13 años sin Luciano, el caso que marcó a fuego la lucha contra el gatillo fácil

✊🏼 A 13 años de la desaparición seguida de muerte de Luciano Arruga, familiares de víctimas del gatillo fácil opinan sobre el significado del caso en el marco de una lucha histórica contra el violento y sistemático accionar de las fuerzas de seguridad.

El 31 de enero de 2009, Luciano Arruga fue desaparecido y posteriormente asesinado por efectivos de la Policía Bonaerense. Pasaron seis años de incansable lucha de sus familiares y amigues hasta que finalmente apareció su cuerpo sin vida, enterrado como “NN” en el Cementerio de la Chacarita. El 17 de octubre de 2014 apareció el cuerpo de Luciano y con ello empezó a confirmarse lo que su familia y organizaciones venían denunciando hace años: a Luciano lo mató la policía. Antes de ser enterrado en Chacarita, Arruga fue ingresado en el Hospital Santojanni el 1 de febrero, donde informaron que había sido atropellado por un auto. A 13 años del día que cambió para siempre la vida de su familia, especialmente de su madre, Mónica Alegre, y su hermana, Vanesa Orieta, y que marcó a fuego la lucha contra la violencia institucional, preparan una marcha señalética para este domingo a las 18, horario en el que partirán desde la Avenida General Paz y Mosconi rumbo al Espacio Luciano Arruga, lugar donde funcionaba la Comisaría 8ª, implicada en la desaparición de Luciano, y que actualmente funciona como Espacio de Memoria y Derechos Humanos.

Alfredo Cuellar, padre de la “China” Cuellar, joven de 23 años que apareció muerta en su celda del Penal de Ezeiza el 23 de diciembre de 2012; Carolina Vila, madre de Lucas Nahuel Cabello, joven atacado por Ricardo Luis Gabriel Ayala el 9 de noviembre de 2015; y Roxana Cainzos, madre de Nehuén Rodríguez, atropellado por un patrullero de la Policía Metropolitana en las inmediaciones de la cancha de Huracán el 14 de diciembre de 2014; dialogaron con El Grito del Sur sobre el caso de Luciano Arruga y su significado en la lucha contra el gatillo fácil y la violencia policial.

“El caso de Luciano Arruga es muy inspirador en mi lucha, ya que es increíble que en democracia sigan pasando estas atrocidades por parte de las fuerzas de seguridad, como los genocidios de la época del Proceso”, opinó la madre de Nehuén Rodríguez. “Admirable todo lo que remaron Mónica (Alegre) y su hermana Vanesa (Orieta) ante tanta impunidad e injusticia. El hecho atroz que hayan encontrado su cuerpo como ‘NN’ junto a (Jonathan) Kiki Lezcano, pone en evidencia los manejos siniestros que hacen con nuestros pibes con odio y racismo”, siguió. “Y también lo viví en mi barrio, con Juan Pablo Kukoc, que la gente los criminaliza por cometer un delito y creen que acá existe pena de muerte y no es así. El Estado es responsable y también todo el aparato judicial que no nos apoya por ser pobres”, concluyó Roxana Cainzos.

Alfredo Cuellar, por su parte, expresó: “El caso de Luciano Arruga fue fundamental para todos los familiares que veníamos luchando para poder llegar a la verdad”. “Fue un punto de inflexión y de visibilización para darnos cuenta cómo se maneja el Poder Judicial, que son quienes avalan a todos los organismos e instituciones represivas para que puedan seguir actuando impunemente”, denunció. Y, por último, señaló: “Este caso fue también el puntapié para que empecemos a tomar fuerza y de alguna manera empecemos a confiar en que sí se puede. Lo de Luciano costó mucho pero se pudo llegar a la verdad”.

“El caso de Luciano Arruga nos estremeció, mi hija estaba en la secundaria y trabajaron el caso, ahí conocí detalles que no se hablaban en los medios”, sumó la madre de Lucas Cabello. “No tomé conciencia de lo importante que es luchar, hasta que en 2015 balearon a mi hijo y tuve que reclamar justicia y vivimos en carne propia eso de los medios”, dijo en relación al violento episodio de noviembre de 2015 que tuvo a su hijo como protagonista, y que marcó un hito en la violencia de las fuerzas de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. “Conocimos a Vanesa y también a Mónica, su lucha es ejemplo, dignidad y memoria, representan a todos esos pibes a los que les robaron sus sueños y oportunidades, pero que nunca vamos a olvidar porque seguirán vivos en nuestros corazones”, sentenció. Y concluyó con un grito que resuena desde hace 13 años: “¡Luciano Arruga presente, ahora y siempre!”.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).