El retorno de Lula: decretos, ministros y un proyecto para la región

🇧🇷 Acompañado de un cacique, un metalúrgico y una cartonera, con trece decretos que revertían decisiones de Bolsonaro y un discurso encendido, Lula volvió. ¿Qué panorama se abre para la región con el retorno del líder petista al poder?

Trece decretos aprobó Luis Inacio Lula da Silva el primer día de su tercer período de gestión como presidente de la mayor economía latinoamericana. Todos los documentos revertían decisiones del mandatario saliente, Jair Bolsonaro, con efectos positivos inmediatos: frenó la privatización de empresas estrategicas (como Petrobras, Correios y la Empresa Brasileña de Comunicación); restableció el Fondo Amazonia; suspendió la flexibilización en la portación de armas y tumbó el secreto por cien años que el expresidente había impuesto a asuntos estratégicos del Estado. Una demostración de que si se quiere, se puede.

La llegada de Lula marca un punto de inflexión en varios ejes estratégicos, entre ellos en la conservación de la Amazonía. La mayor extensión verde del mundo es también la víctima principal de la política depredatoria del bolsonarismo. Durante la presidencia del militar retirado se registraron los datos más altos de deforestación en los últimos 15 años. De hecho, Bolsonaro selló una alianza con empresarios ganaderos para extender la frontera agropecuaria, con garimpeiros (personas que se dedican a la búsqueda de minerales como el oro) para garantizar la minería extractivista en reservas protegidas y con madereros para profundizar la tala y la explotación forestal.

En sus primeros días de gobierno, Lula reestableció el fondo de protección para la Amazonía, anunció que sellará un pacto con Colombia para proteger áreas selváticas comunes y reafirmó la soberanía de los pueblos originarios sobre sus territorios ancestrales. No es casual que durante su asunción el metalúrgico llegara acompañado por el cacique kayapó Raoni, referente de los pueblos amazónicos. A esta definición simbólica se le suma una política: Sonia Guajajara tendrá a su cargo el Ministerio de Pueblos Indígenas, creado por la nueva gestión lulista. Guajajara es una histórica militante indígena de izquierda, licenciada en Letras y Enfermería y una de las principales impulsoras de la coordinadora de pueblos originarios de Maranhão.

El acto de asunción del 1º de enero en Brasilia también dejó algunas pistas de las orientaciones a futuro del nuevo gobierno lulista. A la potencia simbólica de su llegada con una trabajadora cartonera negra, una persona con discapacidad, un líder indígena, un obrero metalúrgico y un niño, se le sumo la firmeza de su discurso. Criticó el legado recibido en materia de salud, educacion, ambiente y cultura y se quebró en llanto cuando refrendó su objetivo central: sacar a 33 millones de brasileños de la pobreza. «Voy a unir al país, porque no existen dos Brasil, sino un único pueblo que comparte la virtud de no rendirse», concluyó.

Pero no todo es color de rosa. El gabinete de Lula refleja las tensiones de las amplias coaliciones neoliberales. Entre los 37 ministros hubo espacio para las difentes expresiones políticas, desde la izquierda (PSOL) hasta la centro-derecha. A Guajajara se le sumó el delfín lulista Fernando Haddad (PT) en la cartera de Hacienda, y las conservadoras Simone Tebet y Marina Silva en Planificación y Medio Ambiente, respectivamente. Los consensos de la coalición parten de un profundo rechazo a la gestión saliente pero deberán ponerse a prueba cuando se supere la fase de transición y Lula deba orientar el rumbo estratégico de su gobierno.

Sin lugar a dudas, la apuesta geopolítica jugará un rol fundamental en la flamante presidencia. Brasil busca recuperar el rol de los BRICS en la esfera internacional, fortalecer el Mercosur y potenciar los mecanismos de integración regional. Será una tarea compleja en el contexto de una nueva oleada de gobiernos progresistas moderados y tendrá su primer parada muy pronto, el 23 de enero, cuando el brasileño visite Buenos Aires en el marco del encuentro de la CELAC. La relación con Argentina será uno de los puntos fuertes y lo confirmó la reunión de Lula con el presidente Alberto Fernández y el subsiguiente encuentro entre el embajador Daniel Scioli y los Ministros de Hacienda y Relaciones Exteriores de Brasil. En el cónclave se discutió la posibilidad de contar con financiamiento brasileño para la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner e inclusive un eventual mecanismo swap para fortalecer las reservas del alicaído Banco Central Argentino.

La economía y el combate a la pobreza serán vectores sustanciales en el gobierno de Lula que asume en un escenario distante a aquel 2003: con tasas de interés más elevadas, mayor inflación y menor inversión pública, deberá afrontar el desafío de gobernar un país polarizado con una oposición radicalizada cuya base social hasta el día de su asunción pedía una intervención militar y denunciaba fraude. De hecho, apenas una semana antes, el empresario George Washington Sousa fue detenido cuando planificaba un atentado contra Lula que involucraba una serie de explosivos y un camión con 63 mil litros de combustible. Todo muy ameno.

Mientras tanto, Jair Bolsonaro vio el discurso de asunción por TV. Desde Miami y acompañado de su hijo Carlos, el exmilitar abandonó el país y deberá enfrentar el complejo desafío de conducir una bancada mayoritaria pero heterogénea y que se unificaba en torno a una figura con poder y caja, ambos factores de los que actualmente elexpresidente adolece. Ciertos sectores del PT y del PSOL ya agitan la necesidad de presentar una denuncia de juicio político por corrupción contra el líder ultraderechista.

La derrota de la extrema derecha regional, el retorno del metalúrgico y un tiempo bisagra para América Latina. El desafío de conducir una región corrida hacia la izquierda pero fragmentada y cambiante y la posibilidad de fortalecer una integración de largo plazo que trascienda gobiernos y administraciones. ¿Podrá Lula? Hasta ahora demostró que no vacilará en tomar decisiones pero el futuro de Brasil y de la región tienen mucha tela para cortar en los próximos años.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.