Una voz por la acción contra el racismo

✍️ Luego del "Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial", Alí Delgado reflexiona sobre las formas del racismo en nuestro país y analiza lo que ocurre en los establecimientos educativos y los medios de comunicación.

Este lunes 21 de marzo se conmemoró el “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”. Conforme la ONU, esta edición se tituló “Voces por la acción contra el racismo” y desde nuestro humilde lugar apuntamos a que ésta sea una de ellas.

Este día se evoca a raíz de la masacre cruenta, cruel y cobarde que llevó a cabo la policía blanca y racista del apartheid sudafricano. Las 69 personas que fueron muertas marchaban pacíficamente en contra del “apartheid” y la “ley de pases”, allá por el año 1960 en Sharpeville, Sudáfrica. Dicha pieza legislativa limitaba los espacios en que la población negra, que era más del 80 por ciento del total, podía vivir y trabajar. Para recordar este hecho, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en el punto 8 de la resolución 2142 (XXI) el “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial” e instó a los Estados a redoblar esfuerzos para eliminar este flagelo.

Ahora, en nuestro país autoproclamado “La Europa de América Latina”: ¿Hay racismo? ¿Dónde podemos encontrarlo? ¿Es solo racismo cuando escuchamos “negro de mierda”? Ésta y otras preguntas intentaremos responder en este artículo.

Según el ya antiguo “Plan Nacional Contra la Discriminación” del INADI, realizado en 2005, los afrodescendientes denuncian trato discriminatorio en ámbitos laborales (acoso, burlas, paternalismo humillante, etc.) y persecución policial. Indica el mencionado plan que las formas más habituales de discriminación se dan en establecimientos educativos, medios de comunicación y ámbitos hospitalarios.

Hagamos doble click en los establecimientos educativos y los medios de comunicación. Si quien está leyendo este artículo fue criado e institucionalizado en el territorio nacional, seguramente asistió a actos escolares del 25 de mayo. Estos actos en los que pretendían que tímides niñes actuaran para recrear la formación del primer gobierno patrio, rebelde de la corona española, fue y es el único momento en que se nos muestra que en el país hubo personas negras. Digo hubo porque así no lo enseñan: tal y como hubo “damas antiguas” con grandes peinetones y “caballeros” protagonistas de la revolución con sus altas galeras, también hubo personas negras que vendían mazamorra o prendían velas o realizaban otra tarea ligada al servicio. 

Ahora se habrá hecho el lector la pregunta del por qué de esta presencia en esa sola y única vez. Bueno, sostenemos aquí que la escuela fue y sigue siendo un sustento del racismo institucional que moldea los saberes de quienes la transitan a efectos de que sostengan y profundicen las relaciones de poder existentes en la sociedad. Anny Ocoró Loango nos dice: “La escuela es y ha sido un espacio de transmisión cultural y de socialización de los sujetos y es indudable el papel que ha desempeñado en la formación cultural. Esta surge con el mandato civilizatorio en un contexto histórico que proclamaba la homogeneización y la búsqueda del orden social para lograr la inserción en el sendero de la modernidad”. En este proceso “civilizatorio”, las personas negras no tenían ni tienen ningún lugar más que el subalterno.

Según el ya antiguo “Plan Nacional Contra la Discriminación” del INADI, realizado en 2005, los afrodescendientes denuncian trato discriminatorio en ámbitos laborales (acoso, burlas, paternalismo humillante, etc.) y persecución policial.

En relación con los medios de comunicación y las vinculaciones con las personas racializadas, el Plan Nacional del Inadi señala que “en la mayoría de los casos se evidencia una ‘exotización’ de la negritud o el frecuente tratamiento como ‘objetos sexuales’, siempre fuera de contexto, como si no pertenecieran a la sociedad argentina”.

En el trabajo “Si hay negros, que no se diga, si hay racismo, que se disimule. Migrantes africanos y afrodescendientes en la prensa argentina” de Orlando Gabriel Morales, en base al análisis de discurso aplicado sobre artículos que tratan cuestiones referidas a afrodescendientes (de Argentina y de otros países) y a migrantes africanos publicados durante los años 2010 y 2011 en tres medios de prensa nacionales (Clarín, Página/12 y El Día), nos comenta sobre las noticias de afros en los mencionados diarios: “No podemos dejar de mencionar que en los tres casos se observa una ausencia de referencia a la dimensión racial. Éste parece ser un silencio (o una ausencia) productor de sentido. Se trata, por elevación, de un evitamiento de la mención de ‘lo racial’ como una dimensión interviniente en las relaciones sociales de los afrodescendientes (y de los migrantes africanos de la región subsahariana) en la sociedad argentina”.

Mas aún, es importante mencionar los diversos e infinitos casos de “blackface” que hemos visto y seguiremos viendo en la televisión argentina. Según la antropóloga afrobrasilera Denise Braz: “El blackface es la caracterización de personajes del teatro a partir de estereotipos racistas. Surgió como una representación caricaturesca de esclavizados en principios del siglo XIX en Estados Unidos. Se trataba y se trata de una narrativa prejuiciosa para representar al ‘otro’, a través de la cual el opresor se siente cómodo para sobreponerse”. Esta práctica también la solemos ver en el mencionado acto del 25 de mayo, cuando pintan con el famoso “corcho quemado” la cara de niñes que hacen de personas esclavizadas.

No queremos dejar de decir que el lenguaje racista también es moneda corriente en los medios de comunicación: lunes negro para el dólar, magia negra -para colmo en referencia a religiones de matrices afro-, la repetición hasta el hartazgo de la palabra “Quilombo” y un larguísimo etcétera. 

Y hablando del lenguaje, también sabemos que nadie tiene en cuenta el daño que los resabios de la esclavitud reproducidos en el habla le hacen a la construcción del sentido diario. Es tan hartante para militantes afrodescendientes escuchar la hegemonía del lenguaje blanco, que a veces tienen que dejar al racismo brotar de las bocas de quienes son cercanes a elles porque sienten que pelean contra molinos de viento.  

Es tan hartante para militantes afrodescendientes escuchar la hegemonía del lenguaje blanco, que a veces tienen que dejar al racismo brotar de las bocas de quienes son cercanes a elles porque sienten que pelean contra molinos de viento.  

Para finalizar, nos gustaría mencionar algunas cuestiones más que son relevantes, pero no van a poder ser desarrolladas aquí. La falta de políticas púbicas de acción afirmativa es una muestra clara del racismo institucional, la falta de agenda en la política de afrodescendientes, indígenas y cuerpos racializados en general, la equivocación constante de racismo con clasismo, el relato construido sobre la falta de negres en el país junto con el mito de la Argentina blanca, el color de las cárceles, el color de los trabajos precarizados (las trabajadoras de casas particulares son el mejor ejemplo), el borramiento de la historia negra de la argentina -falta de próceres negres, por ejemplo- el inexistente pedido de perdón del Estado por la trata trasatlántica, el color de los barrios populares en contraposición con el de los territorios ricos del país, la falta de acceso a la justicia de los sectores populares, la falta de acceso a la tierra de personas racializadas, etcétera, etcétera, etcétera.

Todo esto que hemos relatado es una pequeña muestra del racismo criollo. La Argentina es un país que vive en el colonial sueño del crisol de razas. Entonces tiene el deber y la obligación de redoblar esfuerzos para lograr una tierra que sea digna para quienes la habitan, trabajan y sueñan. En la semana del 21 de marzo “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”, recordemos que esta tierra lejos está de ser un paraíso antirracista, sino todo lo contrario. Seamos el motor de cambio de una tierra justa, libre, soberana y antirracista.

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Ali Delgado

Abogado, activista antirracista y docente universitario.