«El estudio que habla de 100% de posibilidad de derrame es una aberración matemática»

🏭 Pablo López coordina la carrera de Ingeniería en Petróleo de la UNAJ y responde sobre la contradicción entre ambiente y desarrollo: "Algunas organizaciones, además de ser catastrofistas, se niegan a conocer lo que sucede con la exploración offshore".

En su libro «Las tensiones creativas de la revolución», Álvaro García Linera -ex vicepresidente de Bolivia y tal vez el teórico más importante de la izquierda contemporánea- analiza el conflicto que surgió en Bolivia cuando el gobierno del MAS propuso construir una carretera entre Cochabamba y el Beni que debía atravesar inexorablemente el territorio indígena del TIPNIS. «¿Qué hacer?», se pregunta en retórica leninista Linera cuando la necesidad histórica y económica de conexión entre dos zonas aisladas se interpone con los derechos sobre la tierra de los pueblos originarios, que el propio proceso de cambio boliviano reconoció.

La pregunta no es sencilla, como tampoco lo es la respuesta, pero en sus conclusiones Álvaro García Linera esboza algunas ideas y sentencia que el Buen Vivir consiste en «en utilizar la ciencia, la tecnología y la industria para generar riqueza, de otra manera con qué se podrían construir carreteras, levantar postas sanitarias, escuelas, producir alimentos, satisfacer las necesidades básicas y crecientes de la sociedad. Pero a la vez necesitamos preservar la estructura fundamental de nuestro entorno natural para nosotros y las generaciones que vendrán, que tendrán en la naturaleza la realización de sus infinitas capacidades para satisfacer sus necesidades sociales». ¿Entonces?

La carrera de Ingeniería en Petróleo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) nació en 2013 a partir de la nacionalización del 51% de YPF, se emplazó en el popular distrito de Florencio Varela y hoy cuenta con casi 600 estudiantes. «Apostamos a la transición energética. No vamos a hacer Ingeniería en Petróleo para siempre porque estamos formando profesionales en la transición y para otras fuentes», explica a El Grito del Sur Pablo López, coordinador de la Carrera. En medio de la polémica por la exploración de recursos en el Mar Argentino, el especialista analiza cómo saldar la falta de información del Gobierno, los discursos sin fundamento científico y las miradas que plantean desarrollo y ambiente como campos antagónicos.

Hay un mapa que difundió una ONG internacional y muestra una foto muy impactante de lo que sería un eventual derrame en el Mar Argentino. Asimismo, cita un estudio que dice que hay «100% de posibilidades» de derrame a partir de una hipótetica explotación de petróleo en el lecho marino. ¿Cómo lo ves?

El estudio que habla de 100% de posibilidad de derrame es de muy mala calidad en cuanto a las fuentes de información que utiliza y la interpretación que hace de la misma. Tiene fallas técnicas graves: en principio, la estimación de volúmenes potencialmente derramables (¡que superaría la producción de toda la OPEP!) y además están mal resueltas las cuestiones de probabilidades, es una aberración matemática. Independientemente de eso, la imagen muestra la potencialidad de un evento catastrófico que, a esta altura del desarrollo de la industria y la tecnología, es muy poco probable. Es potencialmente posible, pero se trabaja para que no ocurra y hay una altísima probabilidad de que no suceda algo así. Además, hay un dato muy importante: esta es una fase inocua para el ambiente, exploratoria, casi sin intervención. Se trata de una prospección sísmica, el estudio de impacto ambiental desarrolla muy bien las características técnicas de esta explotación y realmente los impactos analizados son muy bajos. Sin embargo, el estudio tiene sus debilidades: no ha interactuado con otras actividades como la pesca y unos impactos menores, cuya resolución va a requerir una importante intervención del Estado y los organismos de control.

«El estudio que habla de 100% de posibilidad de derrame es de muy mala calidad en cuanto a las fuentes de información que utiliza y la interpretación que hace de la misma».

Recientemente, un biólogo del CONICET opinó en una nota que «la explotación offshore viene a arrasar con toda la vida marina». ¿Qué tan certera es esta afirmación?

No conozco ni he podido leer la nota a este biólogo, pero no existe antecedente en el mundo que valide esa información. No han habido eventos de esa magnitud en el mar en ningún lugar del mundo. Hubo casos muy patéticos en tierra, como en Nigeria, donde se generaron impactos muy severos. En el mar ha habido derrames de buques muy famosos como el Exxon Valdez o la plataforma Deepwater Horizon, en México, que produjeron desastres importantes pero no llegaron a la magnitud que califica este biólogo. Sin embargo, en este contexto tenemos dos ventajas a subrayar: tenemos a YPF con el 35% de la decisión, que es una empresa pionera en cuestiones relacionadas con el cuidado del ambiente y suponemos que, como hizo históricamente, velará por el interés de todos los argentinos también en los aspectos ambientales. Y, por otro lado, tenemos a la empresa más importante del mundo en exploración offshore y que tiene la particularidad de ser noruega: yo tuve la oportunidad de visitarla y además de ser una empresa de primera línea en materia de tecnología, toda su experiencia la ha desarrollado en su propio país. Aquí vale destacar un dato importante: Noruega vive en el agua, hay más lanchas matriculadas que automotores. En 1974, Noruega descubrió un yacimiento offshore, planificó el desarrollo de ese yacimiento teniendo en cuenta el desarrollo nacional y ambiental e incluso ha logrado desarrollar tecnologías alternativas con recursos del petróleo sin dañarse a sí mismos. Con que solo le pidamos a esta empresa que hagan lo mismo que hicieron allá, podríamos tener el mismo destino.

¿No es contradictoria esta exploración con la transición a una matriz energética más limpia?

Respeto mucho al ambientalismo y trabajo con ellos. Pero la posición de algunas organizaciones, además de catastróficas, se niegan a conocer. Independientemente de lo que ocurra, la pregunta de acá en adelante es cuánto va a durar la transición energética. Porque si va a durar poco no vale la pena hacer este esfuerzo, pero si va a ser más larga -como algunos creemos- vale la pena aunque sea para saber si tenemos o no esos recursos.

Exploración de recursos en el Mar Argentino

¿Cómo impacta esta exploración en términos de soberanía energética?

El incremento de recursos energéticos es clave para cualquier sociedad del mundo en este momento. El crecimiento de la clase media demanda más energía y hoy las fuentes de energía son las que conocemos. Actualmente hay explotación offshore en Argentina con dos cuencas muy importantes en el sur, en la zona de Tierra del Fuego: una que trae gas a la zona centro, que es el gasoducto San Martín -que atraviesa el estrecho de Magallanes-; y otro yacimiento que maneja una empresa francesa que extrae petróleo en plataformas muy buenas y todo lo que producen ahí se exporta. Absolutamente todo. Ahí tenemos las dos posibilidades: traerlo para acá y generar energía barata para la transición energética o bien exportarla y generar dólares que se requieren para el balance económico global de la Argentina.

A veces se plantea en términos dicotómicos la relación entre desarrollo y ambientalismo. ¿Son una contradicción insalvable? ¿Cómo se puede responder a la idea que sostiene una contradicción antagónica?

Puedo dar mi experiencia desde el ámbito profesional y académico. Te diría que en los últimos 40 años ha habido un cambio importante en las tendencias de formación de profesionales para el desarrollo, ya sean técnicos, ingenieros, químicos, físicos, cientistas sociales o economistas, en los cuales la cuestión ambiental está absolutamente presente. Yo doy una materia de quinto año de Ingeniería en Petróleo de la UNAJ donde se presentan proyectos y doy un impulso importante a la idea de que el desafío de la industria es descarbonizar y reducir el impacto ambiental: todos los proyectos que presentan los estudiantes son desarrollos que tienen más que ver con lo ambiental que con la producción misma. La producción es un commodity, sabemos cómo hacerla; lo que ahora están pensando nuestros alumnos es cómo hacer para que esa producción impacte menos. Incluso han elaborado un proyecto de una operación con impacto positivo que, de hecho, existe en el mundo: Australia o Noruega están inyectando carbono al subsuelo, hay sistemas de tratamiento de impacto ambiental o de residuos que son amigables con el ambiente. Hoy, en la academia y en la industria, esa dicotomía no existe: trabajamos en conjunto para desarrollar la economía de manera sostenible.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.