«Las tareas de la comunidad afro eran muchas más que la mazamorrera o la vendedora de empanadas»

👩🏿‍🦱 Anny Ocoró Loango es Doctora en Ciencias Sociales y estudia a la comunidad negra en Argentina. En un nuevo 25 de mayo crítica el blackface, las representaciones estereotipadas y sentencia: "A la escuela también hay que enseñarle de antirracismo".

El 25 de mayo es una fecha más que relevante para la comunidad afro en el país, pero las representaciones que siguen existiendo de nuestros cuerpos en los actos escolares no dan cuenta de la dimensión del aporte afroargentino a esta gesta patria. Anny Ocoró Loango es Doctora en Ciencias Sociales, investigadora del CONICET, y forma parte del equipo docente de la Diplomatura y Especialización en Currículum y Prácticas Escolares en Contexto (FLACSO). Entre su trabajo, sus tareas domésticas y la academia, Anny se tomó un rato para charlar con El Grito del Sur: «Al empezar a estudiar la población negra en Argentina, me di cuenta que la poca información que había eran comentarios al pasar o notas al pie de página».

¿Cómo comenzó tu proceso de investigación sobre la comunidad afro en Argentina?

Llegué a la Argentina en el año 2007 y la población de origen africano no era ni tan mayoritaria ni tan visible. Yo era la única estudiante afro en mi maestría y el mismo día que empecé me preguntaban de manera muy interesada si había negros y racismo en Colombia. Con el tiempo me fui dando cuenta, a partir de que mucha gente me mirara con extrañamiento y ante la ausencia de estudiantes afro, de la situación de la negritud en el país. En una oportunidad, una compañera me dijo: “En Argentina no hay negros, murieron en la guerra y solo están en los actos escolares”. Eso me quedó sonando y decidí acercarme al tema. Por entonces conocí a otra compañera brasilera también afro que me acercó algunos textos, entre ellos Los afroargentinos de Buenos Aires de George Reid Andrews, texto que devoré porque me interesó muchísimo. De ahí se despertó mi curiosidad por ver a los chicos que se pintaban de negro. 

¿Qué es el blackface y cómo te enteraste que era utilizado acá en los actos del 25 de mayo?

El blackface implica maquillarse teatralmente y fue muy popular en los Estados Unidos del siglo XIX, sobre todo en el sur, donde se seguía empleando población esclavizada. De alguna manera se mostraba a esta población feliz, negando el sufrimiento y el racismo. Nos llegó aquí la experiencia norteamericana y muchos cómicos la adoptaron: era muy común para ellos convertirse en “negros”. Así llego a esta práctica y entones presencié algunos actos y empecé a buscar información al respecto. Me di cuenta que la poca información que había sobre la población negra eran comentarios al pasar o notas al pie de página. El tema no estaba estudiado ni problematizado. Entonces, se me abrieron muchas posibilidades y desafíos: estudiar un tema que no estaba abordado y construir conocimiento sobre algo que, si bien era muy visible, estaba muy oculto en el campo de los estudios afro. Yo había venido a Argentina para hacer un estudio respecto de los jóvenes de las villas en el país y así compararlos con los jóvenes en Colombia. Producto de vivir esa negritud en Argentina, ese extrañamiento y esas huellas es que llego aquí.

Fotos: UNTREF

¿Cuál es el rol que le dio la educación al negro en las representaciones escolares? ¿Fue siempre el mismo?

Esa es la pregunta que me hacía yo en la tesis de mi maestría. Lo que busqué al principio fue observar el presente para que funcionara como una brújula para hurgar en el pasado y entonces historizar todos los roles que aparecen allí: el candelero, la mazamorrera, etcétera. Me encontré con un negro y una negra que aparecen como personajes jocosos, bailando. La idea de mi tesis era retratar cuál era la presencia negra en ese contexto de 1810 que la escuela retrataba. Las tareas que realizaba la comunidad afro eran muchas más que las que son representadas en los actos escolares. Según dice Reid Adrews, había aproximadamente un 30 por ciento de población africana. Si a la Buenos Aires de 1810 le sacabas a la población de origen africano se caía la actividad económica, es decir, había una participación muy importante en todo el sistema económico y no solamente vendiendo velitas como se representaba en las escuelas. 

¿Cómo se construyó entonces esta imagen estereotipada de negros y negras?

Hacia fines de 1880, cuando se estaba consolidando el Estado Nación, se empezó a construir esta narrativa y se abrió un espacio para pensar la negritud y su papel. En este contexto se propuso la figura del “negro Falucho” para integrar ese panteón de héroes que pasaría a distintas actividades escolares. Yo encontré varios relatos de escuelas e incluso del Ministerio de Educación (publicando la revista “El Monitor”), que instaban a que les hicieran poesías a Falucho o lo incluyeran dentro de los actos escolares. Si uno puede rastrear la presencia negra en los actos escolares, indiscutiblemente tiene que recuperar esta figura de Falucho. Es entre 1880 y 1890 donde se van solemnizando y reglamentando las fiestas patrias en la escuela y pasa a ser Falucho una figura importante en las tradiciones escolares. “La invención de la tradición”, como dice Hobsbawm. La escuela empieza a fortalecer esta idea del amor a la patria, de los héroes, de los museos, de imágenes de héroes y ahí es que entra él.

Fotos: UNTREF

¿Cómo se consolida esta mirada en el siglo XX?

En 1921 se inauguró la revista “La Obra”, que estaba pensada para maestros. Allí se proponía la utilización de otras figuras de la negritud: aquí aparecieron las invitaciones a pintar a los chicos para que actúen como candomberos, vendedores de velas, entre otras. Aquí hubo un intento de salir de la figura ya gastada de Falucho y didactizar el tema y la revolución con estos “nuevos negros” para que pueblen los actos escolares. También encontré en Billiken y distintas revistas y ediciones de las décadas de los 40 y 50 la insistencia en pintarse de negros en los actos escolares. Los jóvenes de elite a fines del siglo XIX solían pintarse la cara de negro y disfrazarse de “candomberos” para ir a las comparsas y carnavales emulando prácticas norteamericanas como el “blackface”. Esto fue recogido por la revista Caras y Caretas. A lo largo de la historia ha ido cambiando esta representación en principio con Falucho y luego con estos negros que de alguna manera vienen a consolidar la idea de un negro más paisajístico que adorna la revolución. Falucho era un soldado del ejército libertador que fue fusilado en 1824 y lo que se dice comúnmente es que prefirió morir como un héroe y no traicionar a su bandera. Falucho tiene también un monumento y hay que decir que su existencia es puesta en duda. Él está mirando al pasado y es una manera de contar que esa negritud ya no está. Es un símbolo de algo que estuvo, pero ya no está.

¿Pensás que esto se está modificando?

Ha habido cambios importantísimos en los últimos años en el país -incluso desde que hice este estudio hasta la actualidad-, aunque haya cuestiones que perduran porque no se van a transformar de la noche a la mañana sino que son cambios culturales lentos. En 2013 se aprobó la Ley 26.852 (día de les afroargentines y la cultura afro), pero para que estos cambios impacten en los maestros y las efemérides escolares falta mucho. Sin embargo, hay experiencias muy importantes que han venido recuperando la figura de María Remedios del Valle, muchas de ellas impulsadas por docentes afroargentinos: en una escuela en Santa Rosa, La Pampa, se hizo un monumento a María Remedios del Valle; otra escuela de Rosario cambió su nombre a María Remedios del Valle; hay talleres de la Agrupación Xangó que trabajan en el campo educativo; lo que pasó ahora con María Remedios en los billetes también es un enorme logro. Todavía son experiencias pequeñas que no impactan de una manera considerable. Queda mucho por hacer, pero estas cuestiones van a abonar a que la escuela abra sus puertas a este debate y se comprometa a darlo en su interior e incorporarlo en sus prácticas. Necesitamos también que el Estado lo haga: en los últimos años ha habido una voluntad de transformación pero en el conjunto de la sociedad hay mucho por hacer.

¿Qué es lo que falta para hacerle justicia a la comunidad afro en las representaciones escolares?

Hay que trabajar en tres ejes clave. En políticas no necesitamos solo un día de los afroargentinos, sino una ley que incluya o incorpore de una manera más clara los contenidos de la historia africana y afroargentina en el currículum escolar. En el campo de las prácticas hay que trabajar muchísimo con la escuela para transformar esas representaciones estereotipadas que todavía se producen. Un buen ejemplo fue la campaña de Xango de “No soy un disfraz”: este tipo de manifestaciones son importantes no solamente desde la escuela sino desde las organizaciones afro. Esto pensando también que el currículum es un espacio de lucha y batalla y hoy está totalmente eurocentrado. Es necesario tensionarlo aportando otras miradas. El tercer eje es el de la investigación: hay que investigar cómo se reproduce el racismo en la escuela, cuál es la historia de los afroargentinos y las mujeres afroargentinas vinculando esas investigaciones con el campo de las prácticas. Para seguir dando cuenta de cómo opera el racismo epistémico o estructural en el campo educativo para seguirlo combatiendo. Esto nos va a llevar a que la escuela modifique estos modos de representar estereotipadamente porque muchas veces ni siquiera se sabe que se está incurriendo en prácticas racistas. Entonces a la escuela hay que enseñarle también. Ella fue pensada para homogeneizar a la población desde un lugar muy eurocentrado y es muy difícil sacarla de ahí y hay que acompañarla desde la investigación e intervención cotidiana y permanente de varios sectores y de organizaciones sociales.

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Ali Delgado

Abogado, activista antirracista y docente universitario.