En busca de una reparación histórica

🏳️‍⚧️ Organizaciones LGBTIQ+ reclaman desde hace años la sanción de una ley de reparación histórica para el colectivo travesti-trans, pero ninguna iniciativa ha llegado a tratarse en el Congreso.

Foto: Cristina Sille

En el marco del aniversario de los diez años de la sanción de la Ley de Identidad de Género y luego de la conquista del cupo laboral, toma fuerza una vieja bandera del colectivo travesti-trans argentino: la necesidad de una ley de reparación histórica. “Nosotras el travesticidio social lo conocemos desde niñas. Es hora de que hagan algo por las compañeras, pero es importante que escuchen a las sobrevivientes, a las que incluso hoy con más de 60 años están paradas en la ruta, les tienen que preguntar qué quieren”, afirmó Luisa Domínguez, militante travesti.

Hasta el momento, hubo algunos intentos de lograr la sanción de esta norma en el Congreso, pero ninguna logró llegar a ser discutida en el recinto. La iniciativa más relevante en el tema fue Reconocer es Reparar, un proyecto que originalmente habían ideado Marlene Wayar, Lohana Berkins y Diana Sacayán y que se presentó en 2014 con la firma de la diputada Diana Conti y luego en 2017 por la senadora Sigrid Kunat, con el apoyo de más de 30 organizaciones LGBTIQ+. El proyecto tenía por objetivo el reconocimiento de una pensión graciable para todas las personas que fueron privadas de su libertad por las fuerzas de seguridad por motivo de su identidad de género.

El año pasado, la diputada Gabriela Estévez presentó la iniciativa Pensión Reparatoria para Personas Mayores Travestis y Trans. Esta planteaba el otorgamiento en carácter vitalicio de una pensión de $16.500 a todas las personas travestis y trans de más de 40 años, hayan o no realizado la rectificación registral del acta de nacimiento y DNI.

Luisa Domínguez.

“Creo que lo más importante es que la reparación sea a nivel nacional, pero que se le pregunte a las compañeras qué quieren, que se las escuche. No pueden decir les vamos a dar 16 mil pesos, no se paga ni el alquiler con eso -dijo tajante Luisa a El Grito del Sur-. Hay compañeras que comen una vez al día, compañeras que están grandes para ir a pararse a la esquina y merecen vivir una vejez digna, los pocos años que les quedan. Todos los proyectos que se fomentaron no llegaron a nada porque quedan encajonados”.

En septiembre del año pasado, cuando se cumplieron seis meses de la desaparición de Tehuel de la Torre, travestis autoconvocadas presentaron un petitorio en Casa Rosada reclamando una indemnización para compañeras mayores. “Es lo que marcan los tratados internacionales (la Convención Interamericana de Derechos Humanos) sobre la reparación cuando se violan los derechos humanos, así como la garantía de no repetición”, explicó en ese entonces Wayar y subrayó que el resarcimiento es en términos colectivos.

Aunque sostuvo en que es necesaria la ley, Luisa opinó que “nadie va a poder reparar el daño psicológico entre otras cosas que nosotras hemos sufrido”. “Yo nunca voy a perdonar que mi madre y mis hermanas me iban a visitar a Devoto por ser travesti. Les hacían requisas o sentadillas, tenían que pasar por eso solo por ver sus hija travesti”, recordó.

Movilización de travestis autoconvocadas a Casa Rosada en septiembre de 2021

Una vez recuperada la democracia, las personas travestis y trans eran perseguidas, hostigadas y violentadas por las fuerzas de seguridad, quienes se amparaban en los incisos

“f”, “h” e “i” del artículo 2 del Reglamento de Procedimientos Contravencionales del Edicto policial dictado por la Policía Federal Argentina. El artículo 2° f, por ejemplo, criminalizaba a “los que se exhibieren en la vía pública con ropas del sexo contrario”.

Los Edictos policiales fueron derogados en 1998 con la sanción de un nuevo Código de Convivencia Urbana (CCU), pero Luisa aseguró que la persecución hacia las travestis siguió en la Ciudad todas las provincias. “Nosotras recién pudimos andar por la calle en 2012, es como que ahí empezamos a ser libres, pudimos circular en la calle libremente, salir a caminar de día a cualquier lado sin el miedo de que nos llevaran a la comisaría”, dijo.

“Tenemos que aprovechar que desde el año pasado (con la sanción de la ley del Cupo Laboral Travesti-Trans) se habla de reparación, que me parece perfecto. Es hora de una vez por todas que todas las organizaciones entiendan que nosotras y todas las compañeras somos sobrevivientes y que tienen que escucharlas. No pueden darles algo a las travestis desde un lugar de privilegio, tienen que buscar a las compañeras que la pasan mal y hablar con ellas”, concluyó.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.