La Revolución de las Viejas y el pañuelo plateado

💜 ¿Qué es La Revolución de las Viejas? ¿Por qué son necesarias las políticas antiedadistas? ¿Qué pasa con el acceso al trabajo después de los 50 años? El Grito del Sur habló con Cristina Oroño, psicóloga de 67 años e integrante de La Revolución de las Viejas sobre esto y mucho más.

“Somos viejas, orgullosas de serlo. Estamos construyendo lugares donde habitar la vejez y discutir los temas que nos interesan. Estamos encontrándonos y construyéndonos como colectivo, con nuestras propias banderas. Estamos haciendo nuestra propia revolución”.

La Revolución de las Viejas es un movimiento que nace en el año 2020 con el objetivo de pensar las vejeces y las problemáticas de las mujeres de más de 50 años desde un enfoque transfeminista y de derechos humanos. Su finalidad principal es la promoción del antiedadismo, la perspectiva de género y el buen vivir, es decir que se proponen terminar con la discriminación por edad y erradicar el viejismo, ese conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los adultos mayores exclusivamente en función de su edad. 

En un principio, La Revolución de las Viejas surgió a partir de la entonces diputada y actual vocera presidencial Gabriela Cerruti, quien subió un video a sus redes sociales reflexionando sobre esta etapa de la vida. Pronto el material se viralizó y fueron cientas las que lo compartieron, identificadas con los mandatos y los tabúes que pesan sobre las mujeres de más de cinco décadas, pero también agradecidas con la posibilidad de reivindicar los beneficios de la experiencia acumulada. 

“El primer encuentro fue en enero del 2020. Éramos 300 mujeres con mucha efervescencia. A partir de allí empezamos a reunirnos en las plazas de distintos puntos del país hasta que nos agarró la pandemia y seguimos por las redes sociales, teniendo en cuenta la particularidad de la región y las necesidades”, asegura Cristina Oroño, psicóloga de 67 años e integrante de La Revolución de las Viejas. “En ese momento, un grupo de psicólogas nos juntamos y armamos un dispositivo de acompañamiento para viejas que la estaban pasando mal por el aislamiento. Este pequeño ejemplo es parte de las distintas actividades y comisiones que se formaron en torno al núcleo”, continúa.

Entre las diferentes iniciativas que encararon desde LRDLV, está un proyecto de ley contra todas las formas de discriminación por edad. La ley se propone sancionar la discriminación por edad, promover el empleo de adultes mayores, transversalizar la política pública con perspectiva antiedadista -instando al Estado a implementar acciones positivas- y promover la representación positiva de las personas mayores en los medios. “Es un derecho que ya está consagrado en la Convención Constitucional de Protección a los Adultos Mayores del año 2006 y como todo derecho hay que militarlo. Faltan políticas que cuiden a los adultos mayores. Hay muchas mujeres que tienen más de cincuenta y todavía pueden estar en el campo productivo pero se enfrentan a barreras que se lo impiden”, cuenta Oroño, integrante de la agrupación que propone un modelo de cuidados para adultos mayores que deje de infantilizarlos y tutelarlos, apostando a su autonomía y contribuyendo a integrarlos socialmente. 

Además de articular con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y marchar juntas el 8M, en 2020 las viejas -que se identifican con un pañuelo de color plateado y se reivindican antineoliberales y anticoloniales- organizaron su primer encuentro nacional en Chapadmalal. Del mismo participaron 700 mujeres que se encontraron para discutir temas en común, compartir experiencias y pensar soluciones. Entre sus conclusiones se propusieron desarrollar una serie de viviendas colaborativas y alquileres sociales que puedan suplir las carencias habitacionales y proveer un lugar donde envejecer de conjunto.

En Argentina, el envejecimiento de la población -lejos de ser un problema distante- es una realidad: el 15 por ciento de la población son personas mayores de 60 años y en 2050 se calcula que una de cada 6 personas tendrá más de 65 años. De esta franja etaria, un 57 por ciento de las personas son mujeres y, aunque sean más longevas, no significa que tengan una mejor calidad de vida. Al contrario, muchas veces deben enfrentarse a las consecuencias de los prejuicios que vienen cargando durante toda su vida, por ejemplo la brecha económica o la responsabilidad de los cuidados. 

Por eso la diferencia del 27 por ciento en la remuneración laboral que separa a mujeres de varones cae como un yugo en la edad jubilatoria. “La brecha salarial no es una cuestión de edad, pero la edad dificulta el acceso al empleo. En las vejeces se incrementa la poca posibilidad de acceder al empleo y si se logra es un empleo mal pago o en la informalidad. Imaginate que la franja de 18 a 21 no accede al trabajo y está en la plenitud de la vida, multiplicalo por 100 cuando se trata de mujeres adultas”, reflexiona Cristina.

Respecto a los femicidios, según datos del Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, que dirige La Casa del Encuentro, del 2015 al 2022, 205 mujeres mayores de 60 años fueron asesinadas en nuestro país por el solo hecho de ser mujeres. 

La sexualidad de las viejas

El último 28 de mayo, Día de la Higiene Menstrual, La Revolución de las Viejas junto con la organización “No pausa” lanzaron en redes sociales la campaña “Menopausia fuera del placard” para visibilizar la menopausia, los cambios hormonales y la sexualidad en la última etapa de la vida. “El tabú que aún pesa sobre ella no hace más que obstaculizar nuestros derechos a acceder a información y estrategias para atravesar este periodo de la vida con plenitud”, denunciaron.

Sobre la campaña, la activista cuenta: “Queremos sacar a la menopausia de la categoría de enfermedad, del aislamiento y de la vergüenza por no ser reproductiva, porque todo eso tiene que ver con los estereotipos de mujer madre. Esto inevitablemente mella la autoestima y traba otras formas de pensar la sexualidad. La menopausia es el fin del ciclo y el comienzo de otro, no es el final de la vida”, refiere.

Recientemente se estrenó el corto documental de Violeta Tapia “Viejas que hierven”, donde cinco mujeres mayores hablan de sexualidad abiertamente. Por su parte, Esther Diaz es otra gran exponente al momento de dar la conversación sobre sexo y pornografía en la tercera edad. Es que desde La Revolución de las Viejas bregan por una sexualidad extendida que abarque todas las edades y una ESI que quite del centro la función reproductiva, combatiendo la idea de que no puede haber placer después de la edad fértil.

“Yo veo cómo con esta ola feminista se está poniendo en valor el goce en sí, con lo que implica la masturbación, la sexualidad más allá del coito y muchas cosas que también tienen que ver con la menopausia. Con las viejas organizamos talleres de ESI para desmontar los mitos y estereotipos que nos atraviesan. Son cosas que nos marcan, por más recursos para pensarnos que tengamos, por solo vivir en una sociedad patriarcal”, expresa la psicóloga. “Necesitamos que haya otras representaciones en los medios y en las películas para mostrar lo que está invisible. Hay muchas mujeres que se cohíben, pero hay muchas otras que viven su sexualidad después de los 50 y eso está invisibilizado y negado. A veces hasta causa rechazo. Esto es claramente una cuestión femenina porque cuando se trata de los hombres no pasa, de hecho ves actores con chicas de 20 años menos y no sorprende”.

Para finalizar, Cristina habla en nombre de LRDLV de un tema que aún se susurra en reuniones familiares y pasillos de trabajo y tiene que ver con decidir el fin de nuestra existencia. Como viejas saben que la muerte está más presente que nunca y apuestan por que llegue con la mayor dignidad posible. La eutanasia, que se está comenzando a ser discutida en nuestro país, aparece entonces como una opción frente a la degradación física, reivindicando la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo en todo momento.

“Lo que queremos alentar es el derecho a decidir la muerte para dejar de pensarlo como algo trágico, noción que está muy enquistada en la sociedad. No queremos prolongar una vida haciendo las veces de un vegetal. Hay todo un aparato y un sistema que se niega a aceptar que queremos elegir tanto sobre nuestra vida como nuestra muerte”, concluye.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios