Plurinacionales y disidentes volvemos al Encuentro

💚 Miles de personas se encuentran, luego de dos años de pandemia, en San Luis como sede del 35º Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, intersexuales y no binaries para vivir tres días de lucha, fiesta y transformación.

@eloradananph

“Sangre uterina que renace en este día”, canta un grupo de mujeres en ronda mientras esperan la apertura del 35º Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, intersexuales y no binaries en la ciudad de San Luis.

Son las 9 de la mañana y a pesar del fuerte viento y la baja temperatura, esto ya es una fiesta. Son miles las mujeres y disidencias que fueron llegando durante las últimas horas para vivir tres días de encuentro después de 2 años de espera a causa de la pandemia. Luego de la acreditación, caminamos al acto y por todos lados se ve el gran trabajo y la organización. El escenario es imponente y los espacios señalizados.
En el centro del predio, una amplia ronda de mujeres llama nuestra atención. Son las autoridades Huarpes y Ranqueles que están listas para dar comienzo a la ceremonia ancestral en la que piden protección para el Encuentro. En el momento en que estas mujeres encienden la fogata y comienzan sus oraciones, no se escucha más nada. Los cantos y la música pararon para darle lugar a ese espacio que pidió
que “invoquemos al silencio como principio sanador”.

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“Marichi wew” gritan y levantan los puños apretados al cielo. “Marichi wew”, respondemos con todas nuestras fuerzas. “Mil veces venceremos” en lenguaje mapuzunhun, es lo que gritamos y exigimos la liberación de las mujeres mapuches detenidas en Villa Mascardi
hace unos días. Unos metros más adelante, son cientos de agrupaciones las que esperan el acto de apertura que marca el inicio oficial del 35º Encuentro y el primero en ser declarado plurinacional y de lesbianas, trans, travestis, bisexuales, intersexuales y no binaries.
Es que en el encuentro anterior, en La Plata, se decidió cambiar el nombre para visibilizar a todes. No fue algo repentino, hacía unos años que ya se venía planteando esto y finalmente se consiguió. La decisión fue tomada por la mayoría, pero no fue unánime y es por eso que
habrá otro encuentro en el mismo lugar en unos días.

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El acto comienza y el comité organizador lee un largo documento en el que defienden el cambio del nombre, se emocionan y gritan entre aplausos y vitoreos del público. “El cambio es el resultado de la fuerza y la potencia de nuestres hermanes”, señala una compañera
trans mientras explica que es la primera vez que sienten al Encuentro como suyo también. “Rompamos con las fronteras del colonialismo”, consigna otra compañera desde el escenario. “No queremos un feminismo racista”, determina para explicar por qué es importante definirse pluralistas.

Sobre incluir a las disidencias explican que “lo que no se nombra no existe” y “sabemos que la manera más efectiva de invisibilizar es no nombrar”. Cuando termina el acto, miles caminamos hacia la plaza Pringles en el centro de la ciudad, donde se concentran les feriantes y artesanes.

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Para almorzar, la opción más popular es la tortilla rellena de queso y salame y las capreses que comemos en ronditas al sol del mediodía. Después de descansar, bailamos candombe en el medio de la plaza y compramos banderas y glitter para la marcha del domingo. Cuando se acerca la hora de que comiencen los más de 100 talleres, todes nos acercamos a los lugares asignados. Nosotras elegimos el taller “Feminismos, transfeminismos, mujeres y diversidades indígenas: desde Abya Yala hasta Kurdistán» con un aula llena donde nos sentamos en pupitres y en el piso.
María, de Santa Fe, abre el debate recordando cómo las abuelas y madres de su pueblo no quieren enseñarle su idioma originario a les más jóvenes para que no sean discriminades en las ciudades, pero que los funcionarios del Estado usan sus danzas y canciones para
explotar más el turismo.

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“Convierten nuestras raíces en sus mercancías”, agrega Ailén de Neuquén. “Lo primero que hacen es acabar con nuestro lenguaje, nuestra cultura y nuestros saberes para poder quitarnos nuestros territorios”, explica la neuquina. Otra compañera cuenta que en Chaco muchas palabras que se usan cotidianamente son de un idioma originario, pero que nadie lo sabe. Que recién de grande se enteró que esas
palabras tienen una historia que no le habían explicado nunca.
Las seis de la tarde llegan más rápido de lo esperado y todes acuerdan seguir con el debate al día siguiente para poder pensar las propuestas que se llevarán a los territorios. Nosotras nos vamos a descansar para poder volver una vez más a construir en
conjunto un feminismo que represente y sea accesible para todes.

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