Lula ya ganó en las calles, ahora sólo le faltan las urnas

🇧🇷 Crónica desde las calles de São Paulo sobre la última gran movilización que protagonizaron Lula y Haddad de cara a la segunda vuelta de este domingo y sobre el clima polarizado de efervescencia que se vive en la política brasileña.

São Paulo es el bastión financiero, industrial y científico de Brasil. Si bien es una ciudad próspera, se observan escenas indeseables de marginalidad extrema con un gran número de personas que viven en situación de calle. La inseguridad también se vive a flor de piel: una de las máximas es no sacar el teléfono mientras se camina, tal es la paranoia -producto de reiterados robos bajo una misma modalidad- que los propios transeúntes advierten en forma seguida al respecto. No todo es negativo, puesto que en las zonas menos coquetas de la metrópolis aparecen parques públicos con un frondoso arbolado y características de vida silvestre que la Ciudad de Buenos Aires podría emular, pero difícilmente pueda igualar.

Vayamos a las elecciones, porque es lo que atraviesa el tenso panorama político de estas horas. En la primera vuelta el ex presidente Lula se impuso con el 48,4% de los votos contra el 43,2% del actual mandatario Jair Bolsonaro. Sin embargo, en la gobernación de São Paulo la torta se invirtió y Fernando Haddad, ex candidato a presidente en 2018 por el Partido de los Trabajadores (PT), fue derrotado por el bolsonarista Tarcisio de Freitas. Ambos se medirán este 30 de octubre en una segunda vuelta.

Si uno se guía por los guarismos electorales, llama la atención entonces que en las calles céntricas de São Paulo el PT gane simbólicamente por afano. Remeras y gorras rojas, stickers al por mayor de Lula -un merchandising envidiable para cualquier fuerza política del mundo-, banderas que dicen «Fora Bolsonaro» y un clima de ultra-optimismo que desborda cualquier pedido de cautela. No faltan en ese marco automóviles que detienen su andar y con la ventanilla baja hacen la L característica en respaldo al PT, como tampoco discusiones a los gritos con personas que apoyan a Bolsonaro y expresan intolerancia frente a la marea lulista. Si las brasileñas y los brasileños son eufóricos y expresivos por naturaleza, más aún actúan de esa forma a pocas horas de su elección más trascendental en las últimas décadas.

La gran presencia de militantes del PT y fuerzas aliadas como el MST en la jornada del sábado también se explica por un evento ineludible en la recta final hacia el ballotage: la Caminata de la Victoria con las participaciones confirmadas de Lula y Haddad. Este evento fue convocado a lo largo de la Avenida Paulista, históricamente copada por el PT pero donde también se desarrollaron en el año 2013 las recordadas movilizaciones contra Dilma Rousseff por el aumento en el transporte público. Esta avenida se caracteriza por tener edificios modernos, coquetos negocios y un glamour que contrasta con otros lugares más excluidos de la ciudad. Desde las 14 horas, miles de personas se dirigen hacia ese punto y lo hacen con cánticos alegres y saludando a otros simpatizantes. El colorido de la movilización es impactante y se expresa no sólo en el mencionado merchandising sino también en llamativas prendas de vestir, musicalización propia, batucadas y bailes al mejor estilo-ritmo brazuca.

Fotos: Julianite Calcagno / Marcha

«Soy médica y estoy acá por mis pacientes que murieron en la pandemia. La negligencia del gobierno generó muchas más víctimas que las personas que realmente tenían que morir y las vacunas tardaron mucho en llegar, hubo corrupción», dijo a El Grito del Sur Sabrina, mujer de unos 35 años que se manifiesta con «esperanza» por la posibilidad de que Lula llegue nuevamente al Ejecutivo brasileño. «Con Bolsonaro volvió el hambre y creció la pobreza, además se afectó la democracia. Ahora Brasil elegirá a Lula porque la mayoría de la población quiere vida y no armas», señaló Víctor, joven estudiante de Medicina que portaba una careta del candidato a presidente por el PT.

Un concepto que resuena con fuerza en la movilización es «democracia», lo cual dio lugar tiempo atrás a la conformación de un frente amplio para derrotar el «autoritarismo» que representa Bolsonaro. Por ello la presencia en la fórmula presidencial de Gerardo Alckmin, quien fuera gobernador de São Paulo y además viejo opositor a los gobiernos del PT. Esta amplitud implica, por supuesto, concesiones de diferente tipo (económicas, sociales y culturales) y esto se vio también durante la caminata por la Avenida Paulista: desde las escaleras de una iglesia conservadora de orientación jesuita, por ejemplo, un pequeño grupo de personas aplaudió efusivamente a los petistas que avanzaban bien despacio por allí. Cabe destacar que, con posterioridad a la primera vuelta, Lula salió a rechazar el aborto.

Fotos: Julianite Calcagno / Marcha

Lula y Haddad recorrieron la Avenida Paulista en medio de un clima de gran efusividad y expectativas de triunfo. «Olé olé olá, Lula Lula», se escuchó corear apenas hizo su arribo. Custodiado por una decena de corpulentos guardaespaldas, varios y varias intentaron acercarse al camión que lo trasladaba pero fracasaron en su objetivo. Afortunadamente la caminata fue en paz, aunque a pocas cuadras del epicentro de la movilización se produjo otro preocupante hecho: la diputada bolsonarista Carla Zambelli apuntó con un arma a un hombre y lo persiguió por las calles, metiéndose incluso dentro de un local comercial. Fue a plena luz del día por el barrio Jardins de São Paulo. Un asesinato que no fue y que deja en claro que, más allá del resultado electoral de este domingo, la violencia política llegó para quedarse por un rato largo en Brasil.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.