«Todavía existe una gran tolerancia hacia el trabajo infantil, se lo percibe como algo beneficioso»

🧸 La OIT lanzó una nueva campaña, vía un podcast, para concientizar sobre los riesgos del trabajo infantil. El desafío es romper su vinculación discursiva con la cultura del trabajo, que hace que todavía se tolere que los niños y las niñas hagan tareas productivas.

Esta semana, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el podcast Infancias en Juego* para concientizar sobre las distintas dimensiones del trabajo infantil en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora el 12 de junio. Según la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (EANNA) realizada entre 2016 y 2017, 1 de cada 10 niños y niñas de 5 a 15 años en la Argentina realizaron al menos una actividad productiva.

“El tema del primer episodio es la tolerancia social -dijo a El Grito del Sur Gustavo Ponce, vocero con punto focal en trabajo infantil, trabajo forzoso y trata de personas de la OIT Argentina-. Parece obvio que ya no se necesitan campañas de sensibilización, que las personas ya saben que el trabajo infantil está mal, pero consideramos que sí es necesario tratarlo porque existe una gran tolerancia hacia el trabajo infantil donde se lo percibe como ayuda, como algo beneficioso y que tiene que ver con la cultura del trabajo. No se advierte el lado B: la interferencia con la escuela, el riesgo de lastimarse con herramientas de corte, el desfasaje de tener responsabilidad sobre la economía familiar a muy temprana edad, una serie de cuestiones negativas que acarrea el ingreso temprano al mercado de trabajo”.

El lema sobre el que trabaja este año el organismo de las Naciones Unidas es la protección social. La OIT, agregó Ponce, concibe cuatro componentes que deberían tener las políticas de Estado para prevenir y erradicar el trabajo infantil: la educación; los mercados laborales (ligado al trabajo de los padres); la sensibilización y la protección social. “Es aquello que atiende a los hogares más vulnerables, que los asiste en el momento de mayor crisis y uno de los componentes de política pública que debe fortalecerse”, explicó.

Desde 2009, en Argentina funciona la Asignación Universal por Hijo (AUH), aunque -de acuerdo a un informe de la OIT- esta política no bastó para alejar a las infancias del mercado laboral. Del total de niños, niñas y adolescentes que trabajan (12,5 por ciento), 5,6 percibían la AUH. Asimismo, el estudio arrojó que el impacto de la asignación ha sido muy heterogéneo: es menor en niñas y en quienes viven en áreas rurales; no tiene un impacto significativo en los hogares donde las infancias tienen jornadas extensas de trabajo y las condicionalidades educativas que impone no son suficientes para reducir el trabajo infantil.

“No es que asiste a la escuela y ya no trabaja, sabemos gracias a la EANNA que los niños estudian y trabajan, se van solapando, y a nivel secundario ese mundo laboral interfiere mucho más pisando lo que es la trayectoria educativa. Los datos oficiales indican que en Argentina el ingreso al mercado laboral es a los 11 años”, afirmó el vocero.

Y añadió: “En otros países, como Brasil y México, hubo transferencias condicionadas, que son transferencias de dinero directas a los hogares con la condición de que los niños no trabajen. La AUH tiene otras condicionales, que son la asistencia escolar y el calendario de vacunación. Estas políticas son importantes, pero no suficientes ya que si en un hogar tiene que salir todo el grupo familiar a trabajar y no tienen donde dejar a ese niño, una ampliación de esta protección sería tener acceso a centros de cuidados. Esto existe en provincias como Santa Fe, en el norte, impulsado por el sector tabacalero, en Cuyo, vinculado al sector vitivinícola, o el programa Buena Cosecha en Misiones, todo en alianza con los gobiernos provinciales y nacional”.

El trabajo infantil durante la pandemia

Un estudio de la OIT en Argentina, elaborado en mayo de 2021 junto a UNICEF y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, indica que uno de cada dos niños que trabajan comenzó a hacerlo durante la pandemia y que quienes ya trabajaban antes de la emergencia sanitaria realizan las mismas tareas con mayor intensidad.

“La pandemia agravó la economía de los hogares, donde los hijos salieron a reforzar y formar parte de la estrategia familiar para poner un plato de comida sobre la mesa. Lo otro que se vio con mucha claridad fue la falta de acceso a la escuela y la falta de conectividad. Esto marca una inequidad enorme”, afirmó Ponce.

La brecha de género

La brecha de género también está presente en el trabajo infantil: mientras que entre los varones prevalecen las tareas vinculadas al mercado, las mujeres comienzan a dedicarse a las tareas domésticas (el 59 por ciento de quienes realizan este tipo de tareas son niñas), situación que se acentúa al llegar a la adolescencia.

“Hicimos varios trabajos donde encuestamos a personas que habían trabajado en su infancia. Cuando hablamos con una persona a la que contactamos a través del Sindicato de Trabajadoras de Casas Particulares nos contó que siendo niña trabajaba en la casa de un tercero y tenía que subirse a un banquito para llegar a lavar los platos. Una imagen de fragilidad, de riesgo -dijo Ponce-. En esos relatos veíamos que a las niñas en actividades domésticas no podían proyectar un desarrollo profesional, otro proyecto de vida que no fuera la crianza de los hijos y lo ligado a lo doméstico”.

Y agregó: “Hay un desafío muy grande para las políticas que se orientan a la equidad de género y buscan situaciones más justas en el mercado laboral de los adultos. Hay que empezar donde participan niños y niñas, que esas inequidades son muchas”.

*Infancias en Juego está disponible en Spotify, Soundcloud y dentro de poco también en Apple Podcasts.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.