El 11 de octubre del año 2016, Natalia Grenbenshicova y Nuria Couto fueron asesinadas a cuchilladas en la plaza Irala del barrio de La Boca por Mariano Bonetto, veterinario cordobés de 27 años. Natalia tenía 15, era oriunda de Rusia y cursaba su tercer año en la “Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano”, a unas cuadras del lugar de su muerte. Nuria tenía 18, era egresada del mismo colegio y trabajaba en la librería que funcionaba dentro del colegio. Ese día ambas se encontraban junto con amigues en la plaza.
Luego de un mes de hospitalización, Nuria y Natalia, que recibieron 17 y 4 puñaladas respectivamente, perdieron la vida y entonces comenzó el periplo judicial para las familias. La primera instancia a la que debió enfrentarse Bonetto fue en diciembre de 2016, cuando la jueza de instrucción Wilma López lo declaró inimputable y fue sobreseído, alegando supuesta insuficiencia de sus facultades. En ese momento fue trasladado al Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA), del Complejo Penitenciario Federal N° 1 de Ezeiza. Sin embargo, la familia de Natalia apeló la medida y fue la misma jueza que insistió, sobreseyéndolo por segunda vez. Tras la segunda apelación, el caso se elevó a juicio oral.
Durante el juicio, Bonetto escribió una carta aceptando la intención deliberada con la que cometió los hechos y solicitó ser trasladado del pabellón psiquiátrico a uno normal. “He sido declarado inimputable mediante una entrevista con profesionales en la que bajo los efectos del miedo a ser puesto en juicio y condenado, mentí”, explicó. Su abogado minimizó el hecho y logró pasar desapercibido.
En enero de 2017, la Cámara del Crimen revocó la medida y el 5 de julio de 2018, gracias a la insistencia de amigues y familiares de las víctimas, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 22 -integrado por los jueces Ángel Nardiello, Patricia Cusmanich y Sergio Paduczak- aceptó el pedido de las querellas dictando prisión perpetua y comprobando la premeditación del hecho.
Cuatro años después, la Cámara Nacional de Casación lo declaró nuevamente inimputable en un fallo que -según los allegados de las víctimas- ha sido tomado a puertas cerradas por los jueces. “El fallo fue sacado a escondidas, los dos jueces no presentaron ninguna argumentación válida sobre los motivos de su decisión. El único juez que presentó la justificación detallada de su opinión fue Gustavo Bruzzone, que votó en contra y confirmó la culpabilidad. El asesino fue trasladado de inmediato al hospital Borda, donde está ahora como paciente común y hay posibilidad que escape o salga con permiso de un médico. Esto es un peligro para los vecinos y para toda la sociedad, ya que en el juicio oral quedó claramente comprobada la premeditación del hecho y la culpabilidad de Bonetto”, explicó a El Grito del Sur Anna, la mamá de Natalia.
Héctor Magariños, uno de los tres jueces de la Sala III de Casación, basó esta condición de inimputabilidad en el informe de la junta médica donde se afirma que presenta un “cuadro psicótico compatible con síndrome delirante crónico, el cual se corresponde con una alteración morbosa de sus facultades mentales”. Según los especialistas, eso “le ha impedido en el momento del hecho comprender las características del acto y la dirección de sus acciones”.
Por su parte, el juez Gustavo Bruzzone actuó en minoría cuando aseguró que “el brote psicótico debía ser descartado por la actitud posterior de Bonetto al momento de su detención, en donde la médica que inmediatamente lo había examinado, no pudo observar ningún detalle que le hiciera pensar en alguna anormalidad”. En este momento el acusado quedó a disposición del Juzgado Civil 25, que dispuso que sea trasladado al hospital Borda, lo que lo acerca a la libertad.
“La Cámara de Casaciones estuvo tres años sin hacer nada, no dejó lugar a los argumentos de la querella, no nos dio la audiencia que pedimos. Tampoco nos notificó de su decisión, cuando salió el fallo los abogados se enteraron al entrar en la página de la Justicia. El asesino fue trasladado al Borda ese mismo día, aunque después del fallo del juicio oral que le dio perpetua nunca lo pasaron a la cárcel común. El fallo fue sacado y el asesino fue trasladado tan de repente, a escondidas, tratando de ocultar lo sucedido, que hace sospechar de la grave negligencia o la parcialidad de los jueces involucrados. En palabras directas, la justicia corrupta se hizo cómplice del asesino de nuestras hijas”, continuó Anna.
«Estamos hablando de alguien que compró el arma con la que cometió el crimen, la mantuvo oculta, fue a una plaza e interactuó con personas, lo cual se puede entender como que eligió a sus víctimas. Alguien que luego de autoagredirse respondió preguntas a la enfermera que lo entendió con completa lucidez, que incluso escribió una carta tomando responsabilidad por lo que hizo. Sobran ejemplos que demuestran que esto no tuvo un carácter impulsivo o espontáneo sino que fue premeditado», aseguró Ro, integrante del centro de estudiantes de La Belgrano.
Antes de asesinar a las jóvenes Bonetto, hijo de un banquero de Córdoba, había sido abandonado por su ex pareja, razón por la cual profesaba un odio hacia las mujeres. No obstante, durante todo este tiempo el pedido de la familia de que el crimen sea calificado como femicidio ha sido desoído.
“Bonetto actuaba por odio a las mujeres, lo que habían comprobado muchos testigos. No lo hizo sin comprender lo que hacía; al contrario, lo planificó, compró el cuchillo con tiempo, lo trajo escondido a la plaza, buscó a sus víctimas, estableció el contacto con ellas, eligió el momento y atacó”, afirma la madre.
En La Belgrano, todos los años desde 2016, se realizan festivales para recordar a las alumnas y el aula donde Natalia asistía lleva el nombre de ambas. Es por eso que, frente a la noticia, la comunidad organizada opone resistencia y exige que se haga justicia en memoria de sus amigas. “La Justicia tiene la responsabilidad de hacer cumplir la condena de cárcel común ya sentenciada en el 2018 después de todo el proceso de investigación y deliberación que se dio en su momento. ¿Por qué de repente estamos hablando de que es inimputable si ya se demostró lo contrario? Los jueces no dieron explicaciones al respecto para nadie. Deja mucho que cuestionar y poner en duda la legitimidad de esta decisión”, aseguraron desde el centro de estudiantes a este medio.
“La muerte de Nat es un dolor eterno para mi, nunca va a desaparecer. Es una pérdida irreparable, que voy a llorar hasta el fin de mis días. Siempre pienso en ella, la recuerdo, la imagino tal como podría ser ahora… El hecho de que hace tres años se hizo justicia y el asesino se quedó encerrado de por vida no me iba a devolver a mi hija, pero por lo menos daba un poco de paz y seguridad que no va a poder seguir matando. Ahora nos sacaron esta débil consolación y tenemos que empezar todo desde el principio”, finaliza apesadumbrada la madre de la víctima.
