Este jueves 20 de octubre, en la UFEM ubicada en pleno centro porteño, tuvo lugar la primera declaración de Juan Darthés en el caso en el que se encuentra acusado por abuso sexual. Aunque los alegatos fueron privados y el acusado se encuentra exiliado en Brasil, un grupo de militantes feministas se reunió en las puertas de la Unidad Fiscal para acompañar a Thelma y hacer escuchar su reclamo de justicia, tantas veces vapuleado.
Tal como circuló en redes sociales, las diferencias en el tratamiento que recibió cada una de las partes son casi caricaturescas: a Thelma le realizaron nueve pericias (tres en Nicaragua, una en Argentina y cinco en Brasil) mientras que Darthés solo ejecutó una pericia de parte, es decir pagada por él mismo. A su vez, Thelma declaró en tres oportunidades y en la última estuvo más de tres horas respondiendo preguntas de la defensa del acusado al tiempo que Darthés se negaba a declarar.
Fardin intentó en reiteradas ocasiones que el juicio fuera público para contribuir al esclarecimiento del caso, pero Darthés no solo solicitó que el proceso fuera secreto sino que en cuatro diferentes ocasiones intentó suspenderlo. Antes de comenzar, la joven actriz habló con la prensa local.
¿Con qué expectativa llegás hoy aquí, a esta etapa del juicio?
Llego con la expectativa de que la Justicia esté a la altura de todo el proceso que recorrimos. Estamos tratando de sentar jurisprudencia no solamente en mi caso, sino en todas las personas que se atreven a denunciar violencia sexual con todo lo revictimizante y lo violento que es atravesar este proceso. A cuatro años de que yo pudiera declarar en Nicaragua, ni la Justicia argentina ni la brasileña produjeron pruebas. Esperamos que la Justicia no le dé una respuesta a mi caso, sino a todas las personas que se animan a declarar a partir de esto. Tuve tantas trabas en el camino que me pregunto qué queda para las personas que no tienen herramientas, que no tienen abogados, que no tienen a toda la prensa como ustedes, a quienes agradezco, que no son conocidas. Lamentablemente tuve esto en mis espaldas todo este tiempo pero lo que hacen conmigo lo hacen con todas las víctimas: decir que mentimos, decir que lo hacemos porque nos divierte.
¿Sentís que fue una lucha desigual?
Sin duda. Es un poder muy fuerte al que nos estamos enfrentando, si yo no tuviera todo este apoyo no sé cómo hubiera llegado hasta acá. Hasta el último momento él sacó recursos de donde no nos esperábamos. La sensación es la de estar peleando con escarbadientes frente a un poder que se abroquela, que se cierra, que se protegen entre ellos y por eso la Justicia tiene que marcar un trascendente.
¿Qué sentís cuando lo ves haciendo su vida normal en Brasil?
Obviamente es injusto. Sin embargo, nosotras elegimos recorrer el camino de la justicia a pesar de que se cansan de decir que somos un grupo de locas. Recorrimos el camino de la justicia con todos los vericuetos, con todos los recovecos, con lo agotador que es porque es poner el cuerpo millones de veces pero hasta que no hable la justicia él tiene todo el derecho a hacer su vida.
¿Cómo te sentís en esta instancia?
Agotada. Estoy agotada pero tengo la obligación de estar fuerte porque son muchos los casos que se ven reflejados en esta historia. Sigue siendo muy fácil adoctrinar a muchas personas a través de una figura. Hoy me toca a mí ser esa persona y entonces el mensaje que intentan instalar es de que si denuncias violencia sexual tu vida se limita puramente a eso y, sin embargo, no lo vamos a permitir.
