Pocha Lamadrid y la lucha por una Argentina antirracista

✊ María Magdalena “Pocha” Lamadrid fue pionera en la organización de afroargentines. Hablamos con su compañera Miriam Gomes para rescatar su aporte a las luchas antirracistas del presente.

En esta tierra donde no es suficiente hacer revoluciones si la billetera no está llena, en este país donde ser mujer es casi una garantía del olvido, en este suelo donde ser negra es sinónimo de ofensa, un 17 de abril de 1945, nació María Magdalena “Pocha” Lamadrid para darlo vuelta todo. Pocha fue y es un faro para la construcción colectiva de las personas afrodescendientes que seguimos sus pasos desde distintos lugares. Abrió camino para que hoy podamos caminar nosotres en un momento en que el pueblo argentino estaba sumido en la lucha contra el neoliberalismo menemista negador de la solidaridad y profundamente racista.

A efectos de que comencemos a conocer a lideresas sociales que combatieron los más terribles monstruos que le tocó enfrentar al pueblo es que traemos el relato de una de sus mas fieles compañeras ye histórica referente del movimiento afroargentino, Miriam Gomes. Miriam, con envidiable memoria y detalle, nos trae como fue parte del recorrido de Pocha.

¿Cuándo conociste a Pocha?

La conocí a principios de los 90, 91 o 92. Teníamos un amigo en común, Eduardo, que trabajaba en la Universidad Católica donde yo había tenido una beca, que me comentó que tenía una amiga negra que me quería presentar. Efectivamente me la presentó y nunca más nos separamos. Después me invitó a su cumpleaños de 50, que fue en el 95 en la Matanza, donde había una multitud de gente. Ahí me hice amiga de su familia y de su gente.

¿Qué aspectos de su vida pensás que la convirtieron en referente?

Es difícil pero yo creo que ella en un momento de su vida siendo ya una señora grande, tomó conciencia de lo que vivió ella, de niña, adolescente y luego como mujer adulta, de las carencias y discriminaciones porque estaba inicialmente alejada del ámbito de la militancia. Cuando la conocí trabajaba haciendo tareas de limpieza y la comida del amigo en común que teníamos. Además, antes había trabajado haciendo tareas de limpieza y, siendo joven, había formado un grupo de danzas con Pelusa (su prima ): “Las mulatas de Ébano” . Pocha tuvo una vida artística bastante interesante, de mucho viaje. Luego le sucedió lo que le sucede a muchas de nuestras mujeres: Te ven grande, te ven gorda y te venís al barrio donde sos parte del paisaje. La sociedad te olvida y no te tiene en cuenta y creo que eso le hizo tomar conciencia.

¿Cuál creés que fue el quiebre que la metió de lleno en la militancia?

En el año 96 llegan a Buenos Aires dos investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo, entre ellos Mike Franklin y una señora de Honduras y les pasaron mi contacto. Habían estado en varios países de América Latina haciendo investigaciones sobre la presencia negra en el continente y les habían dicho que en Argentina no había negros en la Argentina. Pero cuando llegaron a Uruguay les dijeron la verdad: efectivamente hay negros en la Argentina. Yo les presenté a líderes y lideresas de aquella época y los llevé a diferentes espacios: a la Sociedad Caboverdeana, a La Matanza, a la comunidad africana que en ese momento no era tan grande pero estaba más integrada. Pocha participó en esa investigación que tuvo como producto final un informe que fue presentado en Washington en noviembre del 96. Y ya en abril del 97 Pocha fundó la organización “África Vive” y arrancó con muchísima potencia. Ella no tenía nada, recuerdo que un amigo nuestro de Costa Rica le regaló su primera máquina de escribir manual y hasta hace poco tiempo todavía la tenía.

¿Cómo fueron los inicios de esas militancias negras en Argentina?

Comenzó de la nada a patear las calles con la idea del censo que empezó ella misma metiéndose en los lugares donde sabía que había afrodescendientes. Arrancó con un cuestionario bastante rudimentario pero que fue muy útil. En una oportunidad en la que estaba en un barrio bastante peligroso la golpearon a ella y a una señora que la acompañaba que terminó quebrada, pero eso no hizo que dejara de lado su objetivo. Para el año 2000 el Gobierno de la Ciudad se acercó vía Diana Maffia, que era Defensora Adjunta del Pueblo, e hicimos muy buena sinergia y llevamos a cabo diferentes actividades. Una de ellas fue llevar adelante un censo a nivel Ciudad en el que Pocha se encargaría de los afroargentinos y yo de los migrantes africanos. Fue el primer paso para lo que luego sería el censo de 2010.

¿Que pensás que la llevó a luchar contra el racismo?

El hecho de tener que salir a trabajar a los 11 o 12 años y ver qué pasaba con nuestros chicos y chicas, los viejos y las viejas. Siempre le preocuparon dos extremos, la vejez afro y la niñez y adolescencia afro.

¿Te parece que la historia fue justa con el lugar que le dio?

Para nada, no hubo justicia con Pocha nunca. Aunque sí recibió algunos homenajes a lo largo de su vida- por ejemplo fue declarada personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en junio de 2015 mediante la Ley 5.305-. Cuando sufrió ese acto de racismo en 2002 –(NdR: fue detenida durante 6 horas en Ezeiza por la policía aeroportuaria porque tenía un supuesto pasaporte falso. La policía aducía que no podía ser negra y argentina. Debido a esa detención perdió el vuelo y el financiamiento) no tuvo ningún resarcimiento ni pedido de disculpas. Todavía tengo el diario yo porque la acompañé a presentar el caso a Clarín. Nos juntamos en la Avenida de Mayo en el hotel Castelar con el periodista y después salió la nota en esos días.  Ella hubiera merecido que el Estado le pidiera perdón y le otorgara una pensión por cómo estaba viviendo, siempre al borde de la miseria. Igual ella no se quejaba, pero siempre vivió al borde.

¿Qué significó para Pocha no salir del país?

En términos económicos un gran prejuicio porque ella iba a negociar conseguir una financiación para su organización. Asimismo, sirvió ese hecho porque mucha gente tomó consciencia del racismo que sufren y sufrimos los negros nacidos en argentina. Es el colmo del racismo, que te metan presa por ser negra, solamente por eso.

¿Qué le dirías si pudieras hablarle?

Ay Pocha, tantas cosas. Hubiera escrito su libro que me lo pidió mil veces pero yo siempre estaba ocupada. Llegué a leer un cuadernito que ella estaba escribiendo y le hice algunas correcciones, pero nunca me pude ocupar de ese libro como ella merecía porque tampoco tenía el tiempo suficiente para hacerlo exhaustivamente como Pocha merecía.

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Ali Delgado

Abogado, activista antirracista y docente universitario.