Identidades paralelas

🤍 A días del 24 de marzo, pasado y presente se fusionan para hacer memoria por los 30 mil y recordar que hay desapariciones forzadas aún en democracia.

Semanas atrás tuve ocasión de ver el tan comentado film “Madres paralelas”. La plataforma en que puede verse la sintetiza así: “Dos mujeres, Janis y Ana, coinciden en la habitación de un hospital donde van a dar a luz. Las dos son solteras y quedaron embarazadas accidentalmente. Janis, de mediana edad, no se arrepiente y en las horas previas al parto está pletórica; la otra, Ana, es una adolescente y está asustada, arrepentida y traumatizada. Las pocas palabras que cruzan en esas horas crearán un vínculo especial entre ambas”.

El guión va tejiendo una trama alrededor de la relación entre la memoria y la restitución de identidad, las maternidades en que las mujeres llegan a parir, la sustitución de identidades, las formas de maternar, las vivencias subjetivas de mujeres de distintas edades, la maternidad deseada, entre otros tópicos. El pasado y el presente en un continuum que liga el relato de las más de cien mil desapariciones ocurridas en España durante el franquismo y las voces de la comunidad de un pequeño pueblo en que aún falta identificar restos.

Ausencias y restituciones

Nuestro país sigue siendo un referente en la búsqueda de la verdad y en la identificación de personas cuya identidad ha sido sustraída.

La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) es un organismo que funciona en el ámbito del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Argentina creada con el objetivo de búsqueda de hijos e hijas de desaparecidos y de personas nacidas durante el cautiverio de sus madres, durante la última dictadura cívico-militar a fin de determinar su paradero y restituir su identidad.

En el año 2006 se estableció entre las funciones del Equipo Interdisciplinario Auxiliar de la Justicia (EIAJ) la de «crear para quien debe hacerse un examen de sangre, ordenado por la justicia, un ámbito adecuado, dentro del cual pueda comprender el alcance del mismo, tener una contención suficiente y acceder a él voluntariamente en la medida en que pueda procesar internamente lo que significa».

Trabajaba yo en ese equipo el día en que se difundiera el hallazgo de la aparición de Guido, el nieto de Estela de Carlotto. Me encontraba en Mar del Plata aguardando la hora para presentarme en el Juzgado que había solicitado el acompañamiento a una persona cuya identidad estaba siendo investigada judicialmente por contar con indicios de que podría tratarse de una persona cuya identidad había sido robada.

La mañana del 5 de Agosto de 2014 comenzaron a volar los mensajes entre celulares que decían lo inexpresable: “Apareció el nieto 114 y es el nieto de Estela”. Alegría, emoción, llanto, vivencia de justicia, entre los sentimientos que estallaban en los teléfonos y las redes.

Memoria, verdad y justicia

La primera vez que entré al ex Centro Clandestino de Detención de la Fuerza Aérea. Espacio Para La Memoria Ex CCD «Virrey Cevallos», me crucé con Osvaldo. Hacía tareas de mejora de una de las paredes del lugar. Es Osvaldo López me dijeron, mientras recorría el sitio: “Estuvo detenido acá, logró fugarse por los techos y hoy coordina el espacio de memoria que funciona en el lugar”.

Junto a su historia, conviven otras que inexplicablemente siguen sucediendo: los casos de desapariciones forzadas en democracia. Relatos de torturas y muerte y en muchos casos la desaparición de los cuerpos.

Se trata de hechos aberrantes que no es posible sigan ocurriendo si quienes lo perpetran no contaran con las condiciones de posibilidad para utilizar los roles que ocupan para detener, torturar y desaparecer en connivencia con el ocultamiento de evidencias y los pactos de silencio que impiden conocer la verdad.

Venimos asistiendo a un gran avance a nivel jurídico instaurando un debate a nivel internacional acerca de la figura de la “desaparición forzada de personas”. Los organismos de derechos humanos y los propios sobrevivientes y familiares han ido exigiendo avanzar hacia la verdad, implementar justicia y propiciar la memoria.

El Estado es el garante de los derechos humanos y quien encarna el lugar de velar por la seguridad e integridad de las personas. Por consiguiente, es el responsable de continuar implementando políticas reparatorias en caso de que los derechos humanos sean violados7.

Hemos recorrido un largo camino. Pero aún queda mucho por hacer hasta que todas las identidades robadas sean recuperadas. Y para que dejen de ocurrir nuevas detenciones ilegales y nuevas desapariciones.

Por todo eso marcharemos este 24 de marzo.

Compartí

Comentarios