Una Selección que fue calco del pueblo y creación heroica

🏆 La Scaloneta superó con éxito todos los obstáculos y se llevó el más merecido premio. Algo que caracterizó al equipo de Messi fue la argentinidad generando un efecto contagio en todos los rincones del país. Liderazgo, sufrimiento y la necesidad de retomar la senda de victorias para el pueblo.

Sufrir para ganar. Ganar para festejar. La Selección se consagró campeona en una Copa Mundial de Fútbol después de 36 años. Dos generaciones enteras que no habían tenido el privilegio de ser, que entre la resignación y el bonito recuerdo debían conformarse con ver los videos de las hazañas de 1978 y 1986 así como escuchar anécdotas de sus antepasados. Pero ahora sí se pudo sentir y disfrutar, el presente en estado puro.

El domingo 18 de diciembre de 2022 quedará para siempre guardado en el corazón de 46 millones de personas. La remontada de un conjunto que arrancó nervioso en la fase de grupos perdiendo contra la ignota Arabia Saudita y culminó jugando un fútbol de altísimo nivel, pasando por encima nada más y nada menos que en la final a la poderosa Francia. Así como la Selección jugó muy bien a la pelota, también supo sufrir e imponerse con éxito a las situaciones más difíciles.

Esta última cuestión explica también la forma con que este equipo logró esquivar los atisbos de indiferencia y apatía social, romper cualquier tipo de barrera con «la gente». Cabe recordar que, diez años atrás, la Selección no llenaba estadios y estaba muy lejos de enamorar a su público. Los reproches al rendimiento individual y colectivo abundaban, mientras que las críticas llegaban por doquier. ¿Qué sucedió en el medio para que todo cambiara? Tras el cimbronazo de la eliminación en octavos de final contra Francia de Rusia 2018, asumió Lionel Scaloni. Un tipo sin currículum y casi nula experiencia como entrenador, pero que comprendió a la perfección que la clave para un MESSI SUPERLATIVO pasaba por construir un equipo nuevo de abajo hacia arriba. Que acompañara al crack pero que tampoco descargara todas sus tintas en él. Scaloni logró algo que no había conseguido ninguno de sus predecesores: que Messi fuera más feliz jugando con la camiseta de la Selección que en su propio club.

Post-2018 se despidió a figuras históricas como «Chiquito» Romero, «Pipita» Higuaín y Javier Mascherano, al mismo tiempo se abrazó a promesas como «Dibu» Martínez, «Cuti» Romero y «Huevo» Acuña que debieron pasar por un breve período de adaptación. Al principio nadie daba un peso por ellos, pero finalmente se tornaron más o menos indiscutidos. El otro mérito de Scaloni es que fue pragmático y no se casó con nadie, cuando tuvo que realizar cambios los hizo: Julián Álvarez por Lautaro Martínez, Enzo Fernández por Leandro Paredes. Ejemplos paradigmáticos que abonaron a una épica irresistiblemente ganadora.

Fotos: Florencia Ferioli

Finalmente hay que decir que la Scaloneta se caracterizó, sin lugar a dudas, por su argentinidad. Esto operó como efecto contagio y se trasladó a todos los rincones del país. Por un lado, tuvo a su líder indiscutido en cancha que fue Lionel Andrés Messi consagrándose como la figura deportiva de Qatar 2022. Era algo que se merecía como ninguno y que esperaba todo el mundo del fútbol. Cinco Mundiales encima, mucha más tranquilidad que en otras épocas, la magia intacta y un físico capaz de bancarse 120 minutos de juego. Argentina es un país que necesita/busca líderes carismáticos en todos sus ámbitos y Messi consagró esta faceta con el famoso «andá pallá bobo» de los cuartos de final.

Por otro lado, la narrativa del «sufrimiento» no podía faltar: «El argentino/a está acostumbrado a sufrir»; «Si no sufríamos, no éramos Argentina». El sufrimiento, que se manifestó en la primera ronda tras perder con Arabia pero también con las definiciones por penales contra Holanda y Francia, tiene su correlato comparativo con lo ocurrido en aspectos vinculados con la vida cotidiana, lo social y lo político. Es decir, cuando ocurren los logros -que no abundan- se obtienen con un esfuerzo inconmensurable y tras atravesar obstáculos impensados.  

La argentinidad trasciende las grietas y las distinciones. La principal enseñanza de la Selección al pueblo es que, si hay claridad en los objetivos, se pueden conseguir avances. «Demostramos una vez más que los argentinos cuando luchamos juntos y unidos somos capaces de conseguir lo que nos propongamos», dijo Messi en redes sociales con la Copa en mano. Unidad en la adversidad, invencibilidad en la unidad. Llevado a la política partidaria, esta lógica requiere pensar en acuerdos (mínimos aunque no menores) para reducir la desigualdad social, terminar con la pobreza y alcanzar niveles más elevados de crecimiento económico. En suma, un proyecto de país para todxs y no pocxs. Aunque allí la ecuación no es tan sencilla como en el fútbol porque como intermediarios están los poderosos (grandes grupos económicos y sus aliados políticos) que quieren que nada cambie para así mantener sus privilegios y defender sus intereses.

Y un día vimos a la Argentina campeón, con nuestros propios ojos. Ya no nos la tienen que contar nuestras madres, padres o abuelos. La alegría es única y los festejos seguirán hasta el cansancio. Que viva la Selección, ¡gracias Messi, Scaloni y compañía!

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.