La sequía que va por debajo

🌽🚜 El país afronta la peor sequía de los últimos años. No todo son nubes de polvo y tierra cuarteada: los pequeños productores, "el campo que alimenta", afronta una situación crítica que los afecta a todos, aunque de distintas maneras.

La sequía no es sólo tierra cuarteada, lagunas que se quedaron sin agua, nubes de polvo sobre los cultivos. También va por debajo de la superficie, provocando daños invisibles. 

En la chacra que arrienda Juan Manuel Rossi, criador de ganado del sur de Córdoba, los bebederos para los animales se llenan con agua de pozo. El domingo, la bomba siguió trabajando como cualquier otro día, sacando líquido de la napa, y los bebederos siguieron teniendo agua como siempre, pero algunas vacas empezaron con señales de no estar bien. Tenían diarrea. En cuestión de horas murieron cinco. 

“El agua de las napas había bajado tanto que el agua se sanilizó, y cuando aparecieron los síntomas ya no podíamos hacer nada para salvarlas”, cuenta Rossi. “En ese momento uno tiene que buscar agua, llevar los animales a otro lado donde el agua sea mejor. Si tenés guita, intentás otras perforaciones, o podés poner un equipo de ósmosis inversa y desalinizar el agua”. 

Rossi no es un productor más. Fue dirigente de la Federación Agraria, con un cargo importante, el de secretario de coordinación -una suerte de jefe de gabinete- hasta que en 2011 se alejó en disidencia con la orientación ideológica de la Mesa de Enlace -el agronegocio para la exportación, de espaldas al mercado interno, la producción subordinada al negocio financiero, subordinación a la Sociedad Rural al momento de negociar las retenciones-. Meter a la FAA en este camino,  considera, implicó alejarla de sus bases.

Hace dos años impulsó la creación de la Mesa Agroalimentaria, un agrupamiento de sectores rurales que comenzó a instalar el concepto de que en la Argentina hay “otro campo”. Su frase de presentación es “Somos el campo que alimenta”. Producen -aseguran- el 70 u 80 por ciento de los alimentos frescos para el consumo argentino. Su identidad pública se define en antagonismo con el modelo productivo de los grandes agroexportadores. 

El presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) y referente de la Mesa Agroalimentaria Argentina, Juan Manuel Rossi

Pero en su interior, la Mesa Agroalimentaria tiene actores muy diferenciados: arrancó con la Unión de Trabajadores de la Tierra (mayoritariamente quinteros, horticultores), el Movimiento Nacional Campesino Indígena y Fecofé (Federación de Cooperativas Agroalimentarias, de pequeños y medianos productores). El año pasado sumó a nuevos sectores desprendidos de la Federación Agraria, como la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (Fonaf) y Bases Federadas.  

En síntesis, agrupa a actores con diversidad de tamaño, de capacidad económica e incluso de criterios productivos. Hay pequeños y medianos productores de soja y maíz que utilizan los mismos métodos del agronegocio, pero en superficies chicas, y productores que impulsan la agroecología; hay cooperativas agrícolas y ganaderas y de las economías regionales, agricultura familiar, comunidades campesinas y pueblos originarios. Hay productores que son dueños de tierras, productores que trabajan en tierras alquiladas, comunidades que tienen tierras de uso común. 

La sequía los afecta a todos, pero de distintas maneras.

“Más conflictividad por el acceso al agua”

Diego Montón es referente del MNCI Somos Tierra. Es productor en la provincia de Mendoza, donde siembra alfalfa y, por épocas, hortalizas.

“En toda esta región -Mendoza, La Rioja y San Juan- los caudales de los ríos de nevada vienen disminuyendo en los últimos años; la sequía agravó esta situación”, cuenta. “Hay menos recursos para regar y eso lleva a que aparezca más conflictividad en el acceso al agua”.  

Mendoza tiene varios sistemas de riego. Por ejemplo, su parcela es regada con aguas cloacales que pasan previamente por una planta de tratamiento. Pero la mayor parte de la provincia depende de canales alimentados por ríos de deshielo. Y el agua escasea como nunca. “El caudal que trae el río Mendoza, por ejemplo, es la mitad del caudal promedio de los últimos treinta años”.

“Eso ha implicado que el sector frutihortícola de la agricultura familiar haya reducido en un 50 por ciento su producción. En términos generales, toda la zona viene disminuyendo la producción”.

Pero los que sufrieron con mayor violencia la sequía son los pequeños ganaderos del secano. Por ejemplo, las comunidades huarpes que tienen tierras comunales: otro caso de la diversidad de la Mesa Agroalimentaria.  

“Este verano la cuarta parte de nuestros animales murieron de hambre”, dice a El Grito del Sur Diana Rodríguez en la comunidad de General Lavalle, en la frontera de Mendoza y La Rioja. 

Diana y su familia crían cabras, ovejas y algunas vacas a campo abierto, en grandes extensiones semiáridas.  

“Los vimos ponerse flacos, con las costillas marcadas hasta morir. Fue un desastre: entre todas las familias vendimos el guano, juntamos lo que teníamos y compramos un poco de forraje y así salvamos una parte de los animales. Hubo algunos que se fueron, buscando agua, a represas vacías y ahí se quedaron empantanados, no pudieron volver a salir. La asistencia que nos dió la municipalidad fue ayudarnos a comprar pasto más barato, un auxilio mínimo, que no alcanza”.

-¿Qué necesitarían?

-Que nos ayuden a hacer cisternas para guardar el agua cuando llueve. Que armen sistemas para que el forraje sea más barato. 

“La agricultura familiar no tiene cómo financiar infraestructura para poder afrontar la situación”, retoma Montón. “Porque esto se puede mejorar tecnificando el riego. Por ejemplo haciendo represas, implementando el riego por goteo, o con más perforaciones. Nosotros hemos logrado algunos financiamientos, pero son ínfimos si se compara con lo que se necesita”. 

Rossi menciona los tambos y los criadores de vacas, que pierden reservas de alimentos. “En los veranos se hace una reserva, vía rollo o silo de alfalfa, de sorgo, de maíz. Los cultivos de granos se guardan para el invierno, pero en un año como este,  cuando los cultivos están tan afectados por la sequía, no hay reservas para el invierno. Entonces los efectos de la sequía se estiran, porque por más que en estos últimos días haya empezado a llover y haya pasto, la reserva que ya no se hizo no se puede recuperar, va a faltar en el invierno y va a afectar también a la producción de invierno”. Quedan muchas otras formas en que la sequía afecta a otros productores. La nota se extendería demasiado para abarcarlos.

La Sociedad Rural y los planeros 

A mediados de enero, los mapas satelitales mostraron la mitad del país en rojo por la sequía. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires preanunció pérdidas millonarias en la cosecha de trigo y el condicionamiento de la siembra de soja. El titular de la SRA, Nicolás Pino, advirtió que el país perdería el ingreso de 15 mil millones de dólares. También adelantó que los productores no podrían afrontar sus propias pérdidas, por lo que reclamó quitas en las retenciones y otros apoyos al Gobierno. 

Esto dio pie a que los malintencionados volvieran a endilgarles el mote de planeros: tras haberse beneficiado con dos ediciones del dólar soja en septiembre y en diciembre -un beneficio que le fue arrancado al Gobierno bajo el mecanismo extorsivo de no liquidar exportaciones-, los dueños de la tierra y de los dólares demandaban una nueva y millonaria asistencia del Estado.  

Otras críticas apuntaron a su falta de responsabilidad ambiental. Aunque la sequía se produce por efecto de un fenómeno climático, el de La Niña, es claro que el modelo de producción promovido por la Mesa de Enlace genera el tremendo desmonte de los campos, que agrava el cambio climático.  

Anuncios y la promesa de segunda tanda 

El miércoles 1 de febrero, el ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre, asumió como jefe de asesores del Presidente con protestas de los ambientalistas frente a la Casa Rosada, mientras el Gobierno terminaba de acordar con las organizaciones del campo las medidas de auxilio reclamadas. 

Pero con una novedad: por primera vez en su gestión, el Frente de Todos convocó a las conversaciones no sólo a la Mesa de Enlace, sino tambien a la Mesa Agroalimentaria. La sentó junto a los grandes jugadores, e incluso le otorgó una de las medidas propuestas, la creación de un fondo para créditos rotatorios. La Mesa Agroalimentaria lograba así ser reconocida como un actor económico por el Gobierno. 

“Es histórico que podamos sentarnos a este diálogo porque pudimos plantear cuáles son las medidas que necesitamos desde el campo que alimenta”, valoró Marisol Troya, del Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra.

Explicó además que la clave del anuncio es la posibilidad de que los fondos rotatorios sean ejecutados “por cooperativas, marcas colectivas y asociaciones civiles”, es decir por las formas de organización colectiva de los productores populares. ¿Por qué? “Porque las gobernaciones y municipios a veces no declaran la emergencia, o directamente impiden que los fondos no lleguen a los pequeños agricultores, a la agricultura familiar, campesina e indígena».

Sin embargo, la implementación de los fondos para créditos no cubren la diversidad de necesidades que tienen los productores, de las que hablamos al comienzo de la nota. Llegará, sobre todo, a los pequeños y medianos productores tradicionales. Quedaron en el tintero, con una promesa de avanzar, una segunda tanda de medidas para los sectores campesinos, de la agricultura familiar y comunidades de pueblos originarios.

“En la segunda etapa de diálogo con el Gobierno vamos a discutir el tema carnes y economías regionales. Nosotros lo que planteamos es poder pensar en líneas de crédito específicas, por ejemplo para hacer la transición agroecológica, para sumar agregado de valor a nuestras producciones y para que la comercialización alternativa pueda stockearse. Es decir, que nos contemplen como los sujetos productivos que somos”. 

Así, las negociaciones no están cerradas: continúan esta semana, con el compromiso del Gobierno de realizar nuevos anuncios a mediados de mes. 

Cómo resultará, con qué alcances, cuánto quedará por el camino y cuánto llegará a estos actores son todas cuestiones que habrá que mirar sobre la marcha. Están por verse.

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