El índice de precios al consumidor (IPC) registró en enero un incremento de 6 por ciento, informó este miércoles el INDEC. La inflación estuvo motorizada principalmente por tres rubros: “Recreación y cultura”, dadas las subas por la temporada de verano: «Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles», aquellos precios de la economía regulados por el propio Estado, y “Alimentos y bebidas”, el que más golpea a los sectores populares.
Luego de una leve baja en los precios a partir de noviembre del año pasado, la canasta básica alimentaria volvió a registrar un fuerte aumento, situándose en el 6,8 por ciento, casi un punto por encima de la inflación promedio.
“Durante todo el 2021 el rubro alimentos fue el motor casi excluyente de la inflación, pero se había dado una suerte de cambio de tendencia durante los últimos dos meses. Si bien en enero hubo otros sectores que crecieron más, como los servicios y el turismo, la alimentación vuelve a figurar como uno de los impulsores fundamentales, con una incidencia importante que golpea sobre todo a los sectores sociales que tienen que ir a comprar semanalmente o diariamente al chino o al almacén de barrio, donde no entran los acuerdos de precios”, describió en diálogo con El Grito del Sur Isaak Rudnik, director del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCi).
El dato de la inflación de enero constituye un nuevo golpe para el Gobierno nacional, especialmente para las aspiraciones presidenciales del ministro de Economía, Sergio Massa, quien se había comprometido a bajarla a tres puntos a partir de marzo, una meta que parece difícil de alcanzar, aún a pesar de las expectativas que había generado con su incorporación al gabinete.
“Massa llegó con un 7 por ciento y a partir de su relación con los grandes grupos económicos se generó una expectativa positiva. Durante sus primeros meses al mando de Economía había logrado ir bajando el índice, sumado a algunos acuerdos concretos que parecían funcionar. Pero este nuevo índice comprueba a las claras que esos mismos grupos no parecen dispuestos a dejarlo asomar la cabeza”, reflexionó Rudnik.
Para el director del ISEPCi, el dato inflacionario “reafirma la dificultad de un Estado debilitado y de un Gobierno con consenso acotado para imponer acuerdos de precios”.
De acuerdo al ISEPCi, el rubro que encabezó los aumentos fue el de las verduras, con un 150 por ciento interanual. Además, llenar el changuito en un chino del conurbano sólo para el rubro almacén (fideos, aceite, polenta, leche, etc) costó en enero unos 33 mil pesos, por encima de lo que paga hoy el principal plan social con que cuenta el Gobierno, el Potenciar Trabajo. Durante fines del año pasado, la negociación entre la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y las organizaciones sociales que integran la UTEP llegó a un punto de casi no retorno por la suba que debería tener el programa.
“Los que peor la pasan con los aumentos de alimentos son los sectores populares”, insistió Rudnik, quien además trabaja a diario con las organizaciones sociales. La inflación interanual en alimentos, de enero a enero, fue para el ISEPCi del 102,5 por ciento, cuatro puntos por encima del índice general del INDEC para el mismo período, que estuvo en el 98 por ciento.
“Los grupos económicos presionan para que el ajuste continúe fuerte más allá incluso del acuerdo con el Fondo, y buscan que la parte sustancial de ese ajuste la haga este Gobierno antes de salir, para dejarle el camino más aliviado al que venga después”, concluyó.
