La Ciudad produce más que tornillos, pero no tiene un plan productivo

👩‍🔧 El ministro de Producción de la Ciudad, José Luis Giusti, le respondió al gobernador de La Rioja con argumentos bastante flojos de papeles. La brecha en el desempleo, la ausencia de políticas públicas y la extraña reivindicación del "desarrollo inmobiliario" como política productiva del GCBA.

Hace apenas unos días el Ministro de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), José Luis Giusti, salió al cruce de la declaración del gobernador riojano Ricardo Quintela quien, en medio de la disputa por los fondos de la coparticipación, aseveró que “la Ciudad no produce ni un tornillo”. Si bien la aseveración de Quintela desconoce que la Ciudad es uno de los polos industriales más importantes del país, la desinformación se monta sobre una invisibilización del tejido productivo porteño por consecuencia de las escasas políticas de promoción industrial de la gestión del propio Giusti. Esto queda de manifiesto en la misma respuesta del Ministro al gobernador riojano.

Hace unos meses, en este mismo medio escribí un artículo sobre el inmenso tejido productivo de la Ciudad y la falta de acompañamiento y planificación del Estado porteño, manejado hace 15 años por la misma fuerza política. Según las estadísticas que se tomen, la CABA es el segundo polo industrial del país (detrás de la Provincia de Buenos Aires) o el cuarto (detrás de Santa Fe y Córdoba) pero en cualquier caso su relevancia es indisimulable. Pese a esto, la falta de políticas productivas ha sido una constante que excede a la propia gestión de José Luis Giusti, quien fuera continuador pero no el autor. Sin embargo, transcurridos 15 años de gestión PRO en la Ciudad de Buenos Aires algunas afirmaciones del ministro son verdaderamente preocupantes.

En primer lugar, las críticas a la política de distritos, que fueron más desarrolladas en el artículo antes mencionado. Pero vale destacar en base a lo que sostiene el ministro que el simple hecho de que uno de los principales indicadores que utiliza para analizar la efectividad de la política pública sea la cantidad de metros cuadrados de desarrollo inmobiliario da cuenta de la desorientación. Una política productiva podría medirse en base a mejoras de la productividad (que se desconocen), del empleo, de la inserción laboral de vecinos del barrio en las empresas, de la generación de patentes, del aumento de las exportaciones, pero justamente el silencio respecto a estos tópicos en las declaraciones de Giusti y también la falta de estadísticas públicas para medirla dan cuenta de que no se trata de una política de desarrollo productivo.

En segundo lugar, Giusti sostiene que “la política de empleo es responsabilidad del Gobierno Nacional” (sic). Más allá de que la Constitución de la Ciudad (Art. 38°, 40°, 43°, 44°, etc) define claramente esta incumbencia, resulta interesante analizar cómo las autoridades porteñas se posicionan -según la circunstancia- como representantes de un municipio cuando se les exige responsabilidad de acción y de una provincia a la hora de reclamar fondos nacionales.

Hecha esta digresión, respecto a la reducción del desempleo es importante señalar que mientras el Estado Nacional redujo un 30% el desempleo recibido de la gestión de Mauricio Macri (justamente con políticas productivas), la CABA aumentó en ese mismo período la brecha de desempleados entre el norte y sur de la Ciudad que ahora es de 2,5 veces. Además, mientras en ese mismo período a nivel nacional se crearon más de 250.000 empleos registrados privados, la Ciudad perdió 22.300 puestos de trabajo registrados representando el peor desempeño en comparación con las provincias.

Por último, el ministro hace una defensa de la gestión en base a los sectores «estratégicos» que mejoraron su desempeño frente a octubre de 2019, siendo el principal el sector informático. Lo primero que hay que decir es que prácticamente todos los sectores de la economía a nivel nacional se encuentran en un nivel de actividad mayor al período comparado, pero particularmente el sector informático creció en base a los servicios basados en conocimientos e influido también por el regreso del programa Conectar Igualdad, que impulsa la producción nacional de notebooks (algunas instaladas en la CABA). Difícilmente pueda atribuirse a las políticas locales -que en nada cambiaron durante el período comparado– esta mejora del sector que se da en todo el país y que incluye la promoción de iniciativas como el Argentina Programa, capacitando a más de 100.000 personas por año para que aprendan a programar.

En la respuesta de Giusti no hay siquiera una inclusión discursiva de algún otro sector productivo en la Ciudad, lo que llamamos una política de invisibilización. Ni siquiera se los nombra para abrir el debate en torno a la conveniencia o no de tener industrias en un gran espacio urbano como es la Ciudad de Buenos Aires, que en todo caso sería un debate genuino. Como hemos repasado en este artículo y en el anterior, las fábricas de la Ciudad existen y requieren de un profundo debate y plan de desarrollo productivo para crecer, mejorar y readaptarse a las condiciones urbanas de su entorno.

Demás está decir que si la fuerza que gobierna este distrito hace 15 años, con un presupuesto envidiado tanto por pares nacionales como internacionales, jamás tuvo una política productiva para su territorio cuesta pensar que puedan asumir los desafíos que requiere un país con las enormes desigualdades de la Argentina y en un mundo cada vez más dinámico en términos de desarrollo.

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