El médico sanitarista Jorge Rachid fue rescatado este martes después de haber estado aislado en una montaña junto a un sendero habilitado por la Justicia para llegar al lago Escondido, cuyo acceso fue bloqueado por una patota del empresario británico Joe Lewis en la provincia de Río Negro. “No estamos luchando por la estancia de Lewis, sino por la soberanía de la Patria”, dijo Rachid en una conferencia de prensa que brindó en la sede provincial de la CTA. El resto de la columna que marchó al lago también está sana y salva.
El médico sanitarista señaló que el magnate británico “pasó a ser el (Alfredo) Yabrán de este tiempo”. “Nadie lo conocía y hoy sabemos que tiene una pista de aterrizaje más grande que Aeroparque”, describió Rachid en referencia a la mansión que el empresario tiene en su terreno de 12 mil hectáreas.
“Hoy sabemos que Lewis es el dueño de la política, de la Justicia y las prebendas de todo aquello que habita la provincia -siguió Rachid-. (La gobernadora) Arabela Carreras es la responsable principal de la operación. No puede haber ningún extranjero que tenga propiedad a menos de 100 kilómetros de la frontera argentina”.
La Sexta Marcha de Expedición por la Soberanía, organizada por la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (Fipca), inició el viernes 4 de febrero. Bajo el lema “Las Malvinas son argentinas, Lago Escondido también”, les manifestantes reclamaban que se cumpliera con un fallo judicial de 2009 obtenido por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) que permite el acceso a la zona del lago, ubicado a unos 50 kilómetros hacia el norte de la localidad de El Bolsón.
Transitar el camino de montaña lleva entre dos y tres días y, según contó Rachid, no puede hacerlo cualquier persona. «Nadie que no esté atléticamente preparado puede llegar por las dificultades que presenta el camino. De Los Laguitos hasta el Soberanía fui a caballo y tres veces me tuve que bajar por la pendiente peligrosa que implicaba para mí y para el caballo -afirmó el médico sanitarista-. Es mentira que cualquiera puede llegar a lago Escondido».
Cuando Rachid y sus compañeros llegaron al lago Soberanía, ubicado a dos horas a pie de la última parada, inflaron botes para seguir hasta el lago Montiel y, finalmente, acceder al lago Escondido por el camino de acceso público.
Cuando llegan al punto de desembarco para tomar el camino “encontramos 10, 15 hombres encapuchados que dijeron acá no baja nadie, acá está la Patria y ustedes son extranjeros, así que vuélvanse porque los vamos a pinchar”. “Aparecieron 30 caballos con jinetes encapuchados mientras otros nos filmaban, todo a un metro de distancia (entre la patota y la orilla del lago), nos llenaron de insultos y me pincharon el kayak”, relató Rachid. Luego llegaron dos policías y “la situación se calmó un poco”.
La patota continuó intimidando a les manifestantes incluso a la distancia: durante la noche se escucharon tiros al aire y a uno de los compañeros lo amenazaron con “comerlo asado”. Entre la insolación y el estrés provocado por la situación, Rachid comenzó a sentir un mareo que fue revisado por los médicos una vez que lo bajaron de la montaña.
“Hemos logrado varias batallas juntas. Hemos fundado el campamento Dignidad en la playa del lago Soberanía porque creemos que somos aquellos que vamos a partir de ahí al lago Escondido para exigir los derechos -afirmó el médico sanitarista-. Al lago Escondido lo vamos a recuperar para la Patria”. Y concluyó: “La soberanía no se declama, se practica”.
Horas antes, Sergio Cuestas, abogado de Fipca y una de las personas que estuvo en la marcha hacia lago Escondido, señaló que el juez Juan Pablo Laurence desestimó dos pedidos de hábeas corpus en favor de les manifestantes, pero también emitió una orden para que el Gobierno nacional y la provincia de Río Negro “rescaten a quienes necesiten ser rescatados”. “Es un absurdo jurídico”, dijo en diálogo con Radio Nacional Bariloche.
Cuestas también fue quien identificó al líder de la patota que interceptó la marcha: Nicolás Van Ditmar, empresario inmobiliario argentino y administrador de la estancia de Lewis.
