En 2009, el dibujante Walther Taborda y el escritor Néstor Barron se reunieron en una pizzería de Ginebra, Suiza, con un editor que los había invitado a comer. Durante la cena salió el tema Malvinas y Taborda se puso a explicar de forma apasionada el rol de la Fuerza Aérea Argentina y cómo el conflicto en el Atlántico Sur había sido su bautismo de fuego. “El editor suizo ni siquiera tenía muy claro que había existido tal guerra, y especialmente se asombró de que fuera contra Inglaterra -recordó Barron-. Pero terminó diciendo que si las cosas habían sido así, era imprescindible reflejarlas en historietas cuanto antes”. Recién en 2010 se publicó en Francia el primer tomo de “Malvinas. El cielo es de los halcones” y habría que esperar hasta 2015 -cuando la trilogía completa ya estaba disponible en francés- para que llegara a Argentina la versión en castellano.
Los tres tomos de la historieta cuentan historias de pilotos argentinos que combatieron en las Islas y cada libro está dedicado a los modelos de aviones utilizados en la guerra: Skyhawk, Pucará (de fabricación argentina) y Super-Étendard. “Esos hombres no ganaron la guerra, por supuesto, pero escribieron una de las páginas más heroicas de la historia de la aviación mundial”, escribió en la introducción a la trilogía Taborda, quien falleció en 2017, que ya había hecho trabajos sobre Malvinas.
“Para la parte gráfica, visitamos museos y subimos a aviones de guerra, además de que Walther Taborda realizó maquetas a escala de muchos modelos para que la reproducción fuera exacta. Y hablamos con varios pilotos, que nos contaron de primera mano lo que vivieron arriba de sus aviones, cumpliendo misiones que, a mi entender, estaban cerca de ser misiones suicidas”, contó Barron.
A pesar de la derrota, el papel de la Fuerza Aérea en Malvinas marcó un hito a nivel internacional. Con una potencia enfrente y con condiciones adversas, como los problemas técnicos o la falta de recursos -el combustible alcanzaba para volar 900 kilómetros hasta el objetivo y volver a la base en continente-, el vuelo rasante, con los aviones casi tocando la superficie del mar, les permitía no ser detectados por los radares británicos.
El tomo 1 relata cómo el 25 de mayo de 1982, el capitán Pablo “Cruz” Carballo logró tirar la bomba que hundió al buque HMS Coventry. Quince días antes, una pareja de cazabombarderos Super-Étendard -a los cuales está dedicado el tercer tomo de la trilogía- dispararon un par de misiles Exocet AM 39 contra el destructor británico HMS Sheffield y lograron hundirlo cuando la marina británica todavía festejaba haber acertado contra el ARA Belgrano.
La forma de contar Malvinas es un desafío incluso al día de hoy, cuarenta años después de la guerra y con un proceso de desmalvinización apenas terminado el conflicto que afectó especialmente la vida de excombatientes que fueron marginados.
Para Barron, “Malvinas no puede ser solamente un punto en el programa de historia de la escuela”. La gente más joven merece conocer lo que significa la gesta de estos aviadores, que no midieron las consecuencias de enfrentarse a un enemigo muy superior, sino que simplemente siguieron sus convicciones. Y la historieta es el lenguaje más cercano para llegar a los jóvenes”.
