Gallardo, el líder de masas que se va y deja un vacío

😱 Desde hacía ya bastante tiempo que se especulaba con la salida de Marcelo Gallardo de River. Finalmente ocurrió lo esperado y la sensación en la hinchada es de parálisis y vacío. Cuando el líder deja su lugar, lo demás es una verdadera incógnita.

De acuerdo con Max Weber, el padre de la sociología moderna, el líder carismático es aquel al que sus seguidores le atribuyen condiciones y poderes superiores a los de otros, es el que tiene la capacidad de generar entusiasmo. De esta forma, un proyecto o la organización entera podrían colapsar el día que el líder abandone su equipo.

Marcelo Daniel Gallardo nunca fue un hombre de perfil demasiado alto; a lo largo de su vida pública siempre se destacó más por la acción que por las palabras. Su estatus de leyenda como entrenador del Club Atlético River Plate, donde ganó un total de 14 títulos en apenas ocho años (2014-2022), fue construido a base de prepotencia de trabajo y eficiencia. No sin errores, Gallardo logró lo que precisaba la institución de Nuñez después de varios años de sufrimiento y crisis: volver a ser River -con todo lo que eso implica para el club más importante de la Argentina- y generar un entorno triunfante a su alrededor marcado por el apetito insaciable por obtener nuevas conquistas cada año.

La caracterización del “Muñeco” como líder no es desmedida. Pueden mencionarse varios hitos de esta construcción que se dio a partir de la identificación con el proyecto futbolístico que éste encarnaba: desde los emotivos vitoreos que recibió Gallardo cada vez que pisaba el Monumental (“Muñeco, Muñeeeco”) hasta palabras como “CREER” emparentadas con la adhesión incondicional hacia su figura. Precisamente, Marcelo Daniel fue el autor de una frase que quedó grabada en la memoria colectiva de las y los hinchas de River Plate (“Que la gente crea porque tiene con qué creer”), lo cual le terminó valiendo ni más ni menos que el apodo de Napoléon.

Desde hacía ya bastante tiempo que se especulaba con la salida del líder de masas. Porque Gallardo era eso, dicha cuestión siempre estuvo atada a una decisión personal. Sin embargo, cuando esto ocurre muy pocos se encuentran preparados para soportar estas aturdidoras palabras. “No seguiré en el club, es una de las decisiones más difíciles y más sentidas”, dijo ayer en conferencia de prensa. La primera sensación en quienes escuchaban del otro lado fue de parálisis y vacío, un sentimiento absoluto de desprotección a partir del padre que deja de repente su lugar. ¿Cómo sigue todo a partir de ahora? Una verdadera incógnita. Gallardo era River y River era Gallardo, casi todo recaía en él y su presencia operó como principal dique de contención contra cualquier tipo de conflictividad social o política al interior del club. 

La caracterización del «Muñeco» como líder no es desmedida.

El “Muñeco” será aclamado por siempre en River y además tendrá una estatua propia. No se sabe si retornará allí algún día en el futuro, pero lo cierto es que su huella trasciende por lejos los pasillos de Nuñez y por supuesto lastima los sentimientos de su principal adversario, Boca Juniors, a quien dejó herido de por vida en Madrid el 9 de diciembre de 2018. Hablar de Gallardo es también hablar de gallardismo, una esencia de la que se pueden jactar Bilardo y Menotti pero no muchos más. Gallardismo es un modelo propio, un ADN futbolero que se nutrió de las usinas históricas de River e incluso las mejoró a partir de su propia metodología de trabajo. Ahora tendrá el gran desafío de llevar este gran acumulado a otras latitudes.

Su recuerdo, para propios y extraños, será imborrable. Su sentir y sus acciones quedarán guardadas en el corazón de millones y cosecharán fieles hasta el final de sus días así como más allá en el tiempo.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.