Lleno de interrupciones, lastimaduras y contorsiones, el Conurbano es ese cúmulo de napas que se entreteje en torno a la Ciudad de Buenos Aires. Como un anillo heterogéneo, el Conurbano trae consigo la opacidad de lo fervoroso, lo popular, el encuentro y la construcción, el (des) borde y la risa.
En el mismo Conurbano que recorrió Diana Sacayán, donde habita una tradición de resistencia a la violencia institucional y donde lo pagano se mezcla con lo devoto, tendrá lugar el tercer encuentro plurinacional de Naciones Pueblos e Identidades, Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades, a realizarse a fines de abril en la ciudad de Hurlingham.
«El encuentro surge de la necesidad de muches de quienes formamos partes de organizaciones de la urbanidad y la ruralidad de poner una agenda en común y fundamentalmente las temáticas que tienen que ver con nuestras identidades como pueblos originarios, migrantes, afros o identidades LGBTIQ+. Veíamos la necesidad de tener un espacio común para plantearnos horizontes y objetivos”, aseguró Zulema Enriquez, periodista e integrante de la Mesa Organizativa, conformada por comunidades y organizaciones de pueblos originarios, afrodescendientes, migrantes, la diversidad y LGBT+, entre otras. “Eso que comenzó como un proyecto fue sumando voces y engrandeciéndose. En ese sentido, la virtualidad ayudó a que también aparezcan compañeros de países limítrofes, volviéndolo una cuestión federal ”, continuó.
El encuentro, que tendrá lugar el 23 y 24 de abril, contará con una jornada de reflexión más once talleres durante el sábado y un festival plurinacional donde se expondrán creaciones artísticas, el domingo. Entre los temas que se tratarán está la educación pluricultural, el genocidio indígena, la construcción del Estado Nación y de la identidad nacional y los Africanismos del Sur.
“Hablamos de plurinacionalidad teniendo en cuenta la diversidad de nuestro territorio, entendiendo que la pata migrante se nuclea dentro de los barrios populares, especialmente del Conurbano. Los pueblos originarios no están solamente en los montes o en las provincias, como quieren creer muchas personas, sino que hay hermanos y hermanas dentro de la urbanidad. A partir de esto, la intención es dar a conocer diferentes temáticas que nos atañen”, explicó Karina Cuevas, integrante de la organización del evento.
El Encuentro ya tuvo una edición presencial en 2019 en el municipio de Quilmes y una virtual en 2020 con mucha mayor llegada. Si bien el año pasado no pudo realizarse, para éste les organizadores esperan federalizar su contenido y tener diversidad de voces e identidades.
Mientras tanto, les activistas plantean que en un país conformado por múltiples lenguas, texturas y colores, la mentira del crisol de razas blanqueado resulta cada vez más difícil de sostener. “La pluriculturalidad viene a cuestionar la colonialidad en la construcción de nuestras identidades. La identidad nacional argentina se conformó con el genocidio de los pueblos originarios en el marco de la homogeneización, bajo el paradigma de que todos vienen de un crisol de razas europeo donde no entran nuestras raíces indígenas ni afro. Nosotres venimos a cuestionar eso y disputar el sentido de estas narrativas, lo hacemos desde la academia pero también desde los territorios y la urbanidad. La plurinacionalidad nos atraviesa no solo en Argentina sino en todo el Abya Yala; por eso nos parece un eje político fundamental que atraviesa toda la sociedad y nos permite deconstruirla”, explicó Zulema.
Para Cuevas, cuando hablamos de feminismos son las migraciones las que permiten pensar en plural y las que logran poner en agenda las diferentes luchas. En ese sentido no resulta contradictorio que la reivindicación de la IVE conviva con creencias prehispánicas y el uso de la E con las lenguas originarias, temas que se tratarán, por ejemplo, en el nuevo taller de juventudes.
«Tiene que ver con estas nuevas juventudes. Dentro de algunas comunidades que siguen siendo jerárquicas y patriarcales hoy se ve cómo hay un nuevo protagonismo de las mujeres y las diversidades y una reivindicación de otras identidades. Hay mujeres caciques y lonkas también. Es un cambio interesante que nos tiene como protagonistas», agregó Cuevas, que hace énfasis en la importancia de que la educación hegemónica integre a las lenguas originarias. «Descolonizar el género es romper el binarismo a partir de saber que éste existe. Salir del estereotipo binario de lo que significa ser hombre y mujer para terminar con el discurso cultural europeo y demostrar que no somos todes rubies, blanques y con ciertos cuerpos, somos marrones, gordes, diverses, plurinacionales. Ahí es donde reivindicamos como ser, a quien amar».
“Todes les que formamos el encuentro somos muy distintes, pero nos une una agenda política común que es repensarnos como pueblo desde otro lugar. La diversidad puede convivir en ese sentido pensada en la igualdad y no desde la jerarquía o la diferencia, algo que sólo legitima relaciones de poder. Cuando hablamos de pluriculturalidad hablamos de respetar las distintas miradas y encontrarnos en nuestros abordajes para poder compartir”, añadió Zulema. “Estamos conscientes de que estructuralmente somos producto de una sociedad racista que debe deconstruirse, por eso necesitamos herramientas para encontrarnos en las resistencias y el Encuentro es eso”, sumó la militante que, en el mismo sentido, remarca la importancia de encontrarse en la ceremonia ancestral que se realizará en la inauguración del evento.
El encuentro, que contará con invitados de los países limítrofes, tendrá su cierre el domingo 24 de abril en un festival en el Espacio de la Memoria de Hurlingham. Allí se leerán las conclusiones de los talleres para dar visibilidad a lo trabajado por todes les concurrentes. En este espacio, además, se intentará plasmar las demandas de las organizaciones para seguir exigiendo que se vean reflejadas en políticas públicas. “El encuentro es un lugar que nos hermana y nos convoca a construir, a repensarnos desde otro lugar. Hay muchas diversidades, pero la necesidad está en que este Estado pueda pensar políticas descolonizadoras para las identidades más marginadas históricamente”, concluyó Enríquez.
