“Las experiencias íntimas siempre encierran algo de lo colectivo”

🏊🏼‍♀️ “Zambullidas o la educación acuática” es la novela en la que Rocío Cortina describe, a través de un yo ficcionado, el proceso de aprender a nadar en la adultez. La autora parte de su experiencia personal que la llevó al natatorio por primera vez meses antes del inicio de la pandemia y lleva al lector por un relato detallado que cruza el diario íntimo, el ensayo, la ficción y la entrevista.

La tensión del gorro de silicona apretado en la cabeza, la incomodidad de la semidesnudez ante extrañes, la temperatura del agua, el olor a cloro que entra en la nariz. Todas esas sensaciones se desprenden de las páginas de Zambullidas o la educación acuática (Milena Caserola), la novela en la que Rocío Cortina describe a través de un yo ficcionado la experiencia de aprender a nadar en la adultez. Sin romantizar ni idealizar, la autora lleva al lector a atravesar ese y otros procesos de aprendizaje (también con la irrupción de la pandemia de coronavirus) con la teoría y con el cuerpo con una mirada feminista que dialoga con los personajes del natatorio y con los de la vida personal.

“Las experiencias íntimas casi siempre encierran algo de lo colectivo. Esto de experimentar un proceso de aprendizaje a través del cuerpo se vincula con cómo fuimos educadas las mujeres para vincularnos con nuestro cuerpo y eso es algo que habita en todas, nos guste nadar o no”, reflexiona en diálogo con El Grito del Sur.

¿Cómo surge la idea de transformar la experiencia de aprender a nadar en una novela?

El libro empezó con notas que iba tomando a modo diario de escritura, que es un hábito que tuve siempre, y en un momento me empecé a dar cuenta de que podía ser algo más. Empecé a nadar a fines de 2019 y publiqué un texto en Clarín, en la sección “Mundos Íntimos”, en el momento que estábamos confinados en 2020, que estuvo muy bueno porque me permitió pensarme haciendo una actividad en el momento en el que estábamos quietos. Después seguí pensando en el proyecto y cuando se pudo volver seguí tomando notas de las clases, aunque sin saber bien qué iba a hacer. En el verano de 2021 me propuse hacer un libro y me contacté con Melina Pogorelsky para trabajarlo. Fue un proceso muy rico porque ella también es nadadora y escribió Subacuática, que es cien por ciento ficción aunque recurre a algunas cosas propias. Eso estuvo bueno porque entendía lo que yo quería contar.

Rocío Cortina.

Al momento de escribir, muches sugieren “escribir sobre lo que sabés”. ¿Cómo es el proceso de escribir sobre algo que estás aprendiendo?

A mí me interesaba mucho el proceso enseñanza-aprendizaje. Estaba terminando el profesorado en Ciencias de la Comunicación, venía metida en eso y siempre me conecto con los procesos que hacemos cuando intentamos aprender algo nuevo. En los talleres (Cortina coordina el taller de escritura La Transformación) muchos me dicen que escribían de chicos y lo dejaron porque les parecía infantil, pero que ahora que son grandes quieren darse el gusto porque siempre quisieron escribir. Aparece mucho el “no sé si no estoy muy grande para eso”. Cuando escribía en una revista de ciclismo cada tanto aparecían las notas sobre aprender a andar en bici de grande, que suele generar mucha vergüenza porque lograr el equilibrio, caerse, se piensa mucho desde la infancia. Todo eso estaba conectado al momento de escribir y me importaba. Escribir sobre lo que sabés tiene un doble filo porque se pierde la curiosidad. Pero si escribís de algo que te interesa y que no conocés del todo te lleva a investigar y querer saber más. 

Zambullidas o la educación acuática aborda el aprendizaje de los distintos estilos, las maneras de enseñar de cada profesor que pasa por la pileta, la diversidad en les compañeres de andarivel, referencias a otros textos (no solo sobre natación) que por momentos hacen que el libro tenga un tono ensayístico, y también las experiencias de ciclistas que aprendieron a andar siendo adultos. “No es una novela que se lee de forma cronológica -advierte la autora-. Hay distintos registros porque se entrelazan momentos del yo, que son más parecidos a un diario íntimo, con fragmentos poéticos, personajes donde se ponen los procesos de aprendizaje y enseñanza y los momentos en los que aparecen personas que aprenden a andar en bici de grandes, que están basados en entrevistas que había hecho yo”.

Dentro del registro de lo personal, aparece en el libro una mirada feminista cuando vos traés al relato a tus abuelas, en especial a la paterna que ya iba a nadar cuando vos eras chica.

Por un lado, la mención a mis abuelas tiene que ver con recuerdos que se me venían de la infancia en relación al agua. Las piletas son lugares divertidos, se asocian a la pelopincho, a la pileta del club, al verano, y por eso hay escenas de eso. Y mi abuela paterna la vinculo a cómo es hacer cosas a pesar de la mirada ajena. Ella (que empezó a nadar alrededor de los 40) manejaba en una época en la que las mujeres no solían manejar. Y yo la recuerdo así, bajándose del auto porque venía de nadar. Tiene que ver con el cuerpo y la autonomía de la mujer. Pensado desde el feminismo reflexioné sobre qué pasa con las mujeres y las inhibiciones, lo que nos dijeron de chicas que se hace o no, con el exponer el cuerpo, que los varones son más desinhibidos en esas cuestiones. Todo eso interviene en el proceso del aprendizaje.

¿Cómo se pone en relación el cuerpo, que es central en el relato, con la escritura, que suele asociarse más al plano intelectual?

Para mí, la escritura tiene una gran elaboración intelectual, las ideas, imaginar. Después pasa otra cosa con el cuerpo: si escribo con la mano me puede doler o no. Tengo una molestia crónica en el brazo derecho que tiene que ver con escribir y eso está presente en mí. Si escribo algo largo, continuado, me duele y eso me genera impotencia. Veo una conexión entre la literatura y el cuerpo, a dónde te permite ir o no lo que sentís, si lo que escribís te angustia, te divierte, si te libera contar algo o te da dolor de estómago. El momento en que escribís es puro presente, es la escritura y ya y el cuerpo está en eso. Y pensado en el agua, aparece esta cuestión de llevar la teoría a la práctica, que te dicen mové la mano así, girá la cabeza asá, gira el torso para respirar. Esa teoría se tiene que internalizar en el cuerpo. Y fue pensar eso, en cómo interviene el cuerpo en un proceso de aprendizaje, que en un momento es más teórico hasta que los movimientos se vuelven naturales.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.