La Boca, capital argentina de freestyle

📻 Con el auge de Trueno explotó la expresión de una cultura que lleva casi treinta años de historia en ese barrio. Un recorrido por el pasado y el presente del Hip Hop y el Rap en la ribera, entre las problemáticas sociales no resueltas y la reivindicación de una identidad.

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“En Dance Crip, de Trueno, uno ve el barrio en su máxima expresión, más allá de la alegría y el festejo, la imagen es crítica de por sí, es la realidad de la mayoría de las personas de Buenos Aires”. El que habla es Pedro Palacios, conocido como “Peligro”, su nombre de clown y rapero. Es también el papá de Mateo Palacios Corazzina, es decir, de Trueno.

Pedro Peligro es uruguayo, vino a la Argentina cuando sus padres debieron exiliarse de la dictadura que en 1973 irrumpió en el país vecino. Se instalaron entonces en La Boca, pero tras el Golpe de Estado en 1976 su papá, el guitarrista y cantante de música popular Yamandú Palacios, nuevamente debió emigrar, esta vez a España. Entonces Pedro se quedó con su mamá, en el barrio Catalinas Sur. Años después ella estaría entre las fundadoras del famoso grupo de Teatro Comunitario que lleva el mismo nombre que el complejo de viviendas.

En algún momento, ya con Mateo, Pedro y Juliana, docente, dramaturga y madre del niño, se trasladan por un breve período a Parque Patricios, a la ex fábrica SELSA, “un reducto artístico y de inmigrantes. Un lugar súper interesante, que si no te mata, te fortalece”, dice Peligro. Sobrevivir a esa experiencia, comenta Pedro, “es un valor, una resiliencia que uno trata de comunicarle a los pibes que vienen ahora atrás”.

Fotos: Andrés Wittib

Mientras hablamos con Peligro, sentados frente al Puente Avellaneda (ícono del barrio que Pedro y Mateo llevan tatuado en el cuello), dos chicos venezolanos y uno uruguayo, como él, pasan escuchando el disco “Atrevido” de Trueno. Pedro los agita, entusiasmado, y ellos lo reconocen. “Primera vez en Argentina y te encuentro aquí”, dice uno y enseguida saca el teléfono para pedirle una foto. Es que MC Peligro es un rapero conocido, no solo en La Boca, donde no para de saludar gente.

“Somos como Story Tellers”

Basta con solo caminar algunas cuadras por La Boca para ver cómo la cultura freestyle está dotando al barrio de una nueva expresión. En las plazas y en las esquinas, pero también en talleres y en las casas, lxs pibxs hoy no solo se juntan a rapear sino que son pequeños productores de sus canciones y de sus videos.

“Después de la época de los ‘90, con la movida del Buenos Aires Hardcore, donde La Boca tuvo mucha identidad, un underground independiente súper piola, antifascista, el hardcore estilo New York nos venía al pelo por la bronca que teníamos contra un montón de realidades”, señala Peligro.

“Con la madurez musical me empecé a interesar con esto del rap, poder decir las mismas cosas, no en un tono tan elevado de grito sino acompañado de una herramienta para poder narrar. A partir de eso empieza el Proyecto Comuna Cuatro”, tal es el nombre de la banda en la que Peligro canta junto a su compañero Inti Rap y que toman de la comuna que reúne a los barrios del sur: Pompeya, Parque Patricios, La Boca y Barracas. “Somos como Story Tellers, yo escribía letras que contaban las problemáticas del barrio de La Boca. Cada tema te cuenta o te transporta a una realidad que no cambió. Eso es una cagada, pero por lo menos ahora, a partir del laburo de toda esta nueva generación, a este mundo, a lo que pasa en La Boca, le dimos una visualización”.

No será la única vez que Peligro haga énfasis en la noción de “visualización”, y con razón: Atrevido, Azul y Oro, Ñeri, e incluso el animado Jungle, son algunos de los videoclips de Trueno en el que el barrio es tanto tópico como escenario. “Anteriormente no teníamos tanta visualización. La cultura hip hop antes era algo mucho más de nicho, éramos los hiphoppers únicamente, ahora hay público al que abordar”.

“Tenés que hablar con Mario”

Hacia 2009, desde Comuna Cuatro impulsaron los primeros festivales de Hip Hop en la Plaza Islas Malvinas, con el nombre “Respeto Hip Hop”, para luego continuar con uno que parece transmitir lo que pasa en el barrio “Familia Hip Hop”. Menor a Pedro, de unos treinta años de edad, con gorro y campera de Boca, Inti Rap cuenta: “nosotros queríamos hacer la Block Party pero de Argentina. Es el nacimiento del Hip Hop en los monoblocks del Bronx, cuando DJ Kool Herc hace una fiesta para juntar plata para la vuelta a clases. Queríamos replicarlo en nuestro barrio y hacer un festival cultural donde no solo hubiera freestyle y rap sino que estuvieran todos los elementos de la cultura hip hop, como el grafitti, el breaking, DJ’s, y bandas de raperos tocando en vivo”.

“Yo arranqué en el barrio cuando no había nada de Rap, en el año 2001 ya estaba tocando arriba de los escenarios con un par de pibes vieja escuela”, el que habla ahora es Mario Castro, un rapero al que todxs me nombran como referente y me indican “tenés que hablar con Mario”.

“En el año 2001 hicimos la primera banda de rap de La Boca que se llamó Raza Deforme. La verdad de la milanesa es que la música rap a la Argentina la trajeron los chetos, corta la bocha, la música esa no es de acá de La Boca, como que eso también influyó una banda. Yo me acuerdo de cuando era guacho que había una banda de gente de la movida que eran re chetos y tenían todos los discos originales, algunos se los traían de afuera. Con el tiempo fue metiéndose en el barrio, yo grababa los discos y los devolvía. Después vino el freestyle, se unieron los pibes del barrio y explotó todo”.

“Castro de La Boca”, así es como lo conocen, cuenta que de la música fue y volvió varias veces. En 2003 se separa de su banda y él sigue como solista, al poco tiempo deja de rapear pero en 2008 logra grabar un disco. «Si vos no tenés constancia en esto de la música, van cambiando las caras y vos desapareces un poco”. En 2013 retoma los escenarios y se lanza a hacer videos, luego de ver en YouTube algunos tutoriales y pedir una computadora prestada. En 2019 la pandemia lo dejó un poco atrás pero ahora asegura que está activo de nuevo. “Lo mío es componer”.

Castro no conoce a muchxs de la nueva generación, pero cuando hay festivales o alguna movida lo llaman. “Desde guachos nosotros siempre nos contábamos lo que pasaba en el barrio. Nuestro punto de vista y las cosas que vivíamos nosotros y nuestros familiares, nuestros amigos. Cuando uno despierta una conciencia musical, ve que puede transmitir algo, se da cuenta que alrededor tiene una banda de cosas que contar. Chuck D., cantante de Public Enemy dijo que el rap allá era como la CNN de los negros. Yo acá digo lo mismo, los pibes son como Crónica de los negros, de los barrios bajos. Nosotros te contamos lo que la prensa no te cuenta, gatillo fácil, violencia institucional y violencia dentro de la casa, abuso policial. Nuestro origen siempre fue la cosa que pasa en el barrio”.

“Hoy en día en el barrio te podés encontrar con una esquina en la que paran diez pibes y de esos diez, cinco están en el rap. Quizás dos cantan, otro hace la pista, otro está con los videos, entonces se juntan un viernes a la noche y se quedan haciendo música. Yo para hacer eso me tenía que ir fuera de mi barrio. Los pibes tienen hambre de freestylear”.

Una navidad, no se acuerda si del 2000 o del 2001, después de festejar y trasnochar un poco, Castro estaba volviendo a su casa caminando por Vuelta de Rocha cuando ve a una chica que frente suyo que tenía pantalones anchos. “Me llamó la atención, mi círculo de amigos de entonces ninguno era del rap, éramos pocos y nos identificábamos con la vestimenta, rápido”. La chica en cuestión era Cielo Moreno, hoy al frente de Superpoderosas Crew, un grupo de ocho mujeres que bailan breakdance y entre las que se encuentra su hermana B-Girl Carito, la primera campeona argentina en la disciplina.

La historia de una esquina

Por Pedro de Mendoza al fondo, cerca del puente Barracas Peña (el “puente celeste”), las Superpoderosas bailan y se filman, mientras cae el sol de un domingo abarrotado de turistas en Caminito. Pero casi dos kilómetros más hacia el sur, el paisaje ya es otro. La crew, como se llaman los grupos hiphoperos, tiene que viajar a Francia y la invitación inicial, que incluía ocho pasajes, ahora solo cubre cinco, por eso están preparando un video promocional para comenzar a recaudar fondos y cubrir los tres pasajes restantes, y de esa manera viajar todas. La más chica tiene 13 años, es de Venado Tuerto y esta noche tiene que volverse.

“No hay muchas mujeres que bailan. Diez años atrás éramos menos, y veinte, dos o tres nada más. Nos empezamos a sumar de a poco, a medida que nos íbamos encontrando”. Cielo nació en La Boca y a los nueve años se mudó con su familia a Paraguay en donde conoció a Olivia con quien comenzó a bailar. A sus 16 años, en el 2000, volvió al barrio porteño, en donde los B-Boys la alentaron a salir a las competencias. Mientras tanto, le iba contando a Olivia de la movida del Hip Hop en Buenos Aires, hasta que cerca del 2010 ella decidió venirse de Paraguay y volvieron a entrenar juntas, esta vez para ir a competencias internacionales. “En ese momento había un campeonato mundial, ‘Battle of the year’, empezamos a laburar a full con el objetivo de ir, no teníamos fondos pero era nuestro sueño. Llegamos a la final, que era re inesperado, Argentina no se conocía en el mapa del mundo del breaking y llegamos a la final”.

“Mi mamá me decía ‘vos podes ir a todos tus eventos de hip hop pero tenés que ir con tus hermanas’. Entonces me las llevaba, con pañales, íbamos todas a los eventos. Hay todavía mucha cuestión con las niñas, quedan impactadas, asumen que es algo para varones. Yo doy talleres hace diez años y ahí estamos todo el tiempo desarmando estos conceptos. Ahora están a full con el twerk y los videos de tik tok”.

Todo sigue igual

En el año 2012, a partir de la ley 4353 de la Legislatura de la ciudad, se crea el “Distrito de las artes”, con incidencia en los barrios de Barracas, San Telmo y La Boca y con el fin de promover las artes visuales, musicales, literarias y escénicas. Pero el artículo 29 de dicha ley sentencia que “se atenderá la situación de vulnerabilidad social en la zona, relevando la necesidad de soluciones habitacionales y dispondrá acciones direccionadas a facilitar la permanencia de las familias radicadas actualmente en el Distrito de las Artes”. Hasta el día de hoy, eso no pasó. Y por eso distintas agrupaciones y organizaciones barriales y sociales presentaron una acción de amparo para pedir el cumplimiento también de la ley 2240 de “Emergencia Urbanística y Ambiental, en lo que hace a la vivienda, servicios, equipamiento, espacios verdes”.

“Cuando nosotros insistimos con la situación habitacional tiene que ver con que todos los roles en los que nos constituimos como personas se ven atravesados por el condicionante que es la casa o la vivienda en términos de desarrollo de los pibes y las pibas”, afirma en comunicación telefónica con El Grito del Sur Natalia Quito, referente de la organización La Boca Resiste y Propone. “Si vos vivís en una pieza, ahí tenés que jugar, ahí constituís tu rol de intimidad, compartiendo baño con doce, trece familias más, compartiendo el espacio de cocina, tu tiempo de juego, tu momento de estudio, en el que por ahí no tenés mesa y a la hora de hacer la tarea transcurre todo en una pieza de cuatro por cuatro donde también hay una tele y otros integrantes de la casa”, sostiene y considera que el sentido común que se construye en eso ámbitos es distinto a cuando cada uno tiene su propio espacio físico. “Acá te entras a bañar y todo el conventillo sabe que te estás bañando, quién sos y cuánto tiempo tardas”.

Al igual que otros lugares de la ciudad, en donde los proyectos inmobiliarios, con el aval político, comienzan a empujar hacia un proceso de gentrificación, La Boca hoy es un terreno en disputa “La gran batalla es por el territorio, no en términos de individualidades sino en contra de la invasión en todos los sentidos. Nosotros todos los días nos acostamos pensando en que queremos progresar y que la comunidad progrese en términos colectivos, más allá de lo individual. Toda planificación desplanificada, hecha solamente para favorecer a determinado sector deja afuera al resto de la comunidad. Todo lo que hacemos, dentro de la unidad ejecutora, tiene que ver con romper y evitar esa planificación, que vino desde una legislatura que opera como escribanía del otro poder, el ejecutivo”.

Inti habla de la República de La Boca como distintas zonas que conforman al barrio, aunque los conflictos son similares. “La problemática principal es la desigualdad que hay, la pobreza que cada vez es mayor, los chicos tienen hambre y están muy solos en la calle. El peor condimento es la pasta base, eso es lo que más se ve. Después hay problemáticas típicas de barrios marginados, violencia familiar, violaciones. El ver que robarle al que viene de afuera está bien visto, entonces si venís de afuera te robo solo por el hecho de ser de afuera, y después así, en cierta forma, quedan los chicos marginados a no salir más del barrio”.

Crédito: Superpoderosas Crew

“Mientras hay otros que hablan de armas y de drogas, nosotros tratamos de hablar de que queremos cambiar esta realidad a nuestra manera y con nuestra música y nuestras liricas, no queremos seguir aumentando la droga y aumentando la delincuencia, las armas y los pibes muertos por gatillo fácil. Nosotros queremos que haya más pibes rapeando, que haya más cultura, más educación y a partir de eso que también los pibes puedan proyectarse más allá de vivir o no de la música, tener una herramienta para poder salir adelante cuando uno está mal. Eso es lo que a nosotros nos salvó la vida. Eso es lo que quiero comunicar a los pibes porque eso es lo que me salvó a mi cuando estaba mal”.

Para Peligro, “a veces la acción cultural corre a los problemas del barrio. En un barrio donde suena murga y candombe, el tango a veces hasta a contramano lo siento ¿por qué? por el plano turístico y por cómo lo ponen en un corredor turístico en donde los artistas a veces ni son del barrio de La Boca. Es el típico negocio para pocos, no está solventado con una cuestión de inclusión de los artistas que viven en el barrio y de las realidades geográficas también. En el plan de unir Madero con Caminito, les quedó todo el bajo de La Boca, eso no está tan lindo para ellos”.

After Trueno

Con solo 20 años, Trueno es hoy un artista exponente de la cultura hip hop y del barrio de La Boca. Desde muy chico, participando en los recitales de su padre, Trueno agarraba el micrófono para soltar rimas encendidas y al poco tiempo comenzó a participar de las batallas de gallo y de las competencias nacionales e internacionales. Como corresponde a la época, la dimensión de su arte queda marcada por las cifras de visualizaciones, reproducciones y cantidad de seguidores en las redes sociales. “Mamichula”, la canción junto a su novia Nicki Nicole, alcanzó en seis meses los 220 millones de reproducciones y hoy ya lleva casi 350 millones en YouTube.

“La figura de Trueno llevó el barrio de La Boca a la escena internacional del freestyle y después a la escena internacional de la música, hoy en día ves a los jóvenes y a los guachines haciendo el cuatro con la mano como nosotros hace más de diez años, representando a la Comuna Cuatro, al sur de la capital, como zona y también como idea”, esgrime Pedro.

¿Qué les pasa a lxs pibxs, que lo ven tanto en las calles del barrio como en las giras y recitales multitudinarios?

“Ellos quieren rapear y quieren ser escuchados. Muchas veces no son tenidos en cuenta ni en la escuela ni en la casa y por ahí en la calle, para que te tengan en cuenta, tenés que usar la violencia. Canalizar esa violencia a través del rap y de las rimas te hace sentir parte de algo y eso es lo que buscan los chicos y lo que encuentran. Poder expresarse mejor, sentirse que forman parte de un movimiento y que su talento es reconocido. A partir de la repercusión de Trueno ellos vieron que podían ser también, es una motivación muy grande porque lo ven en su propia cuadra”, cuenta Inti, que recuerda a Trueno Pequeño, cuando cantaba en los recitales de Comuna Cuatro.

“Trueno es un capo. Si vos te pones a ver la historia del pibe te das cuenta que estaba marcado. Más allá de todo, tiene un talento bárbaro. Yo se que muchos de los más chicos, de los guachines, lo ven así. Si trueno puede yo también, y eso es una masa”, dice Mario Castro, que también tiene un hijo rapero, al que le regaló un micrófono, una placa de sonido y le enseñó cómo grabarse.

A pocos días de publicarse el nuevo álbum y con una gira por Londrés ya confirmada (luego de que Trueno se suba al escenario con Gorillaz), Pedro Peligro sabe que el barrio es lo más importante. “A mi lo que me copa es el espíritu que no se pierde con respecto a la visión social de la herramienta del hip hop, más allá de nuestro gusto por la cultura y de ser 24/7, es hip hip todo el tiempo, desde la indumentaria y la forma, hasta lo que uno hace. Lo que se mantiene es un mensaje que no cosifica, que no enaltece la violencia, que se mantiene leal a nuestras realidades”.

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