Ser Mujeres en la ESMA

🤍 La muestra reúne los testimonios de ex detenidas que pasaron por ese centro clandestino durante la última dictadura cívico-militar. Los delitos sexuales cometidos por represores recién comenzaron a juzgarse en la última década.

El fin de semana pasado se inauguró en el Museo Sitio de Memoria ESMA la muestra temporaria «Ser Mujeres en la ESMA II: Tiempo de Encuentros», que reúne las los testimonios de ex detenidas que pasaron por ese centro clandestino de detención y exterminio durante la última dictadura cívico-militar.

“Una de las novedades de esta muestra son los testimonios. Hasta ahora el museo trabajó con el testimonio judicial (incluso se pueden ver fragmentos de los Juicios a las Juntas en el recorrido del edificio), pero esta vez hicimos entrevistas con aquellas que quisieron dar su testimonio y aparecer”, dijo a El Grito del Sur María José Guembe, curadora de la muestra junto a María Elena Alanis. 

Asimismo, la muestra incluye una instalación artística realizada por Florencia Giovagnoli y que se encuentra en lo que era la cocina del edificio. “Le propusimos hacer una interpretación artística y ella encontró la metáfora del puntal, que es algo que sostiene una estructura hasta que fragua, que a veces se puede retirar cuando fraguó y otras veces se dejan. Florencia identificó los puntales, eso que las ayudó (a las ex presas políticas) a reconstruir sus historias y sus vidas y, a la vez, las pone a ellas como puntales de la memoria”, contó Guembe.

La primera edición de “Ser Mujeres en la ESMA” fue en 2019 y se repone en la exposición actual. Pero también dejó su marca indeleble en el guión de la muestra estable del Sitio de Memoria: en todos los carteles se puede ver en tinta violeta la “corrección”, como si fuera un agregado en los márgenes, que da cuenta de la presencia de las mujeres en el centro clandestino y sus vivencias.

La nueva muestra -que se hace en conjunto con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)-  fue bautizada “Tiempo de Encuentros”, haciendo referencia al encuentro entre las mujeres que estuvieron secuestradas ahí.

“Hubo varias mujeres que nunca habían venido al Sitio de la Memoria o que no lo ubicaban como un espacio de encuentro que fueron invitadas y vinieron. Muchas no habían hablado de lo que vivieron durante su detención ni estuvieron en contacto con otras mujeres -afirmó Guembe-. Además de la violencia de género, muchas fueron víctimas de violencia sexual, algunas estuvieron sexualmente esclavizadas y fueron obligadas a mantener relaciones sexuales con marinos que las llevaban a departamentos que tenían exclusivamente para eso”.

Los delitos sexuales cometidos por represores recién comenzaron a juzgarse en la última década, aunque los relatos de víctimas de violaciones habían aparecido durante el Juicio a las Juntas Militares. El primer fallo que condenó los crímenes sexuales es de 2010 y en la causa ESMA recién el año pasado se los consideró delito de lesa humanidad.

En el libro «Putas y Guerrilleras» que coescribió con Olga Wornat, Miriam Lewin, actual defensora del Público y ex detenida en la ESMA, menciona que incluso fuera de los campos las sobrevivientes sufrieron “un estigma doble” ya que buena parte de las personas, incluso compañeros de militancia, opinaban que “si estábamos vivas, era porque habíamos delatado y además nos habíamos acostado con los represores”. Sin embargo, la realidad, agrega Lewin, es que en ese contexto de sometimiento no había lugar ni posibilidad de elección.

“Entre los testimonios de la muestra hablan de lo que pasó, de cuáles son los obstáculos que aparecieron afuera. Y una pregunta interesante fue qué hicieron el primer día en libertad. Pero cuando les preguntamos cuándo se sintieron libres hay una diferencia muy grande entre el momento de salir y el momento de sentirse libres. Algunas mencionan el momento de los juicios, otras cuando se pudieron ir del país e instalar en otro lugar, mientras que otras dicen que cada tanto se les aparece el campo en la memoria”, señaló Guembe.

También se incorporaron en el exterior del museo tres tótems con información del Archivo de la Memoria Trans, ya que hay mujeres trans que denuncian haber sido secuestradas y torturadas durante la dictadura, aunque Guembe detalló que hasta el momento no se encontró evidencia de que eso haya sucedido en la ESMA, pero sí en otros centros clandestinos.

“En uno de los tótems el Archivo indaga sobre estos temas, otro tiene información sobre casos actuales de violencia sexual donde los perpetradores son integrantes de las fuerzas de seguridad y en el tercero están las pancartas que hicieron Lucía Quieto y Carolina Golder que traen a la luz a las mujeres militantes trans”, agregó la curadora.

“Ser Mujeres en la ESMA II» podrá verse hasta el 28 de julio, de martes a domingos de 10 a 17 horas. Y este sábado a las 17 horas habrá una actividad que contará con la presencia de Thelma Fardin; las sobrevivientes Graciela García Romero, Miriam Lewin y Betina Ehrenhaus; Micaela Guera de Souza (estudiante); Sol Despeinada (médica), Fiorella Sargenti (periodista) y Carolina Varsky (abogada).

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.