«Estoy más cerca de ser una víctima que un héroe de Malvinas»

🇦🇷 Luis Seroni combatió en Malvinas a los 20 y se animó a escribir un libro casi 40 años después. En diálogo con El Grito del Sur, habla de cómo era su vida cuando lo llevaron a la Guerra y el destrato sufrido a partir del proceso de desmalvinización.

«Fue casi de casualidad que empecé a escribir, el libro nació como un trabajo psicológico donde mi terapeuta Jorge me preguntó sobre Malvinas y yo recuerdo que le dije que daba charlas en las escuelas sobre el tema. A él le llamó la atención eso, me dijo: qué raro que haya pasado cuando tenías 20 años y no te haya dejado ninguna secuela de dolor«. Tiempo después, a los 57 años, Luis Seroni publicaría «Dejando el silencio atrás», obra en la cual logró redescubrir y entender las emociones de aquel joven que fue empujado a las Islas Malvinas para combatir allí durante toda la guerra. 

Pasaron tres años de aquel momento bisagra que sacó a flor de piel todos los sentimientos vividos: tristeza, miedo y angustia. Hoy se cumplen 40 años del inicio de un conflicto bélico que marcó a toda una generación de jóvenes y que la mayoría de los gobiernos buscó tapar. «En la actualidad nos siguen reconociendo como héroes. Sin embargo, yo estoy más cerca de ser una víctima que un héroe», reconoce Seroni en diálogo con El Grito del Sur.

Luis Seroni acaba de cumplir 60 años y habla con la sabiduría de haber atravesado momentos difíciles. Nacido en la ciudad de Quilmes, un día decidió escapar del conurbano bonaerense para instalarse en Bariloche. Allí vive desde la década de 1990, formó familia y tuvo tres hijos: María Irene, Paula y Santiago.

¿Qué pensás cuando te dicen que ya pasaron 40 años de la Guerra?

La primera reflexión que hago es que ahora tengo 60 años y estoy hablando de algo que me pasó cuando tenía 20. La guerra fue una locura, dejó unas secuelas impresionantes y en este último tiempo me reafirmo en esa mirada crítica de que Malvinas fue parte de la dictadura. En los primeros años estaba un poco mezclado eso, se criticaba mucho a la dictadura pero a Malvinas no se lo podía meter dentro de ese proceso. Malvinas siempre fue algo muy sensible, muy delicado de hablar porque se perdieron muchas vidas y porque en la actualidad nos siguen reconociendo como héroes. Sin embargo, yo estoy más cerca de ser una víctima que un héroe. Esa palabra la utilizan muchos gobiernos -también el Ejército- para darle un sentido a todas esas vidas que se perdieron.

Además de la juventud, ¿cómo era tu vida cuando fuiste a combatir en Malvinas?

Mi vida era la de un chico de barrio que le tocó ir al servicio militar obligatorio. Ya había estado un año allí, me tenían que dar la baja el 15 de abril de 1982 pero el 2 de abril me enteré que habían recuperado las Islas. Lo que pensaba en ese momento era terminar rápido y seguir con mi vida. Eso se vio frustrado por la guerra. Yo me enteré de la recuperación de las Islas en el casino de soldados por la televisión y no podíamos creer la euforia que tenía la gente y cómo gritaban ¨los vamos a reventar¨. Uno de los primeros pensamientos con mi amigo Miguel Giorgio fue pensar que si esto termina en una guerra, los que íbamos a tener que ir eramos nosotros. Y así fue.

Luis Seroni

En el libro contás que te diste algunas estrategias de supervivencia ya estando en territorio…

Me pasó de todo en la guerra. Yo trataba de que no me mataran: corría cuando bombardearon, me escondía en el pozo de zorro y vivíamos en un estado de mucho desconcierto. No había una organización clara. De buenas a primeras nos encontramos en una isla y éramos parte de una guerra. Lo que me llamó la atención es que los militares, sobre todo los suboficiales, no cambiaron la forma de tratarnos. El trato era igual de malo al que teníamos en el servicio militar. No podíamos entender eso, nos generaba mucha frustración y bronca. Cuando volví de la guerra, tenía más odio a los militares argentinos que a los ingleses.

¿En qué consistía esta mala organización?

Uno de los días más tristes fue cuando tuvimos que entregar el armamento y se consumó la derrota. Había mucha angustia, tristeza y silencio. Los ingleses nos tuvieron prisioneros en un galpón y ahí vimos que estaba lleno de comida del Ejército argentino. Para nuestro asombro, estuvimos un día y medio comiendo: había dulce de batata, queso, gaseosa. Toda la mercadería y el alimento que faltaba en el frente de batalla quedó en esos galpones: por problemas de organización no habían sido entregados.

¿De qué formas sufriste la desmalvinización?

Los primeros tiempos de la posguerra fueron duros, la gente en general no quería hablar mucho de Malvinas. Tampoco nuestras familias nos preguntaban sobre el tema porque no sabían cómo tratarnos. Me acuerdo que nos juntábamos con excombatientes a hablar de lo que había pasado, en esa época yo tenía mucha necesidad de hablar porque habían muerto muchas personas y sentía que si yo no hablaba esas personas iban a morir olvidadas. En esos años se suicidaron muchos soldados por no poder soportar ni poder hablar lo que habían vivido. Con Menem recibimos una pensión mínima, lo cual significó un reconocimiento económico. Pero el verdadero cambio lo sentí con la asunción de Néstor (Kirchner), no solo se nos mejoró la pensión en lo económico sino también se creó el Museo Malvinas en la ex Esma y apareció el billete con la imagen de las Islas. También pasamos a tener un lugar de mayor respeto y consideración. Habían pasado unos 20 años y recién ahí algunos compañeros míos empezaron a hablar del tema. Muchos habían ocultado que eran ex combatientes.

«dejando el silencio atrás»

¿Por qué escribir un libro sobre Malvinas 37 años después?

Fue casi de casualidad que empecé a escribir. El libro nació como un trabajo psicológico donde mi terapeuta Jorge me preguntó sobre Malvinas y yo recuerdo que le dije que daba charlas en las escuelas sobre el tema. A él le llamó la atención eso, me dijo: ¨qué raro que haya pasado cuando tenías 20 años y no te haya dejado ninguna secuela de dolor¨. Entonces me invitó a escribir en un cuaderno todo lo que me acordaba de Malvinas. Empecé a escribir esa misma noche, fue muy interesante porque pude revivir todas las emociones que tuve en la guerra: tristeza, miedo y angustia, habían pasado 37 años pero empecé a recordar todas esas cosas. Eso fue muy fuerte. Ese libro fue muy importante para mí porque logré rever todo lo que le había pasado a ese chico de 20 años. Yo no fui a Malvinas, sino que me llevaron. En ningún momento decidí ir a una guerra.

¿Volverías a pisar Malvinas?

Volver a Malvinas es algo pendiente y abierto. En el momento que escribí el libro me parecía interesante volver para rever todo lo que había pasado. Si iba, tenía que ir con Miguel Giorgio que era muy amigo y con él estuvimos juntos en el Pozo. Antes de que él falleciera, le hice una propuesta y le dije: ¨No quiero que me contestes ahora. Tomate tu tiempo, mañana te llamo. ¿Volvemos a Malvinas?». Finalmente me dijo que ¨ni en pedo, a mi no me sellan el pasaporte ni loco¨. Me dio risa en ese momento, pero lo entendí.

Link al blog de Luis Seroni: https://luisseroni.com/#!/blog/

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.