Un 17 con atisbos de optimismo y el sueño de recuperar la Patria feliz

✌️ Los componentes más combativos del Frente de Todos se reunieron en Plaza de Mayo para celebrar la gesta del 17 de octubre de 1945. Hubo fuertes reclamos al Ejecutivo para recuperar el poder adquisitivo de les trabajadores y críticas al rol de la CGT. Sin derroche de optimismo pero con fuerzas, la militancia volvió a decir presente en la jornada más peronista del año.

Un mes y medio después de la inmensa movilización por el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el pueblo peronista volvió a las calles para conmemorar un nuevo aniversario de la gesta fundacional del 17 de octubre de 1945. Sin feriado ni fin de semana, la asistencia no fue tan masiva como en otras oportunidades pero la marcha a Plaza de Mayo por el Día de la Lealtad tuvo su típica diversidad de colores, un fuerte bullicio marcado por el cancionero místico y una importante presencia de sindicatos así como de formaciones políticas enroladas en el campo nacional y popular. 

En una Plaza colmada aunque no estallada, desde temprano se vislumbró la diversidad de los componentes políticos más combativos del Frente de Todos. Organizaciones como La Cámpora y Nuevo Encuentro bajaron desde el Obelisco por Sáenz Peña, mientras que sindicatos como Camioneros y centrales como la CTA se agolparon en primera fila para visualizar a sus respectivos líderes: Pablo Moyano y Hugo Yasky. Sin protagonizar la lista de oradores, el PJ del Conurbano y sus intendentes también hicieron su parte movilizando una gran cantidad de micros que se estacionaron en buena medida sobre las adyacencias de la Avenida 9 de Julio. 

Esta vez, Alberto y Cristina no estuvieron presentes en forma física. Sin embargo, la vicepresidenta apareció en remeras, pancartas y banderas que pedían por ella y le mandaban «fuerza». Hubo mimos para todos los gustos hacia CFK: un micro ploteado bien peronista hizo sonar la Marcha y reclamó como consigna escrita «Cristina 2023». Esto contrastó en fuerte medida con la ausencia de referencias políticas y simbólicas hacia el Presidente.

Fotos: Andrés Wittib

A pesar de la difícil coyuntura económica marcada por el incesante aumento de precios, los rostros de les presentes no delataban angustia pero tampoco alegría por lo que está sucediendo. «No hay nada para festejar en cuanto al gobierno actual, pero estoy acá porque creo en un proyecto nacional y popular», dijo una militante de unos treinta años en diálogo con este medio. Un hombre de alrededor de sesenta, en tanto, contó que «lo importante de esta fecha es estar todos juntos para bancar al movimiento, a pesar de las circunstancias adversas».

«Los trabajadores, que aceptaron durante la pandemia una reducción de sus salarios, están esperando que, de una vez por todas, dejen de traicionarlos», dijo el diputado nacional Máximo Kirchner en el cierre del acto. «La Argentina necesita un respiro, no lecciones de economistas que solo benefician a unos pocos», agregó. Por su parte, el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, señaló previamente que «el movimiento sindical tiene un mandato que es garantizar que el nivel adquisitivo de nuestros compañeros y compañeras pueda elevarse; hoy hay que decir claramente que hay que distribuir las riquezas, pero también sabemos que por eso hay que construir poder popular. Eso se construye en la calle, con la lucha, con la voluntad de estar de pie». Junto a ellos en primera plana se pudo observar a Axel Kicillof, Pablo Moyano -quien decidió no hacer declaraciones-, Andrés «Cuervo» Larroque y Roberto Baradel, entre otros.

Fotos: Andrés Wittib

Algunas de las palabras de Máximo Kirchner fueron una directa alusión hacia el acto que realizó la mesa chica de la CGT por el 17 de octubre. Frente al intento de lanzar un espacio político-sindical por parte de los «Gordos» como forma de presión al Gobierno, el principal referente de La Cámpora sostuvo que «el desafío por delante no es ver quién tiene lugar en las listas». Además de las referencias a la interna política, los reclamos apuntaron a la implementación de un modelo que abogue por una mayor presencia del Estado y reconstruya la unidad nacional sobre las bases de la soberanía, la justicia social y la independencia económica.

La movilización comenzó y cerró con dos momentos emotivos: el himno nacional y la Marcha. Cuando ésta última sonaba y los dedos en V iban y venían en forma efusiva, las multitudes empezaron a desconcentrar con la misma calma que las trajo hacia allí. Muches, que no habían parado ni para almorzar en la vorágine de la jornada más peronista del año, aprovecharon para comprarse un choripán y prepararse mentalmente para nuevas batallas, esas que garanticen al pueblo la vuelta de sus días más felices. 

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.