«Apuntar a los planes sociales es una forma de discriminación»

🗣️ Alexandre Roig preside el INAES y está ligado al Movimiento Evita. En diálogo con El Grito del Sur defiende el rol de las organizaciones, analiza la coyuntura actual y sentencia: "El Salario Universal permite salir a corto plazo de la indigencia, pero no resuelve el problema del trabajo".

Entre internas, renuncias y debates públicos, El Grito del Sur habló con Alexandre Roig, presidente del INAES. En la semana del cooperativismo y con la escena pública atravesada por la discusión sobre los planes sociales y el futuro del Gobierno, el funcionario ligado al Movimiento Evita defendió el rol de las organizaciones, analizó el mundo del trabajo y sentenció: «El salario universal permite salir a corto plazo de la indigencia, pero no resuelve el problema del trabajo».

Los diputados de los movimientos sociales salieron a respaldar la propuesta de un salario universal. ¿Creés que sea viable y que pueda tener algún tipo de impacto sobre los sectores populares en nuestro país?

Impacto tendría en el sentido de que permitiría a gran parte de la población salir de la indigencia. Lo que se propone es un cuarto del Salario Mínimo Vital y Móvil, con lo cual permite salir de la indigencia pero no invalida la discusión por el Salario Social Complementario, porque es necesario completar los ingresos de quienes no tienen ingresos. Las dudas que hay tienen que ver con la sustentabilidad fiscal de la propuesta, porque si estamos hablando de 9 millones de personas sería un costo fiscal alto, lo que no significa que no haya que hacerlo, pero va a ser una discusión. Permite salir a corto plazo de la indigencia, pero no resuelve el problema del trabajo.

Quienes critican la economía popular dicen que implica la aceptación de una derrota, la disputa de los márgenes y no la posibilidad de que grandes masas de la población ingresen a un trabajo formal. ¿Cómo leés esta afirmación?

Para mí la solución es registrar el trabajo existente y no esperar que el trabajo existente se convierta en trabajo registrado futuro. Mi posición es muy clara: el sector privado tiene una capacidad de creación de empleo -en relación de dependencia- de 200 mil puestos por año con viento a favor. Si tomamos como referencia el IFE, donde 11 millones de personas solicitaron a través del Estado un aporte durante la pandemia (que significa que trabajan pero no tienen relación de dependencia), la realidad es que si todos tuviéramos un solo hijo en Argentina demoraríamos 55 años en incorporar esos 11 millones en el empleo privado. Pero, además, el crecimiento vegetativo es de 270 mil al año, lo que significa que hoy, con la estructura económica de nuestro país, quedan 70 mil personas afuera del trabajo privado. En 12 años no vamos a tener 11 millones de personas fuera de la relación de dependencia, vamos a tener 12 y nos vamos a preguntar qué pasó. Ya estamos en un punto en el que pensar que la situación de la economía popular es transitoria y que se va a resolver con la absorción del mercado es una fantasía. Hay que crear la inclusión que permita darle derechos y valorar el trabajo que realmente existe y que está. La sociedad tiene que acompañar y fortalecer este trabajo.

Circula la idea de «correr del medio» a las organizaciones con la premisa de que la gestión de la ayuda estatal quede en manos de intendentes o municipios. ¿Qué representan las organizaciones en los territorios?

En primer lugar, los planes sociales son el 5 por ciento del conjunto de la fuerza de trabajo. Cuando discutimos los planes sociales como problema central del trabajo en Argentina, se abre un proceso metonímico: se nombra el todo por la parte. Es una porción muy pequeña en relación a las problemáticas que tiene el mundo del trabajo. Punto número dos: el Potenciar Trabajo lo reciben directamente personas y del conjunto de los Potenciar ya hay algunos municipios y provincias que los manejan. No es organizaciones versus provincias: hay un conjunto de actores en la sociedad que median. ¿Y por qué esa mediación es importante? Porque básicamente el otorgamiento de los Potenciar Trabajo requiere un trabajo de información, de movilización de saberes específicos sobre lo que ocurre en los 4.700 barrios populares. En algunos casos hay intendentes y gobernadores que tienen esta información, pero los que sí construyeron esta información por su trabajo cotidiano, son las organizaciones. Eso es muy importante porque una política es eficiente si se nutre de los saberes de los actores que están en la cotidianeidad con esa política. Ojalá tuviéramos dispositivos para que todas las políticas de Estado se discutan y se trabajen con las organizaciones que median. Por ejemplo: qué bueno poder tener política para el sector Pyme consensuada con los representantes Pyme, o políticas científicas construidas con los investigadores del CONICET.

Acá la intermediación la realizan organizaciones peronistas y populares, pero podrían ser también iglesias evangélicas u otros actores.

Todas las fuerzas políticas tienen organizaciones que están vinculadas con el territorio. Las tienen los radicales e incluso el PRO, aunque con proporciones menores porque el peronismo es el que está más preocupado por la pobreza y la injusticia. Las organizaciones existen porque la comunidad se organiza para hacer frente a los problemas. Entonces que el Estado articule la comunidad es sumamente virtuoso en un país como la Argentina.

La economía popular sigue siendo uno de los sectores más golpeados en la realidad de inflación y caída del valor del salario. Si la economía social no tiene paritarias, ¿qué sucede con la puja distributiva? ¿Queda en manos de terceros?

Ese es el planteo nuestro hace años: el problema de la economía popular es que no tiene las instituciones para organizar la puja distributiva. O sea, vos tenés trabajadores que están atravesados por relaciones sociales capitalistas pero no tienen las instituciones para regular la puja distributiva. En cambio, los trabajadores en relación de dependencia, que tienen las instituciones, aún así tienen ingresos cada vez más bajos. Hay un problema grande de distribución en el país. Y hablo de distribución, no de redistribución, porque no es un problema fiscal sino de discusión sobre cómo se remunera el trabajo en Argentina.

Limitar la economía social a los planes sociales es casi tan injusto como reducir el trabajo al empleo asalariado. Pero, ¿qué pasa con los trabajadores de la Economía Popular que no reciben un plan? CFK ya había hecho una mención a ese trabajador/a que se levanta a trabajar pero no recibe un plan...

Esta tensión existe. Reducir la economía social a los planes es injusto, pero estigmatizar los planes es peor. Cuando se carga las tintas sobre la especificidad de lo que ocurre en torno a los planes es una forma de discriminación. Toda práctica discriminatoria suele generalizar particularidades que tienen que ver con el sentido común. Es lo que se hace con los planes sociales, es una pura lógica discriminatoria porque finalmente lo que ocurre con los planes sociales ocurre con trabajadores: cuántas veces se piensa entre trabajadores lo injusto que éste se pudo comprar un auto y yo no, que éste se va de vacaciones y yo no. Las comparaciones en el seno de los trabajadores están en todos lados y no tienen que ver con los planes sino con la forma en que se estructuran las lógicas de la justicia en la sociedad. El problema es cuando eso se constituye en prejuicios y que tiene una violencia social enorme.

Foto: Tiempo Argentino

El Estado ha relegado históricamente las políticas públicas para el sector de la comunicación cooperativa y popular. ¿Cuáles son las políticas del INAES para el sector de la comunicación?

En el mundo de los medios, la política es la heterogeneización. La libertad de expresión tiene que ver con la pluralidad de fuentes, de medios y de voces. En ese sentido, los medios cooperativos son una de las formas organizativas más amplias en los medios de nuestro país, sobre todo si tomamos en cuenta que muchos de los medios locales son cooperativas. Y lo que más se lee, en particular en el interior del país, son los medios locales. En ese sentido, claramente hace falta una política que potencie esa heterogeneidad. Nosotros, desde el inicio de la gestión, estamos trabajando con la línea de tener en ARSAT el hosting de los medios cooperativos (.coop.ar y .mutual.ar) y que así haya mayor soberanía en el país pero que también nos permita elaborar datos y metadatos sobre estos medios y poder ir a disputar la pauta pública y privada con más elementos. Además estamos promoviendo que el sector dialogue en mayor medida con el INAES, construir voces comunes, para que pueda haber correlaciones de fuerza más cercanas a este sector. La política no es ir contra, sino fortalecer la potencia del sector mutual.

El debate de los planes sociales se centró en la pobreza y no en la redistribución de la riqueza. Pero, ¿es posible tocar a los actores que concentran más riqueza con un discurso del diálogo y la concordia como ha primado en el sector cercano al Movimiento Evita?

Nosotros tenemos muchísimo diálogo con el sector productivo, cooperativo o no, con el sector Pyme y otras empresas. Pero yo no creo que la palabra sea diálogo, sino acuerdo. En el sentido de que esos acuerdos tengan fuerza instituyente. El «50 y 50» de la socialdemocracia, el peronismo y el fordismo, es un acuerdo que se construyó en el marco de instituciones. Y a veces pareciera que la figura del diálogo es un «pacto de caballeros», esta figura tan machista. Acá no, es una cuestión de acuerdos institucionales e institucionalizados. Acordar reglas y reglas duraderas que den previsibilidad a todos los sectores. Tanto los trabajadores como un sector del empresariado en pesos, necesitan acordar porque necesitan tener claridad. Y ahí hay una cuestión de fondo que tiene que ver con el acceso al crédito. En muchos momentos de la historia, los grandes acuerdos laborales tuvieron que ver con políticas vinculadas a la gestión de los créditos, porque el sector empresarial necesita créditos. Nosotros necesitamos una política crediticia que esté en coherencia con una política distributiva.

Compartí

Comentarios

Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.