«Las Manos Sucias»: una obra de Sartre en el San Martín

🤳 Con la dirección de Eva Halac, la clásica obra sobre política de Jean-Paul Sartre se presenta en el teatro San Martín en una adaptación que encabezan Guido Botto Fiora, Daniel Hendler, Florencia Torrente y María Zubiri.

La pieza gira alrededor del relato de Hugo Barine (Guido Botto Fiora), quien acaba de salir de prisión y debe revivir el camino recorrido. Entonces la historia se presenta como un flashback: Hugo, cansado de ser solamente quien maneja papeles dentro de su partido, se ofrece para una misión secreta con la esperanza de probarles a todes – y a sí mismo – que está para algo más. Pero las cosas cambian cuando Hoederer (interpretado por Daniel Hendler), el líder político al que tiene que matar, logra hacerle ver la realidad de otro modo. En el medio debe luchar con la presión autoimpuesta, con su esposa Jéssica (Florencia Torrente) y el apuro de sus compañeres de militancia Olga y Luis (María Zubiri y Nelson Rueda) para que lleve a cabo el asesinato. 

Originalmente publicada en París en el año 1948, Las Manos Sucias cuestiona la moralidad política, el “ser” y el “deber ser” y fue blanco de críticas y polémicas – sobre todo de parte del Partido Comunista – en su época de estreno porque deja al desnudo la grieta política entre facciones de un mismo partido. El pensador francés, algún tiempo después, modificó líneas pero sus personajes no pudieron someterse a cambios tan sustanciales puesto que – como él mismo aclaró en su momento – Las Manos Sucias no es una obra política sino que aborda temas relacionados a ella. La polémica llegó al punto en que Sartre aclaró que todo había sido un malentendido y a partir de 1952 pidió la aprobación del Partido Comunista para presentar la obra en cualquier país del mundo. 

Este clásico supo trascender su propio tiempo y espacio y se vinculó a relecturas también en otros escenarios: en Argentina, por ejemplo, Las Manos Sucias se asoció a una polémica dentro del peronismo, y la disputa entre Perón y los Montoneros (de hecho, en nuestro país no se sabía si iban a poder estrenarla porque esperaban la aprobación del Partido Comunista argentino). Y si lo vemos desde una perspectiva moderna, la obra también invita a pensar la política actual. Se trata de una fórmula que no falla y pervive a través del tiempo. 

Si bien tiene un componente político muy fuerte, la obra dirigida por Eva Halac no se queda solamente en eso y explora otras aristas: el personaje principal lucha constantemente consigo mismo, ya que tiene muy claro cuál es su misión pero también sabe que él no es un asesino. Al mismo tiempo, debe descifrar relaciones conflictivas como la moralidad y los propios ideales versus el deber, que se mezclan con temáticas como el poder – y para qué sirve detentar el poder – y si, efectivamente, el fin justifica los medios. 

Las Manos Sucias cuestiona la moralidad política, el “ser” y el “deber ser” y fue blanco de críticas y polémicas – sobre todo de parte del Partido Comunista – en su época de estreno porque deja al desnudo la grieta política entre facciones de un mismo partido.

Halac dejó un mensaje en el programa de la obra: “Borges escribió que nuestro destino no es espantoso por irreal sino por irreversible”. Las Manos Sucias integra política y drama, pero también deja un espacio amplio para la reflexión sobre filosofía y literatura. Ninguno de los personajes tiene razón y ninguno está equivocado: la obra deja al desnudo los conflictos internos de todes. Al mismo tiempo, los personajes se presentan de manera tal que también encuentran en el recorrido de la trama un espacio para hacer reír y descontracturar al público. 

La ficha técnica está integrada por la realización audiovisual de Juan Pablo Galimberti, música original y puesta de sonido de Gustavo García Mendy, diseño de iluminación de Miguel Solowej y diseño de escenografía y vestuario de Micaela Sleigh. Este equipo, junto a la impecable dirección y el destaque de los actores, logró una versión que mantiene el espíritu de la obra original con un lenguaje más cercano a los tiempos que corren. 

A sala llena, este clásico de Jean-Paul Sartre está en cartel de sábados a domingos a las 20:00 hs, hasta el 4 de septiembre en la sala Casacuberta del Teatro San Martín, ubicado en Corrientes 1530. 

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