El ¿fin? del mandato del bronceado

🕶️ Cada vez más personas son conscientes de los daños que genera la exposición al sol, pero en Argentina cuesta resignar la piel bronceada. Breve historia de una práctica social.

Corría la década de 1920 cuando la diseñadora francesa Coco Chanel estaba de vacaciones en el sur de Francia y, por accidente, se bronceó la piel del rostro. Pero al igual que sucedió con sus icónicas piezas, la titular de la maison logró en París convertir algo relacionado a las personas de la clase trabajadora -expuestos al sol por su trabajo en el campo- en una práctica aceptada para los ricos. Sin embargo, cada vez hay mayor concientización de los daños que se pueden generar a partir de la exposición al sol.

“Creo que un poco pasó de moda (la práctica de broncearse), pero al menos en Argentina hay personas que aunque se cuiden todo el año, esa semanita al sol no la sacrifican por nada”, dijo a El Grito del Sur Daniela López, licenciada en Instrumentación Quirúrgica, cosmetóloga profesional e influencer, más conocida como “Dadatina”.

Y agregó: “Hace poco se hizo viral una foto de una chica muy bronceada diciendo que ese era su objetivo para este verano y muchas de las respuestas que recibió fueron negativas. Me parece que hubo un gran cambio, que antes no hubiera habido gente objetándolo y que ahora se entienden las consecuencias de ese bronceado al sol”.

Daniela López, Dadatina

Lo mismo sucedió con la Scaloneta. En redes sociales se comentó acerca de la exposición al sol, un día de mucho calor, que tuvieron los jugadores en los festejos por el Mundial y Lionel Scaloni, al ser consultado por la prensa, admitió que tendrían que haberse puesto protector solar.

A nivel local, la moda de tener todo el cuerpo bronceado irrumpió con fuerza en la década de los ‘80, de la mano de la globalización -con productos televisivos como Miami Vice o Baywatch-, pero también de la posibilidad de la clase media de acceder a viajes a destinos con playa y que se profundizó aún más durante el uno-a-uno a principios de los ‘90.

“Esa fantasía de la playa, del viaje, viene de la mano del estrato social -señaló a este medio Alejandro Mamani, abogado y activista de Identidad Marrón-. Al querer ese cuerpo uniformemente bronceado aparecen las máquinas para broncear, esos cuerpos anaranjados. En esa industria del bronceado aparece el valor y el disvalor”.

Mamani explicó que las pieles marrones “aparecen con un disvalor, a pesar de tener ese color deseado en el verano”. “Hay un tipo de disputa, esa piel vale menos que, por ejemplo, en Alemania, donde el deseo por un color de piel extraño funciona de otra forma”.

“Nosotros entendemos que la industria de la moda o de las cremas habilitan un blanqueamiento o anaranjamiento de la piel. Ese ir y venir del bronceado forma parte del status quo de cómo está hecho el mundo. Está bien que los blancos se bronceen, pero es complejo que los racializados se aclaren. El aclaramiento es para una inserción social, mientras que el bronceado tiene un sentido de pertenencia, de mostrar que este verano me fui a Punta o a Miami”, agregó el integrante de Identidad Marrón.

La mayor concientización de los daños que genera la exposición solar causó también un aumento en las ventas de protector solar. “Las marcas están vendiendo protectores solares todo el año. Antes se vendían entre septiembre y febrero y en invierno no se conseguían”, apuntó López.

Este aumento en la oferta para mantener el cuidado todo el año también viene acompañado por una mayor variedad en el producto. La cosmetóloga e influencer indicó que ahora no solo hay protectores especiales para el rostro, sino también “diferencias en el acabado, que puede ser luminoso, mate, con color”. “Ahora vemos que todas las marcas lanzan autobronceantes porque en Argentina las personas no quieren resignar ese bronceado”, añadió.

Pero esto no necesariamente se repite en otros lugares del mundo. En la cosmética coreana, una de las más populares, los productos blanqueadores para lograr una “piel de porcelana” son tendencia. “Nosotros tomamos cosas del skincare coreano, como los pasos de la rutina, la doble limpieza del rostro o ciertos activos, pero por suerte no esa práctica -afirmó López–. En los laboratorios de L’Oreal me mostraron los protectores solares para acá, que son fluidos, con fragancia, mientras que los que son para el mercado asiático te dejan la cara blanca. Y eso no es un error, es lo que quieren los consumidores. Son las diferencias entre las culturas”.

Aún así, en Argentina todavía resta una mayor presencia estatal en considerar la protección solar un asunto de salud pública: el colectivo La Garganta Poderosa señaló las dificultades que tienen las personas de clases populares para acceder a la protección solar. En la Ciudad de Buenos Aires, Dadatina y la legisladora Ofelia Fernández presentaron en 2021 un proyecto para que el protector solar sea cubierto por prepagas y obras sociales que no fue tratado y ambas impulsoras fueron hostigadas en redes sociales. El año pasado en Santa Fe, el Laboratorio Industrial Farmacéutico se convirtió en el primero en el país en dedicarse a la producción pública del protector solar.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.