La violencia en el espacio

🏠 Desde octubre del año pasado, el Edificio de Familiares del predio de la Ex Esma cobija un archivo de proyectos territoriales y urbanos emprendidos durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.

Desde octubre del año pasado en el Edificio de Familiares del predio de la Ex Esma, donde sucedieron algunos de los hechos más atroces de nuestra historia reciente, puede visitarse La violencia en el espacio, un archivo de proyectos territoriales y urbanos emprendidos durante la última dictadura cívico-militar en Argentina. Este tipo de políticas -que se dieron a través de planes urbanísticos sistemáticos como la erradicación de villas miseria, la creación de autopistas o los desplazamientos de la población- no fueron espontáneas sino parte transversal del andamiaje que pusieron a jugar las Fuerzas Armadas para afectar a la población.

En pos de historizar las políticas que se pusieron en juego a la hora de transformar las sociedades, así como las formas de pensar, habitar o sentir esos “nuevos” lugares, surge este archivo físico y web dividido en cinco secciones que van desde diseño y construcción a gran escala hasta ecologismo y naturaleza. Asimismo, a esto se suman intervenciones artísticas y exposiciones temporarias que dialogan con la muestra y ahondan en la relación entre sujeto, poder y espacio urbano desde la multiplicidad de prácticas. 

“Aproximarse a las políticas de creación y remodelación espacial de la dictadura nos permite comprender el “mundo nuevo” que las Fuerzas Armadas quisieron construir”, explican Carlos Salamanca y Pamela Colombo, coordinadores de la muestra. 

En diálogo con El Grito del Sur, Carlos Salamanca, arquitecto y Doctor en Antropología por la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) de París y becario postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina), habló sobre el armado de la muestra, la herencia de estas políticas urbanas en la vida actual y la importancia de pensar las violencias como ejes transversales. 

¿Cómo surge el proyecto?

El proyecto surge en 2016 con Pamela y con otros compañeros, cuando empezamos a ver que había un campo poco explorado de la dictadura militar que tenía que ver con la dimensión espacial, es decir, con cómo aparecen los fenómenos en el espacio. Pronto empezamos a juntar una serie de proyectos y fuimos entendiendo que todos estos elementos son evidencias que logran sostener que el gobierno militar intentó transformar la sociedad transformando el espacio. 

¿Lo pensaron como una exposición desde el comienzo?

Desde el primer momento lo pensamos como una exposición en su dimensión comunicativa, porque creemos que es necesario enriquecer la mirada hacia otras violencias que no son solo las de los detenidos desaparecidos y las muertes. No es porque no sean importantes, sino al contrario, porque nos permite darle un marco más amplio, mostrar que la violencia era transversal a toda la sociedad. De repente, si te muestro cómo toda la provincia de Formosa intentó ser refundada en la modificación de los nombres; cómo el sur de Tucumán intentó ser modificado a partir de unos pueblos estratégicos o cómo se intentó recrear la idea de la Conquista del Desierto, estoy hablando de una sociedad que intentó ser transformada en su conjunto. Son prácticas que en algunos casos se siguen repitiendo con diferente intensidad.

Yendo a algunos de los ejes de la muestra, ¿qué pasó con la reivindicación de la Conquista del Desierto?

Cuando hablamos de lo espacial también hablamos del territorio y la Conquista del Desierto es, fundamentalmente, una imagen territorial. A través de campañas de prensa, el gobierno militar destacó la participación de los militares en la defensa de la soberanía nacional, en ese caso, contra los indígenas. Es una operación simbólica que propone el gobierno militar, para argumentar que esa misma valentía y ese mismo honor puesto en defensa de la soberanía en contra de los indígenas es lo que estaban haciendo contra los subversivos. El esquema es el mismo: hay una amenaza, un enemigo y un militar que es el único dispuesto a sacrificarse para salvar la patria de otro peligroso. Son estrategias muy eficaces porque la lógica es que, frente a la amenaza, la gente termina confiando en el Ejército. 

Otro de los ejes que toman tiene que ver con la gran expulsión de las villas, cuyas repercusiones llegan hasta el día de hoy…

Se expulsaron 200.000 personas de las villas de la Ciudad de Buenos Aires, en algunos casos en camiones hacia la periferia y en otros en trenes a los países limítrofes cuando se trataba de inmigrantes. Esto aún pervivió hasta hace muy poco tiempo, cuando se amenazaba a los habitantes de los barrios populares con el desalojo. En tiempos cercanos hubo una modificación del discurso público y se comenzó con un trabajo de radicación de los habitantes por el cual le dan un título de propiedad. Sin embargo, no deja de haber conflictos en la práctica política de pasar de habitar las villas de manera ilegal a ser propietario. Son cuestiones no resueltas. No son las mismas políticas que en dictadura, pero es claro que hay que tener estas cuestiones presentes.

¿Cómo se vio afectado en cuanto a lo urbanístico con el Mundial 78?

Para el Mundial se construyeron estadios que al mismo tiempo había que conectarlos con rutas y fue una movilización muy grande para toda la Argentina. La idea era la de vender el país hacia el exterior, porque iban a venir los visitantes de afuera, los medios de comunicación, etc. Ese “ordenar la casa” estuvo marcado por mecanismos de segregación muy fuertes: por ejemplo, de los barrios populares de donde la gente fue expulsada para generar la infraestructura necesaria, como hablábamos anteriormente. Fue una modernización autoritaria, pero además la representación de una narrativa que circuló a través de los grandes medios de comunicación ya que era uno de los primeros mundiales que se transmitieron a color. Ahí tenemos que plantearnos que la dictadura no sólo detenía gente en centros de detención, sino que también hacía carreteras. ¿Cómo entender un gobierno que tortura gente a la vez que arma un Mundial? Esta muestra es un intento de complejizar esta forma de gobierno.

Están trabajando con Luis Martínez y Sebastián Chillemi, dos artistas invitados que intervinieron la muestra. ¿Cuáles son las próximas instancias del proyecto?

Hay dos aristas. Por un lado, queremos buscar más proyectos de investigación y, por otro, profundizar en nuevas líneas de lectura de aquellos que ya tenemos. Los proyectos urbanísticos que hemos analizado pueden investigarse desde muchos otros puntos de vista, por ejemplo, el rol de los medios de comunicación, el trabajo del humor gráfico, la cuestión de género. En lo que respecta al arte, estamos armando un trabajo con artistas que invitamos a que produzcan obras sobre estos temas en una nueva muestra que se podrá ver desde mediados de mayo. La idea es pensar desde el arte cómo fue la experiencia de vivir la transformación espacial generada por la dictadura. 

Sebastián Chillemi

¿Cuál es la importancia de este tipo de exposiciones?

Subrayar la importancia de trabajar sobre la dimensión discursiva y narrativa. Necesitamos poder contar esta historia y que la sociedad argentina mire críticamente este pasado que tiene que ver con la transformación de sus ciudades y regiones. Lo que pasó en Buenos Aires pasó en muchos otros lugares. Todos los espacios que habitamos hoy guardan esa memoria, esas narrativas, esas imágenes. Hay una cuestión pedagógica que nos interesa profundizar para que podamos discutir estos temas, entendiendo que llegan a toda la región y abarcan también otros países que tuvieron gobiernos dictatoriales.

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