¿En quiénes pensamos cuando hablamos de tango? Seguramente, la mayoría de nosotres se arriesgaría por lanzar algún nombre popular como Carlos Gardel o el Polaco Goyeneche. Esta lógica va de la mano de una idea que primó durante mucho tiempo: el hombre como protagonista indiscutido del género.
Si bien conocemos a muchas mujeres tangueras, lo cierto es que en la mayoría de los tangos que forman parte de nuestro ADN cultural, el macho dominante es la figura protagonista. Al meternos en sus letras nos encontramos con historias en las que el malevo demuestra su superioridad de género sobre alguna «minita» y no faltan las líricas que acompañan el relato de algún tipo abandonado o traicionado por su mujer. En este sentido, está claro que no solamente el hombre es el epicentro del género, sino que también aparece como víctima de las situaciones que narra.
La emergencia -o la mayor visibilización- del movimiento feminista en los últimos años trajo consigo un sinfín de relecturas en varios ámbitos ligados a la dominancia masculina. Y el tango no es una excepción. Así nos lo cuenta Natalia Bril, a poco tiempo de haber lanzado su segundo disco que contiene ocho tangos compuestos por mujeres (en su mayoría actuales) arreglados para milonguear.
¿Cómo impactó el feminismo en este género?
Supongo que a través de empezar a agruparnos las mujeres y diversidades sexogenéricas que formamos parte de este género para empezar a visibilizar la problemática y exigir más espacios y derechos. Si en el resto de los ámbitos ya no aceptamos que sucedan determinadas cosas, tampoco lo toleraremos dentro del tango. El feminismo está avanzando a pasos agigantados en esta época y no hace excepciones.
Tu segundo material tiene temas de compositoras actuales de tangos. ¿Cómo se te ocurrió grabar todo un disco con temas cantados por mujeres?
Surgió porque vi la necesidad de que se visibilizaran más las compositoras mujeres. El medio artístico es muy desigual en ese sentido, sobre todo en el tango que siempre tuvo una impronta machista muy marcada. Bueno, tenemos que liberar al tango de esa impronta machista y dejar que el género se expanda libremente y que sea interpretado por todes.
¿Recordás el momento en el que tomaste dimensión del machismo que estaba presente en el tango? ¿Y cómo comenzaste el camino de deconstrucción dentro del género?
Sí, hubo un momento en que ya no cantaba determinados tangos porque la letra me incomodaba y porque además no iba a ser cómplice o a alentar el machismo. Empecé a quedarme con los tangos que se podían cantar, contar y decir sin discriminar, sin excluir. En ese sentido, es importante darle lugar al tango nuevo porque relata esta época y las cosas que nos suceden en el momento en que vivimos. Los clásicos fueron creados en otra época y justamente es lo que relatan. Es triste que eso sucediera, pero hoy día creo que son testimoniales acerca de lo que vivían las mujeres en ese momento y contrastarlos con la época actual da cuenta de la desigualdad y la violencia ejercida desde siempre.
¿Sentís que todavía hay trabas/obstáculos para que una mujer triunfe en esta disciplina?
Gracias al patriarcado, los varones la tienen más fácil en todos los ámbitos y en éste, la música como profesión, no hay una excepción en ese sentido. Eso da cuenta de que el mismo esfuerzo en equis materia que dedique una mujer siempre va a redituarle menos que a un hombre. Aún queda un largo camino por recorrer en materia de deconstrucción, pero es evidente que el efecto de la ola feminista llegó para quedarse: las mujeres están recuperando sus voces -nunca mejor dicho- para dar cuenta de sus realidades. A la luz de un nuevo paradigma marcado por la inclusión, el tango feminista propone revisar el género desde otra mirada.
