Pleno verano, enero en el balcón, pelopincho, birra y licuado. En un momento más tranquilo de un año que augura ser intenso, te traemos las mejores recomendaciones literarias para acompañar tus vacaciones y (para quienes siguen trabajando) tus noches de verano. Escritores y escritoras de Latinoamérica, consagrades y emergentes, que acercan una literatura apta para ser leída en chancletas y bikini frente al mar o con los pies en una palangana.
Un futuro anterior (Mauro Libertella)
Si naciste en Buenos Aires y creciste durante la década de los 90, este libro es para vos. Un recorrido por la juventud y el descubrimiento del amor, de fiestas, salidas y amistades. Un relato cercano, tan cercano que interpela y donde cualquier joven millenial porteño podría reconocerse. Luego de enamorarse, el protagonista descubre que su compañera está saliendo con un amigo. Escrita de manera sencilla, atrapante y simple, la historia de un vínculo complejo que sucede en las callecitas de Buenos Aires menemista, las que tienen ese no se qué entre melancolía, pizza y champán.
La hija única (Guadalupe Nettel)
Si estás sensible, puérpera o simplemente no querés leer relatos conmovedores y movilizantes, no es para vos. Ahora, si tenés ganas de meterte en una trama complea y atravesada por el amor y los deseos de criar, esta novela de la escritora mexicana Guadalupe Nettel es más que recomendable. Una pareja se entera que la hija que esperan morirá al nacer. Pese a las recomendaciones médicas, deciden evitar el aborto y avanzar con el nacimiento. La niña sobrevive en un estado frágil de salud y allí comienza el relato que entrecruza amor, maternidad, feminismo y crianza. Un relato situado en México, basado en una historia real que problematiza el embarazo, los mandatos y el funcionamiento del sistema médico hegemónico.
Confesión (Martín Kohan)
Un libro de primer nivel que ya tiene un par de años pero no pierde vigencia. Martín Kohan recorre el período histórico más oscuro de nuestra historia a través de tres relatos que suceden en distintas latitudes y condiciones pero que esconden hilos transparentes que los unen. Una adolescente enamorada del joven Jorge Rafael Videla, la historia de un atentado del PRT, su conspiración y su trama; y una partida de truco entre un nieto y su abuela con un final inesperado. Un encuentro de historias que construye en sus detalles un recuento tan oscuro como real de historias mínimas que dan cuenta de un tiempo y un lugar.
El invencible verano de Liliana (Cristina Rivera Garza)
El femicidio en primera persona, con sus dolores, sus angustias y sus silencios. Cristina Rivera Garza logra ponerle palabras, 29 años después, al femicidio de su hermana en México. La escritora relata la vida y la obra de su hermana a través de una serie de cartas que encuentra luego de su asesinato a manos de su exnovio. En su deambular por juzgados, despachos y oficinas, Rivera Garza hilvana los elementos que permiten tramitar en palabras las pérdidas. En una tierra manchada de sangre de mujer, la novela profundiza en la angustia sin apelar a los golpes bajos y reconstruye un recorrido conmovedor y tierno.
El viejo y el mar (Ernest Hemingway)
Ah, no podríamos no meter un clásico en este compendio de lecturas. Si no lo leíste, este es el momento. El relato de un pescador que se sumerge en las profundidades del mar Caribe con el objetivo de conseguir un pez de tamaño descomunal. El tesón, la perseverancia y el mar cubano de principios de los 70 componen una novela breve, amena e imperdible para leer en la playa. De valentía, solidaridad y coraje, el libro fue merecedor de un Pulitzer y un Premio Nobel de Literatura, por si no te hubiera convencido esta reseña.
