El miércoles 15 de diciembre, de manera sorpresiva y a escondidas del pueblo, la Legislatura chubutense trató y aprobó el proyecto de zonificación minera. Con 14 votos afirmativos, 11 negativos y 2 ausentes, el gobierno de la provincia del Chubut atropelló la voluntad del pueblo. Esto generó masivas movilizaciones de las distintas asambleas a lo largo de la provincia, y principalmente en la capital Rawson. Durante la noche, quienes se manifestaban y resistían en las afueras de la Legislatura fueron reprimidos por la policía del Chubut, causando así más de 20 heridos y varios detenidos. Este avasallamiento minero no es casualidad, puesto que hace más de 19 años la provincia de Chubut lucha contra la megaminería, en defensa del agua y el territorio.
En 2002, Esquel -la ciudad cordillerana donde se encuentra el proyecto “suyai”- sufrió la primera gran embestida en manos de la “Meridian Gold”. Los vecinos y las vecinas se informaron, organizaron y movilizaron logrando así el 23 de marzo de 2003 un plebiscito, donde el NO AL EMPRENDIMIENTO MINERO ganó con más del 81% de los votos. A raíz de esto surgió la ley 5001, que prohíbe la actividad minera a cielo abierto. En 2014, el pueblo presentó una Iniciativa Popular para prohibir en su totalidad la explotación minera, pero esta iniciativa fue ninguneada por la Legislatura. En 2020, nuevamente la Unión de Asambleas de Comunidades Chubutenses presentó una Iniciativa Popular, aunque la historia se repitió y la propuesta se rechazó de forma exprés.
Creemos que no se trata de un “dilema” entre la mayoría contra la minería y la minoría a favor, esto es un atentado contra la democracia y los derechos humanos. El gobernador Arcioni, al igual que los legisladores que ayer votaron afirmativo, hicieron su campaña mintiéndole a la población: ellos más de una vez se expresaron en contra de la minería y en menos de una hora traicionaron a todo el pueblo de Chubut. En medio de una crisis democrática, social y económica, en una emergencia hídrica, el gobierno de Chubut atenta contra la voluntad del pueblo, en una histórica traición por parte de los legisladores.
Chubut sigue de pie como aquel primer día de 2002; en medio de la tristeza y la impotencia, no bajará los brazos porque el agua vale más que todo. Nuestra lucha será eterna y seguiremos resistiendo frente al peor escenario. Seguiremos siendo un ejemplo de lucha socio ambiental, por quienes están, por los que ya no y por los que vendrán. Quienes aprobaron la ley comprometieron no solo nuestro presente sino también nuestro futuro, no podrán hacerse cargo de la deuda que quieren generarnos, pero tampoco podrán frenar esta lucha, el pueblo no olvida, no perdona a quienes traicionan. La lucha continúa.
El pueblo exige la derogación del proyecto, que se respeten los derechos humanos y basta de violencia institucional.
