Ciberviolencia de género: «Al no haber un moretón, la gente cree que no es violento»

👏 La diputada nacional Mónica Macha presentó dos proyectos de ley que buscan tipificar la difusión no consentida de material íntimo. El Grito del Sur dialogó con Laura Balbastro, integrante de Género y TIC, para saber más al respecto.

La violencia digital o ciberviolencia de género ha sido definida por la Relatoría Especial de la ONU como la “violencia contra las mujeres facilitada por la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC)”. La ciberviolencia, al igual que los propios medios por los que se genera, es relativamente nueva y está en mutación constante, dificultando su prevención y faltando marcos normativos para penarla. Esto conlleva que muchas veces las víctimas se vean obligadas a demandar a los autores a través de diversos delitos conexos que suelen ser insuficientes. Aunque generalmente se le reste importancia o se la vanalice, las víctimas del ciber acoso pueden llegar incluso hasta el suicidio. 

Si bien aún no se cuenta con muchas estadísticas al respecto, las cifras existentes alarman: según el informe presentado por Amnistía Internacional Argentina “Corazones verdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la ILE en Argentina”, 1 de cada 3 mujeres sufrió violencia en las redes sociales y un 26% de las víctimas recibió amenazas directas y/o indirectas de violencia psicológica o sexual mientras se discutió el aborto. Además, 59% fue objeto de mensajes sexuales y misóginos, 34% recibió mensajes con lenguaje o comentarios abusivos y 36% tuvo ataques de pánico, estrés o ansiedad.

A escala internacional, de acuerdo con un estudio de Plan Internacional publicado en octubre del 2020, casi un 60% de las niñas y jóvenes del mundo han sido víctimas de diferentes formas de ciberacoso en plataformas de redes sociales. Además, en el informe titulado “Toxic Twitter. A toxic place for women” de Amnistía Internacional, se subrayó que el 88% de las mujeres encuestadas había sufrido acoso u hostigamiento al utilizar Twitter para abordar temáticas feministas o vinculadas a la igualdad de género. 

Para finalizar con esta situación, la diputada del Frente de Todos Mónica Macha -junto al espacio de víctimas de violencia digital «Ley Olimpia Argentina» y la organización «Género y TIC»- elaboraron dos proyectos de leyes con perspectiva de géneros y diversidad que buscan tipificar la difusión no consentida de material íntimo. 

Por un lado, la Ley Belén, -en honor a Belén San Román, madre de dos niños quien fue inducida al suicidio luego de sufrir la extorsión y posterior viralización de un contenido íntimo- que busca la incorporación al Código Penal de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo y/o de desnudez. Por otro lado, la ley Olimpia -inspirada en una legislación mexicana- que se propone incorporar la violencia digital como otra forma de violencia de género en nuestra ley 26.485, junto con la creación de medidas de protección para las sobrevivientes, políticas públicas tendientes a la educación digital y la prevención de estas agresiones. 

Para saber más al respecto, El Grito del Sur se contactó con Laura Balbastro, psicóloga e integrante de Ley Olimpia Argentina y Género y TIC.

¿Cómo surgió la idea de presentar estos proyectos?

Nosotras, desde Género y TIC, venimos trabajando en conjunto con el grupo de militantes que logró sancionar la ley Olimpia en México. Ellas son las que nos van acompañando y guiando en nuestro camino, siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada sociedad. La intención es seguir sus pasos entendiendo que desde un proyecto muy pequeño lograron trabajar para erradicar la violencia digital de todo un país.

¿Qué engloba cada una de las leyes?

En el caso de la ley Belén estamos trabajando con la incorporación al Código Penal de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo y de desnudez, incluimos el “Porn deep fake” y la “sextorción”. La ley Olimpia busca incorporar la violencia de género digital a la ley 26.485 y a partir de eso trabajar en la educación y la prevención y cuestiones del orden de lo social. 

¿Qué es el Porn Deep Fake, la “sextorción” y la pornovenganza?

La sextorción es cuando el atacante ya cuenta con el material íntimo y extorsiona a la víctima con que va a mostrarlo si ella hace algo. Por ejemplo, si dos personas se filmaron teniendo relaciones sexuales y luego la chica se quiere separar de su agresor y la pareja para que no suceda la extorsiona con que va a mostrar el material. Distinta es la pornovenganza, donde el hecho ya se concretó y el material ya se mostró. En el caso de la sextorsión hay una manipulación de la voluntad de la víctima. El Porn deep fake es cuando las personas hacen fotos falsas a través de la suplantación de cara y se difunden. Esto, aunque no sea una foto real, supone un daño porque el que ve la imagen desconoce el origen y puede creer que es verdad. Cada violencia digital tiene su especificidad y la idea es poder trabajar con cada caso, por eso es tan importante que salga la ley. 

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de la difusión de imágenes no consentidas en Internet?

Las consecuencias son muchísimas, de hecho hay estudios que muestran que las secuelas son igual de graves que en la violencia analógica. Se generan sentimientos de culpa, de vergüenza, de retraimiento, muchas personas no pueden salir a la calle porque se sienten perseguidas, hostigadas, no saben quién vio su imagen y quién no. Se degeneran los vínculos con sus amigos, el trabajo. Es difícil de cuantificar la violencia, tiene que ver mucho con las herramientas psicológicas con las que cada uno cuente pero se pueden ser heridas irreversibles y llegar hasta el suicidio. 

¿Qué legislaciones existen actualmente en nuestro país? ¿Por qué son insuficientes?

En la Ciudad de Buenos Aires, la difusión de imágenes íntimas es una contravención. En el resto del país está la posibilidad de denunciar si en el ejercicio de la violencia de género digital se incurre en otro delito que sí está tipificado por el Código Penal, por ejemplo la extorsión o la amenaza. Básicamente depende mucho de quién te recibe la denuncia. Hubo algunos proyectos de ley anteriores, pero no tenían perspectiva de género y entonces traían consigo tratos revictimizantes de parte de la Justicia. Necesitamos esta ley para que las víctimas puedan denunciar por el delito que sufrieron específicamente y no tratar de arreglarlo de maneras aledañas.

Persiste una trivialización y normalización de la violencia de género en línea. ¿Por qué?

En primer lugar, hay una normalización de la violencia de género en general. Respecto a la violencia digital, se ve como si fuera parte de la virtualidad, como no hay un daño físico parece que no pasara nada, por eso uno de nuestros lemas es “Lo virtual también es real”. Al no haber un moretón la gente cree que no es violento, como si hubiera que medir el nivel de violencia que cada mujer sufrió.

¿Pensás que los feminismos deberían darle más legitimidad a este tipo de violencias?

Creo que los movimientos feministas hacen lo que pueden. Cada una trabaja en el sentido de las posibilidades que tiene y todas tenemos que ir hacia la erradicación de todo tipo de violencia. No hay una violencia mayor que la otra, está todo mezclado y el agresor suele aprovecharse de ese enredo y esa falta de límites. A medida que avanzamos, vamos incorporando este tipo de violencia en nuestras luchas pero venimos tan atrasadas que hacemos lo que podemos.

El límite entre el sexting, el intercambio de nudes y el abuso puede ser fino y cruzarse rápidamente. ¿Cómo se hace para prevenir sin estigmatizar a las mujeres y diversidades que eligen realizar estas prácticas por deseo?

Es difícil porque el consentimiento es revocable. Puede pasar porque vos mandes fotos voluntariamente y la otra persona las pasó y se convirtió en abuso. Trabajaría con los grupos de mujeres para tener pautas de alerta y de cuidado, pero fundamentalmente para que no se sientan culpables si sucede. La violencia de género digital es algo que le puede pasar a cualquiera y no somos responsables del daño que alguien comete. Si llega a pasar hay que empoderarse y saber que nosotras no estamos haciendo nada malo por disfrutar de nuestra sexualidad. En ese sentido, la ley es fundamental para que las mujeres puedan defenderse.

¿Qué consejos rápidos podés dar para prevenir la violencia por Internet?

Yo en la prevención trabajaría más con el posible agresor que con la posible víctima. Creo que es necesario que la persona que recibe una foto o un video sepa que no puede difundir ni divulgar nada de lo que le pasaron, que esa otra persona que está en la imagen tiene sentimientos y le podemos estar haciendo daño al divulgarla. Tenemos que trabajar con el agresor porque por cada uno hay muchísimas víctimas potenciales. La gente tiene que problematizar algo que está totalmente normalizado, como si no fuera un daño real cuando sí lo es.  

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