A mãe de todas as batalhas

🇧🇷 Ya son cuatro los muertos en lo que va de la campaña. El 70 por ciento de las y los brasileños dice tener miedo a la violencia política. Se vota este domingo: Lula encabeza todas las encuestas, pero el PT teme que Bolsonaro no reconozca los resultados.

Ya son cuatro los muertos por violencia política que hasta el momento dejó la campaña electoral en Brasil. Tres seguidores de Lula da Silva asesinados por bolsonaristas en distintas latitudes del país, y un partidario del presidente en funciones que murió mientras escapaba de la policía tras embestir con su camioneta a un auto con calcomanías del PT.

La elección más trascendental para la región se juega este domingo en un clima caliente. Más de 150 millones de personas están convocadas a las urnas en una cita donde no solo se elegirá presidente sino también a 27 gobernadores, diputados, senadores y autoridades regionales.

«Por un lado está el fascismo y la política de la muerte de Bolsonaro y, por el otro, la candidatura de Lula que tiene un tono muy fuerte de la democracia y de poner a los pobres en las cuentas del Estado», explicó Giovani del Prete, militante del Movimento Brasil Popular y del Levante Popular da Juventude. «Pero votar a Lula es apenas un primer paso para reconstituir la democracia», agregó.

«¿Quién de acá va a votar a Lula?», preguntó este sábado un hombre al entrar a un bar en Fortaleza. A la primer persona que levantó la mano la asesinó a puñaladas. Edmilson Freira da Silva no es un loco suelto, como tampoco Fernando Sabag Montiel encuadraba en esa definición. Es el producto de una escalada discursiva que tiene su réplica en números concretos.

Según datos del propio Ejército, en los últimos cuatro años la posesión civil de armas de fuego se disparó: el número de brasileños registrados como cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas de armas creció un 464 por ciento. En la actualidad se venden un promedio de 1300 armas por día que engrosan la cifra de casi un millón de armas regulares. Se estima que, si se consideran las ilegales, el número de armas de fuego en el país asciende a los 4 millones.

No es un dato aislado y tiene su correlato en las listas electorales: más de 1.800 policias y militares se presentan a los comicios del próximo domingo. De hecho, en las pasadas elecciones 115 integrantes de distintas fuerzas armadas fueron electos como autoridades, entre ellos dos gobernadores y Katia Sastre, la Chocobar brasilera, quien asesinó por la espalda a un hombre que había cometido un robo en Brasilia y finalmente fue elegida diputada federal por el partido de Bolsonaro.

Los datos hablan por sí solos: una encuesta de Datafolha publicada a mediados de septiembre da cuenta que 7 de cada 10 brasileños y brasileñas tienen miedo de sufrir violencia política.

Son más que fundadas entonces las dudas que recorren el bunker del PT sobre un posible desconocimiento de los resultados electorales por parte de Bolsonaro. Cualquier referencia a Trump no es pura coincidencia y, de hecho, la propia Casa Blanca informó que monitoreará «de cerca» los comicios y que espera que se respete el orden constitucional.

El sistema electoral brasileño funciona por medio de urnas electrónicas, así que se estima que no debería haber un mayor retraso en el anuncio de los resultados este domingo. Tampoco se esperan grandes sorpresas en la ubicación de los contendientes: Lula encabeza en 40 de las últimas 48 encuestas, registradas por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Lo que sí se discutirá será el número de oro, el 51 por ciento que necesita Lula para evitar la segunda vuelta del 30 de octubre.

Del resto de los 10 participantes en pugna el único que no jugará un rol testimonial será Ciro Gomes, un exaliado de Lula y de Bolsonaro, representante cabal de la «ancha avenida del medio» que busca recabar algo más de un 5% de las voluntades para hacerlo valer en las negociaciones que se abran entre la primera y la segunda vuelta. La cancha esta dividida en dos y pareciera que todo lo demás queda por fuera: es Lula o Bolsonaro.

La definición de este domingo no será una más: de ganar el PT, las seis mayores economías latinoamericanas tendrían gobiernos, al menos, antineoliberales. Un triunfo del metalúrgico también oficiaría como plafón para que el propio Lula conduzca a un heterogéneo y disperso número de mandatarios que no pudieron construir una conducción regional: AMLO por falta de voluntad, Alberto Fernández por incapacidad, Gustavo Petro por falta de tiempo en la gestión, Gabriel Boric y el Profe Castillo por sus inherentes falencias de arranque y la complejidad interna de sus propios países.

«Vale recordar igual que no vivimos el mismo cuadro que hace 20 años cuando comenzó la ola progresista en la región. La crisis se ha profundizado y la situación empeoró: tenemos recesión, inflación y una coyuntura internacional muy distinta. Pero, sin duda, la política de Lula es una apuesta por la integración», sostuvo del Prete. La Amazonía es uno de los temas más sensibles, que unifica territorialmente a gran parte del continente y cuya preservación fue amenazada fuertemente durante los cuatro años de Bolsonaro.

El triunfo del PT también podría ser un parteaguas en la derecha regional: como todo proyecto político, no es homogénea, y una derrota de Bolsonaro -sumada a la caída de Trump- le quitaría peso específico a la rama más militarista y neofascista para fortalecer a la tradicional derecha empresaria, referenciada en las figuras del uruguayo Luis Lacalle Pou o del banquero ecuatoriano Guillermo Lasso.

«A mãe de todas as batalhas» se define este domingo y puede reconfigurar el continente, a izquierda y a derecha.

Compartí

Comentarios

Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.