Villa Ortúzar es un barrio tranquilo, uno de esos enclaves privilegiados de la Ciudad de Buenos Aires donde el nivel de vida es ampliamente superior al del resto del país. Debido a su condición, son pocas las veces que el nombre del barrio suele aparecer en los medios. Pero el martes pasado un incendio se causó la muerte de una persona, dejó a 22 familias en la calle y puso de relieve la preocupante situación que viven muchos vecinos y vecinas del barrio, lejos de la ostentación y los restó con lucecitas de colores.
Pilar tenía 72 años y vivía en el inmueble que se ubica en la calle Charlone al 1600. Cuando las llamas crecieron al interior de la casa, la mayoría de los habitantes pudo abandonar el lugar, dejando atrás sus pertenencias y objetos de valor. Sin embargo, producto de la toxicidad del humo y el efecto del fuego, Pilar murió calcinada. Otros cuatro vecinos -entre ellos una mujer embarazada- debieron ser internados en hospitales de la zona. Cien personas y casi cuarenta niños se quedaron sin hogar en unas pocas horas.
La vivienda era precaria: tenía una planta baja y un primer piso y su construcción había sido realizada mayormente en madera. En el lugar habitaban unas 22 familias en condiciones de hacinamiento. El incendio comenzó pasadas las 21 horas y a los pocos minutos llegó una dotación de bomberos y personal del SAME. Pero para Pilar fue muy tarde y para las familias que quedaron en la calle también. Esa noche y las dos siguientes, más de una decena de familias debió dormir a la intemperie en la plaza 25 de Agosto.
El Gobierno de la Ciudad comenzó su intervención de manera timorata. Su primera decisción fue un ofrecimiento de paradores donde pasar la noche. Las familias lo rechazaron porque el paliativo no resolvía la situación: estaban en la calle, habiendo perdido casi todas sus cosas y no contaban con un lugar a donde ir. Además, pretendían dividir a las familias más numerosas para acomodarlas en paradores distintos y al resto no lo dejaban entrar a retirar sus pertenencias. Al mismo tiempo, al reclamo se sumaron 12 familias de una vivienda lindera, también afectada por el siniestro.
Leo Lucchese es abogado y comunero del Frente de Todos en la Comuna 15. Hace ya varios años trabaja con los vecinos de la traza de la Autopista 3 en la lucha por una vivienda digna, ya que la ley 324 -que establece soluciones habitacionales- no se cumple ni por asomo. Lucchese fue uno de los actores que participaron en la reunión que los vecinos sostuvieron el lunes en la Defensoría del Pueblo con el Instituto de Vivienda de la Ciudad, el programa Buenos Aires Presente y 20 representantes vecinales. «El tema no tomó mucho vuelo mediático pese a que hay un muerto, cien personas en calle y de que el Gobierno de la Ciudad es responsable», denuncia.
Si bien señala que la administración de Horacio Rodríguez Larreta llegó tarde y es responsable del siniestro por haber impedido el ingreso de materiales y cableado para mejorar las instalaciones, también destaca que el Ejecutivo porteño garantizó comida a los vecinos y se comprometió a ayudar con mobiliario y vestimenta. En la reunión se acordó también un pago de 240 mil pesos en compensación por las pérdidas y el IVC se comprometió a realizar un relevamiento para evaluar la posibilidad de brindar una solución habitacional definitiva. Por parte de los vecinos, dejaron en claro que están dispuestos al diálogo y no tienen problema en pagar una eventual vivienda dentro de la Ciudad con las condiciones del IVC.
El conflicto por estas tierras se retrotrae en el tiempo a la última dictadura militar: son los bajo autopistas de una de las trazas fantasmas que Osvaldo Cacciatore, interventor militar, anunció y nunca cumplió. Tras vivir durante años con pedido de desalojo, en 2020, el Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 5 exigió que se encontrara una solución “pacífica, definitiva y final” entre los vecinos y el Gobierno de la Ciudad así como la restitución del terreno al IVC. Para eso era necesario establecer una mesa de trabajo que el GCBA nunca concretó. Las consecuencias, a la vista.
«En una ciudad tan rica, que tengamos tanta gente viviendo en estas condiciones es vergonzoso. Da mucha vergüenza e indignación», señaló el comunero. «Esperemos que se resuelva este caso concreto, pero la vivienda es una de las grandes cuentas pendientes del macrismo: los que no tienen para vivir viven abajo de un puente, los que no pueden comprar tienen que alquilar a precios exorbitantes, la vivienda es una cuestión de categoría», finalizó Lucchese.
