seguir pensando.

hooks cuestiona la falsa consideración de la “fuerza” de la mujer negra que, al revés, justificaría esa otra fuerza contraria para someterla (a ella y a todos los esclavos que debían convertirse en mano de obra gratuita).

Como señala la escritora argentina afrodescendiente Lula de Mello en su artículo “bell hooks, una voz negra indispensable”, publicado en Página 12 en mayo de 2021, no es casual que ese libro se haya traducido en la Argentina recién 40 años después de su publicación en 1981. No solo por su actualidad, sino por la falta de percepción del sustrato negro en este país que se concibe blanco. Los sucesivos mestizajes, el control de la natalidad, las masacres, la cuestión originaria, todo un entramado de razones hacen que hablar de esclavitud y de mujeres negras no haya interpelado hasta hoy en la Argentina.

La muerte de bell hooks tal vez abra un poco más la puerta de esa reflexión que, de la mano del feminismo interseccional, se está pensando hoy. La oposición que hubo por cambiar el nombre de Encuentro Nacional de Mujeres por el de Encuentro plurinacional de lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries y transmasculinades, por parte de un sector de la organización de ese evento histórico en la Argentina, es apenas un botón de muestra de esta resistencia al cambio. Mientras que el empuje del colectivo lgbtqi+ o de Mujeres indígenas por el buen vivir, mujeres marronas, o los planteos del transfeminismo interseccional, muestran esa otra ventana por donde otros buenos aires entran.

apasionada por las ideas

En ¿Acaso yo…? bell hooks cuenta cómo en la década de 1920 (post primera guerra mundial) hubo un retroceso, y las feministas negras, que habían levantado su voz en el siglo XIX para mostrar al mundo que había sexismo y no solo racismo en la violencia que sufrían, fueron acalladas.

De hecho, el título del libro evoca un célebre discurso de Sojourner Truth (c. 1797-1883), hija de esclavos y precursora del feminismo negro, que en 1851 en Ohio pronunció esa frase (por estos días, el discurso completo, ¿Acaso no soy una mujer?, se publica en la Argentina por editorial Galerna, en edición bilingüe y con introducción de Marta Femenías). Otras mujeres negras, como Anna Cooper, siguieron por ese camino que retoma, y cita, hooks.

Lo que hoy llamamos reacción conservadora, y que incluso podemos ver en la Argentina post aborto, reactualiza la lectura de bell hooks, autora también de otros títulos esclarecedores como Todo sobre el amor, Enseñar a transgredir. La educación como práctica de la libertad, El deseo de cambiar. Hombres, masculinidad y amor o El feminismo es para todo el mundo. En esos y otros libros, hooks propone formas alternativas al amor romántico, incluye el concepto de masculinidades, combina razonamiento y sensibilidad (“Me apasionan las ideas”), se instala en el camino de la pedagogía crítica y creativa y propone una escritura accesible, lejos de las rigurosidades de la Academia:siendo ella una académica (licenciada en Literatura inglesa en la Universidad de Stanford y doctorada en California) y referente feminista de las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI, fueron sus compañeras de la Oficina Telefónica de Berkley las que le prestaron los primeros oídos, le dieron empuje y la ayudaron a bajar sus ideas a tierra.

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