«Ningún país se desarrolló sin moneda propia»

💵 Con la misma receta que ya fracasó en nuestro país 25 años atrás, el diputado ultraderechista Javier Milei plantea la dolarización de la economía. ¿Qué consecuencias tendría una medida de este tipo? Opinan la economista Florencia Gutiérrez y el legislador Gabriel Solano.

Frente a los desequilibrios que arrastra la economía argentina, el diputado nacional Javier Milei propuso la dolarización como parte de su programa en caso de ser presidenciable en 2023. «Si dolarizamos, el salario de los trabajadores va a subir como pedo de buzo», dijo el referente de La Libertad Avanza. Ésta es su principal idea para combatir el flagelo de la inflación y planteó que de esa forma se evitará un «Rodrigazo».

Si bien Milei se presenta como ajeno a la «casta política» y promete un futuro distinto con este tipo de medidas, lo cierto es que se trata de un patrón similar al establecido en 1991 con la Ley de Convertibilidad impulsada por el entonces ministro Domingo Felipe Cavallo bajo la presidencia de Carlos Menem. Esta normativa establecía una relación cambiaria fija entre la moneda nacional y la estadounidense (1 peso = 1 dólar), pero culminó en derrumbe económico a partir de la progresiva desindustrialización, el crecimiento de la pobreza y de la deuda externa.

Consultada por El Grito del Sur, Florencia Gutiérrez -economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA)- explicó que «ningún país se desarrolló sin moneda propia. Cuando uno mira qué países tienen un esquema dolarizado, es una política para países de ingresos muy bajos. La dolarización sólo puede funcionar en un país muy chico y reprimarizado». «Tampoco hay condiciones para efectuar una dolarización, porque tenemos déficit, no hay reservas netas, no hay acceso al financiamiento. Al no haber reservas, esta propuesta no es factible», planteó la especialista.

En Ecuador, por ejemplo, la dolarización fue una decisión de las élites tomada en 1999 y anunciada el 9 de enero del año 2000. Si bien la dolarización de la economía se mantiene como el único pacto entre clases sociales, especialistas señalan que «sin tipo de cambio la economía no tiene mecanismo automático de ajuste que prevenga la pérdida de reservas. De hecho, una crisis puede estar cocinándose en silencio y explotar de un día a otro sin previo aviso, con consecuencias devastadoras (…) Hoy la economía se sostiene en base a un agresivo endeudamiento para garantizar una tasa de ganancia a los importadores».

La dolarización se trata de un patrón similar al establecido en 1991 con la Ley de Convertibilidad.

Desde la izquierda salieron a cuestionar la propuesta de Milei y plantearon que se trata de una «vuelta al pasado». «Éste es un viejo planteo de la derecha que en su momento fue desarrollado por Cavallo en la década de 1990. Las consecuencias para el país pueden ser muy negativas: el peso deja de ser la moneda de curso legal y es reemplazada por el dólar, por lo que el país renuncia a su soberanía monetaria; además, teniendo en cuenta las escasas reservas de dólares que tiene el Estado argentino, para establecer una dolarización es necesaria una gran devaluación porque no existen los dólares para reemplazar a los pesos circulantes en la actualidad», sostuvo en diálogo con este medio Gabriel Solano, legislador porteño del Partido Obrero-Frente de Izquierda. 

«¿Qué va a pasar con los depósitos en pesos que tienen los ahorristas en los bancos? Es de suponer que se haga una especie de confiscación de esos depósitos a partir de un bono en dólares con una cotización menor y decreciente. Finalmente hay que ver qué va a pasar con la deuda en pesos del Estado argentino, la cual también debe dolarizarse. Un negocio gigantesco para los acreedores», agregó Solano.

A pesar de ir en la búsqueda de apoyos e incluso señalar que recibiría a Macri «con los brazos abiertos» en su partido, la idea de Milei no cosecha adhesiones totales ni siquiera al interior del bloque liberal. Según el diputado nacional José Luis Espert, «dolarizar antes de una hiperinflación es muy complicado: esto ya se intentó en 1998, 1999, y fracasó». «Tenés un sindicalismo mafioso, leyes laborales de la época de las cavernas, un Estado gigantesco que gasta más de lo que recauda, una economía completamente cerrada al comercio. Por más que dolarices, no los vas a solucionar eliminando el peso», planteó.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.