A poco menos de dos días para que se abran las urnas, el proceso electoral en Colombia ya ha registrado amenazas de muerte, candidaturas declinadas, un paro armado y denuncias de atropellos a observadores electorales. Pero ninguno de esos es el dato fundamental de la elección, sino que la noticia que acapara las miradas es que por primera vez en la historia democrática del país una figura progresista podría llegar al Ejecutivo.
Gustavo Petro es un histórico referente de la izquierda colombiana. Inició su militancia en la guerrilla urbana M-19, luego fue alcalde de Bogotá y dos veces candidato a presidente. La última vez, en 2018, quedó muy cerca de ganar la presidencia, en un ballotage donde finalmente Iván Duque -delfín del derechista Álvaro Uribe- se impuso por un estrecho margen, con el 53,98 por ciento de las adhesiones.
Ahora, con una fórmula renovada, todas las encuestas ubican a Petro como principal favorito para los comicios de este domingo. ¿Qué cambió en estos años para que el referente progresista arrase en todas las encuestas?
«Hay dos dimensiones que han marcado la vida económica, política y social de Colombia en este tiempo: en términos macroeconómicos, un incremento de la deuda pública (más de 9 puntos), una inflación récord y un desempleo que alcanza a casi 3 millones de personas, sumado a que el 51 por ciento de quienes trabajan lo hacen en condiciones de informalidad. El balance económico no favorece para nada al país», explicó a El Grito del Sur Diego Carrero Barón, economista e investigador colombiano del Centro de Pensamiento de Política Fiscal de la Universidad Nacional.
El analista señala que a esta situación se le añade el efecto social ocasionado por el incumplimiento de los Acuerdos de Paz. Por último, una reforma fiscal que alivianaba la carga de las grandes fortunas y afectaba a la clase media, lo cual generó una ola de movilizaciones históricas en el país. «Hoy tenemos una ciudadanía mucho más crítica de su clase dirigente, unas instituciones desprestigiadas y eso se evidenció en las elecciones del Congreso de marzo», agregó Carrero Barón. «Todo esto ha sido acompañado de mayor violencia en los territorios a partir del incumplimiento de los Acuerdos de Paz».
Un dato fundamental de la campaña ha sido la elección de la compañera de fórmula de Petro: Francia Márquez, dirigente afrocolombiana, feminista y ambientalista, de origen popular y ligada a la lucha por el acceso a la tierra. Márquez tuvo un desempeño superlativo en las internas, donde obtuvo 873 mil votos totales y superó incluso al candidato del Centro, Sergio Fajardo. Si bien la primer apuesta de Petro fue acordar con el Partido Liberal (de centro derecha) para ganar en primera vuelta, la negativa de esta formación terminó por inclinar la cancha y, a contramano de muchos procesos regionales, Petro optó por una vicepresidenta mujer y de izquierda.
«Francia Márquez se convirtió en un símbolo de la indignación de los colombianos y pudo transformarse en la expresión de las personas que han sido excluidas de forma sistemática del régimen político colombiano», señaló Carrero Barón y añadió que su inclusión a la boleta presidencial fue un estímulo para la participación de ciertos sectores populares y juveniles.
En la vereda de enfrente de Petro se ubican dos opciones muy distintas. Por un lado Federico «Fico» Gutiérrez, candidato del uribismo y la derecha, ingeniero civil y exalcalde de la conservadora Medellín entre 2016 y 2020. El otro referente que pugna por llegar a ballotage es el ingeniero Rodolfo Hernández, también ingeniero civil y empresario de centro derecha, exalcalde de Bucaramanga, que realizó una campaña muy eficiente en redes sociales, posicionando una imagen juvenil y de outsider que contrasta con sus 77 años de edad y su paso por la gestión. «Viejito pero sabroso», fue el eslogan que atravesó la campaña de Hernández, que amenaza con llegar a segunda vuelta.
Muy por detrás quedó la inexistente avenida del medio. Sergio Fajardo, representante de Centro Esperanza, se encuentra muy relegado en las encuestas. Pese a la sobreabundancia de referentes del centro en la previa de las elecciones, ante la floja performance de Fajardo muchos optaron por apoyar públicamente a Rodolfo Hernandez: tal es el caso de Ingrid Betancourt, que llamó a votar al ingeniero para evitar el triunfo tanto de Petro como de Fico Gutiérrez.
Las preguntas giran ahora en torno al resultado del domingo y, sobre todo, conocer si la derecha le permitirá a Petro gobernar el país. «La derecha puede intentar deslegitimar los resultados electorales y sembrar la idea de fraude», advirtió Carrero Barón, que señala que el uribismo también podría abonar a generar inestabilidad en los primeros meses de la gestión de Petro.
