¿No tener hijos puede ayudar al planeta?

🔥 Son cada vez más las personas que cuestionan sus decisiones reproductivas por la crisis climática y ecológica. ¿Cómo se reconfigura la planificación familiar en un planeta en llamas?

Foto: Julián Galán

Dice la ciencia que nos queda poco tiempo para asegurarle un planeta habitable a las generaciones futuras. Lo que a veces se lee como una cruda sentencia no es más que un intento desesperado de frenar los efectos devastantes de la actividad humana en un planeta que no tiene respiro.  Aumento de temperaturas, sequías extremas, pérdida de biodiversidad y extinción de especies. La situación del planeta no mejora y en este contexto el deseo de abordar la mapaternidad está en disputa. 

“Siempre he deseado y soñado con ser madre. Luego de la pandemia me ha pasado que cuando viene ese deseo a mi mente lo asocio con que mi future hije nacerá en un mundo muy distinto al mío y que la emergencia climática será aún más seria a medida que pasan los años. Incluso he pensado que quizá es egoísta de mi parte traerlos a vivir a este mundo y me frustra pensar que no hay nada que yo pueda hacer para dejarlos en un mundo más habitable”, dice María Laura Chang, periodista especializada en salud, migración, derechos sexuales y reproductivos. 

No es la única que tiene dudas. Para Ayelén Cassano, la crisis climática y ecológica es uno de los motivos por los cuales no quiere ser madre. “No veo un futuro habitable para las niñeces, apenas lo veo para nosotres y hacer que alguien más tenga que pasar por esto no me parece empático. Si bien no juzgo a quien cree que hay esperanza detrás de un nacimiento, para mí hay una vida que viene a habitar un planeta atravesado por un sistema que corroe nuestras vidas”, sostiene. 

Detrás de estos cuestionamientos aflora lo que la American Psychology Association (APA por sus siglas en inglés) denomina ecoansiedad o la preocupación crónica ante la posibilidad de un colapso ecosistémico. Desde la APA explican que el estrés relacionado con la crianza hace que las mujeres, niños y adultos mayores se vean más afectados por la crisis climática. Esto se asocia, también, a la feminización de las tareas de cuidado, a la precarización laboral y a las desventajas económicas a las que están expuestas en relación a los varones. 

Un estudio realizado en los Estados Unidos en 2020 revela que el 96.5% admitió sentir gran preocupación por el bienestar de sus hijos actuales e hipotéticos en un contexto de crisis climática y ecológica. En cuanto al impacto de la huella de carbono el porcentaje desciende a 60%.  Los resultados también ponen en evidencia que en el abordaje de la crisis climática también hay un componente generacional: mientras que los encuestados más jóvenes mostraron más preocupación por los impactos climáticos que podrían sufrir sus hijos, no sucedió lo mismo con los consultados mayores. 

“La ansiedad tiene que ver con no poder predecir, no saber qué va a pasar, aparecen pensamientos de más en el intento de poder controlar lo incontrolable. En relación a los proyectos de crianza, de la xaternidad, es algo que se está poniendo en cuestión. ¿Para qué? ¿De qué modo? Y eso está bueno porque permite cuestionar los modos establecidos que traemos como sociedad, y revisar las marcas singulares o particulares”, explica la psicoanalista feminista Leonela Murazzo y señala: 

“Creo que en este sentido se piensa por un lado, el impacto mundial de las crianzas en términos de prácticas e incluso de huella de carbono, y por otro, la cuestión más preocupante en relación a que si seguimos relacionándonos con el planeta de este modo poco sustentable hay fenómenos climáticos que nos recuerdan la vulnerabilidad o el grado de relación intrínseco que tenemos con nuestro ecosistema”. 

“¿Es correcto seguir teniendo hijos?”

La pregunta la hace la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortéz en sus redes sociales. “Hay consenso científico que indica que la vida de los y las niñas va a ser muy difícil”, dice. 

“No creo que no tener hijes sea la solución, pero tampoco quiero maternar sin tener la posibilidad de garantizarles algo tan básico como la salud. Y si el planeta está enfermo, no hay posibilidad de que nosotres no enfermemos con él. A medida que pasa el tiempo y el planeta se ve muy comprometido, me desmotiva la idea de maternar porque no veo un futuro alentador”, comenta Norw, activista de Disidencias Libres de Rawson. 

A pesar de las críticas, movimientos como #BirthStrike (Huelga de Partos) o Conceivable Future (Futuro Concebible) siguen creciendo en distintas partes del mundo.  

“¿Cómo proteger la propia salud y la de tus hijos en un entorno cada vez más peligroso y tóxico? Algunos miramos hacia el futuro y no podemos imaginar traer niños a un mundo tan problemático”, afirman desde Conceivable Future, red norteamericana que concientiza sobre la amenaza que representa la crisis climática en términos de justicia reproductiva. Asimismo resaltan que los impactos climáticos actuales se desarrollan en un momento de crecientes restricciones sobre la autodeterminación de los cuerpos y el acceso a la salud sexual y reproductiva.

Por su parte, desde el movimiento #BirthStrike (Huelga de Partos) buscan presionar a los líderes políticos para que cumplan con los compromisos climáticos asumidos: “Nos rehusamos a seguir procreando hasta que la humanidad haya resuelto sus problemas sociales, ambientales y económicos”, expresan en su sitio web.  

Si bien por el momento es difícil cuantificar el impacto real de estos movimientos, es cierto que las decisiones reproductivas se están postergando al calor de distintos factores y transformaciones socioculturales.  En Argentina, desde 2015 se registra una caída sostenida en los índices de natalidad que aún no se ha recuperado. Según datos del Ministerio de Salud en 2020 ocurrieron 533.299 nacimientos, un 14,7% menos en comparación al año anterior. A su vez, y según un cálculo realizado por CIPPEC la tasa global de fecundidad (promedio de hijos por mujer en edad fértil)  fue de 1,55. 

“Más aumentos de temperatura tendrán un impacto devastador y se requiere urgentemente más acción sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. El número de personas en nuestro planeta es uno de esos factores. Cada persona adicional aumenta las emisiones de carbono (los ricos mucho más que los pobres) y aumenta el número de víctimas del cambio climático”, enfatizadesde la organización británica Population Matters. 

A pesar de las dudas María Laura mantiene firme su deseo de ser madre: “Me niego a pensar que dejar de parir aporta a un mejor planeta. Por eso, sigo firme en mi deseo y aunque haya cosas que no pueda cambiar, ese hije sabrá que hice lo mejor que pude”, dice. 

Para Ayelén, en cambio, renunciar a la maternidad implica poder ayudar a que más personas vivan vidas más dignas y menos distópicas. “Creo que une niñe más puede cambiar las cosas siempre y cuando sus progenitores tengan la suficiente consciencia para criar a alguien con valores y empatía por el planeta”, concluye. 

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Carla Gago

Es periodista freelance especializada en ambiente, género y derechos humanos. Vive en Buenos Aires, Argentina y colabora con medios regionales e internacionales. En 2020 fue becada por Cosecha Roja y el “Independent Journalism” de Open Society Foundation para la formación de periodistas de América Latina en el uso de nuevas herramientas digitales.