Mirar Gran Hermano para entender la narrativa de época

📺 En su primera semana en pantalla, Gran Hermano logró picos de rating de más de 20 puntos y se convirtió en tema de conversación general. Hablamos con dos especialistas sobre las particularidades del formato y los emergentes discursivos propios de esta coyuntura.

Volvió la casa más famosa del país, volvió Gran Hermano y su hechizo es igual de poderoso que hace veinte años. Incluso en un momento en el que debe convivir con el auge de las plataformas y el contenido on demand, ahí está la televisión y un programa que a pesar del paso del tiempo logra tener picos de rating de más de 20 puntos en su primera semana en pantalla y ya se instaló en la escena política -con los dichos de un participante y la respuesta del Gobierno-, como tema de conversación general y como show para criticar.

“Al igual que sucede con otros programas populares, Gran Hermano es un formato que se modifica, pero no se modifican sus detractores”, dijo a El Grito del Sur Pablo Méndez Shiff, periodista, politólogo e investigador.

En una nota publicada esta semana en Página|12, Méndez Shiff señala el cambio que hay en el tratamiento de las diversidades en esta nueva edición del reality show. “Como todo discurso social, está inserto en un tiempo y un lugar. En 2001 había un discurso muy sexualizado sobre Tamara Paganini (subcampeona de esa edición). Hoy eso circula un poco menos en la sociedad. Una persona como Martina que dice que siente asco por la bisexualidad no es recibida de buena manera -ejemplificó el periodista e investigador-. Mora tiene una pareja abierta y eso plantea un tema actual, Nacho contó que tiene dos papás, María Laura es lesbiana y contó su historia de amor con su pareja actual y la diputada (Romina Uhrig) dijo que fue criada por una tía travesti y por eso votó a favor del cupo trans. En el 2011 se debatió la identidad de género, pero como una cuestión de disforia, pero era una discusión que tenía que ver con la época”.

Pero otro de los emergentes de la temporada actual de GH es la presencia de participantes-personajes con discursos de ultraderecha. “Si bien el programa existe hace muchos años, el auge de la ultraderecha y el fascismo es actual y Gran Hermano se sitúa en este nuevo escenario -señaló Alejandro Kaufman, docente universitario, investigador y crítico cultural-. En una época de banalización generalizada, como los ‘90, Gran Hermano tomaba un emblema de una distopía totalitaria como 1984 de George Orwell para convertirlo en algo banal. Pero ahora hay un emergente neofascista muy amenazante, muy preocupante que está perforando a multitudes. Que un casting haya politizado la escena como ocurre ahora, en un momento político delicado y vulnerable para los sectores populares, la aparición de una escena masiva que parece banal de menoscabo a una figura política es completamente funcional a la ultraderecha”.

La escena en cuestión es la acusación que hizo Walter Santiago, conocido como “Alfa”, quien dijo haber recibido coimas del presidente Alberto Fernández. Esto le valió una respuesta por parte de la vocera, Gabriela Cerruti, que pidió que el participante, el programa y Telefe se retractaran.

“A diferencia de lo que pasaba en los otros Gran Hermano, esa declaración no surgió en el debate ni en las galas, sino que un usuario de Twitter hizo el recorte, lo subió y eso lo levantó Jorge Rial. A partir de eso es que empieza a circular y lo ve la política”, apuntó Méndez Shiff.

Además, han aparecido discursos machistas, homofóbicos -uno de sus principales promotores, Tomás Holder, se convirtió en el primer eliminado- y antisemitas. El sábado la transmisión del reality fue interrumpida cuando Alexis Quiroga, “el Conejo”, hizo un “chiste” antisemita y fue “Alfa” quien le puso un freno segundos antes de que Pluto TV, la señal por la que se pasa el streaming de la casa durante todo el día, hiciera un corte para poner la placa del reality.

“La nueva ultraderecha se postula como contraria al antisemitismo -advirtió Kaufman-. (Javier) Milei dice que tiene un amigo rabino y que quiere estudiar la Torah y avisó que si alguien le dice ‘nazi’ va a hacer una demanda porque eso es banalizar el Holocausto. Hay una inversión de sentido sobre el significante judío porque son antisemitas encubiertos. El fascismo siempre tuvo algo ambiguo al encubrir, en un principio, el horror que llevaba encriptado. Por eso el horror, la cámara de gas, es algo que se descubre, no que se anuncia”.

GH 2022: elige tu propia aventura

Big Brother, el programa creado por John de Mol, fue emitido por primera vez en 1999 en la televisión neerlandesa. Este reality fue uno de los primeros formatos que se importaron en la TV local: un año antes había estado en la pantalla del Trece Expedición Robinson, la versión local de Survivor, y luego le siguieron otros como Bailando por un sueño (Dancing with the stars) o Masterchef con sus derivados kids y celebrity. Y en 2001, meses antes del estallido de diciembre, se estrenaba en Telefe Gran Hermano con la conducción de Soledad Silveyra.

El programa, al igual que ahora, tenía horarios regulares en la pantalla de televisión, galas de eliminación todos los domingos y una transmisión llamada “El debate”, que está los martes y jueves. “En el primero (de 2001) estaban Eliseo Verón, Pacho O’Donnell, Beto Quevedo…Había una búsqueda de darle prestigio por el lado de las ciencias sociales”, afirmó Méndez Shiff. La versión actual tiene como conductor a Santiago del Moro (que saltó a la escena política con Intratables) acompañado por la periodista de espectáculos Laura Ubfal; el ex GH y hoy productor, Gastón Trezeguet; la modelo y conductora Sol Pérez; Nati Jota, influencer y Ceferino Reato, periodista vinculado a la política y antiperonista.

En Después del fin. Una perspectiva no antropocéntrica sobre la post-tv, el post cine y youtube (La Crujía), Mario Carlón habla de la existencia de una estructura de “programas planeta y programas satélite”: Gran Hermano es un programa que, a su vez, alimenta de contenido a otros programas que pueden ser de la misma productora o ajenos, como noticieros de otros canales.

Asimismo, Carlón remarca que hay una “televisión expandida”, que trasciende el vivo, el momento de la transmisión y es replicada a través de las redes sociales. En esta ocasión, Telefe también ofrece un programa a través de Twitch conducido por la influencer y exparticipante de Masterchef Celebrity, Juariu.

“En el primer Gran Hermano había que pagar Direct TV para poder ver las cámaras de la casa todo el día. Hoy podés hacerlo con una aplicación gratuita. Eso genera una ficción de lo democrático, de que todos sientan que son editores de Gran Hermano, de que están al día con lo que pasa, cosa que es imposible. Pero cada uno tiene la fantasía de tener su propia narrativa y de que hay algo que depende de uno, de que con mi voto decido quién se va”, indicó Méndez Shiff.

Adelante, mis valientes

Todavía queda un largo trecho para saber cómo evolucionará el reality, si Telefe tomará otras acciones -más allá del corte de la transmisión de las cámaras que filman las 24 horas- frente a participantes que profieran discursos antisemitas, homoodiantes, lesboodiantes, de incitación a la violencia y la lista sigue.

Queda también por saber las motivaciónes para entrar a la casa, fuera del premio económico que solo puede obtener el ganador. ¿Para ser influencers? Holder ya tenía hordas de seguidores en Tik-Tok. ¿Para ingresar a la esfera política como es el caso de la exmediática devenida en legisladora provincial, Amalia Granata? Ya Uhrig emprendió el camino inverso. Solo queda mirar.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.