«Muchos sectores no toleran a las feministas porque empujamos los límites de lo posible»

💜 Con derechos obtenidos como la implementación de la IVE y la ley de cupo laboral trans, pero frente a un contexto de crisis económica, dialogamos en el marco del 8M con Marta Dillon sobre las luchas y problemáticas feministas que nos convocan.

“Desde el primer Ni Una Menos nos levantamos contra la victimización. Las mujeres, lesbianas, travestis y trans no sólo denunciamos la violencia sino que somos agentes de transformación”, pronuncia la periodista y fundadora del movimiento Ni Una Menos, Marta Dillon.

Aquel 3 de junio de 2015 sembró cambios paradigmáticos en el país: instaló la figura de femicidio para que cada una de las causas no fueran tratadas de forma aislada como sino como parte de un contexto cultural, económico, político y social, “que nos pone en inferioridad de condiciones por la precariedad de nuestras vidas, la doble y triple jornada laboral”, explica Dillon. Los estallidos sociales se replicaron con movilizaciones en Uruguay, México, Ecuador, Perú, Bolivia, Italia, Francia, Turquía, Alemania, Suiza, Canadá, Estados Unidos, China, Holanda y Bélgica, entre otros países. Así como en materia de derechos humanos, el pueblo argentino fue precursor con sus marchas de la bronca.

Este 8 de marzo late en el 7° Paro Internacional de Mujeres y Diversidades. Ocho años después de ese grito colectivo, la convocatoria nos vuelve a reunir en las calles, en los espacios de trabajo –los que se ocupan y los que hoy se interrumpirán– con algunos derechos conseguidos: la implementación de un Ministerio, la sanción de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y del Cupo Laboral Travesti Trans, de una línea gratuita y federal (144) para denunciar la violencia y de la primer estadística oficial de parte de la Casa del Encuentro. En lo que va de este 2023 se registraron 56 femicidios y transfemicidios, es decir, una muerte cada 28 horas. Por esto, aún quedan muchas deudas. 

“Estamos en un contexto dramático, con pocos horizontes de futuro. Tratando de organizarnos después de la pandemia, que fue muy duro para los feminismos porque siguió la acumulación de trabajo no remunerado, cuidar a les niñes, a las personas mayores; poder reorganizar esos espacios y disputar ámbitos dentro de las organizaciones se ha hecho muy difícil sobre todo porque después de las elecciones de medio término se dio una masculinización enorme de los espacios de decisión dentro de los sectores que militamos”, enuncia Marta en diálogo con El Grito del Sur.

“Existimos frente a un contexto de endeudamiento de la deuda externa que repercute en los hogares. Para pagar las tarifas, la comida, la obra social nos endeudamos. Hay precariedad, falta de trabajos dignos. Todo eso hace un momento que va más allá y más acá que los feminismos”, reflexiona.

El termómetro social arde al calor de situaciones cada vez más pronunciadas de precariedad laboral, trabajo doméstico no remunerado, división sexual del trabajo, e incluso la falta de oportunidades en puestos y roles como afrontan las personas con discapacidad y tantas identidades no hegemónicas. No olvidemos que Tehuel de la Torre salió de su casa un 11 de marzo de 2021 para presentarse a una entrevista y le arrebataron su vida.

Entonces, ¿frente a qué cuestiones nos agrupamos? ¿cómo es posible detener estas violencias si muchas, incluso, no pueden parar y ausentarse en sus puestos? ¿qué preocupaciones o problemáticas feministas son las próximas a perseguir?

“Hoy nuestras luchas y preocupaciones siguen. Y una de las principales es ser una barrera contra la derechización de la política y de la sociedad en general”, considera Marta. La periodista y referente en materia de género reconoce que si bien el derecho al aborto legal se consiguió, se tiene que cumplir en todo el territorio y dejar de culpabilizar a quienes interrumpen sus embarazos; pero que ante esto, los partidos conservadores repliegan medidas para combatirlo. “Después de las jornadas de lucha por el aborto, hay una organización más fuerte de los fundamentalismos religiosos pero también en alianza con los partidos conservadores con capacidad de voto. Por ejemplo: han llevado a Amalia Granata a la Cámara de Diputados”, manifiesta. En otro plano de jerarquías, es lo que plantea la serie “El Reino” donde la autora Claudia Piñeiro junto con el director Marcelo Piñeyro aplican en el thriller la metáfora distópica donde un líder religioso es elegido como presidente y responde a las órdenes de servidores internacionales. Una trama con una delicada cercanía a nuestro panorama político real.

“Nos oponemos a la derecha porque nos oponemos a un sistema de dominación que es el patriarcado, el capitalismo, el colonialismo y el racismo”— posiciona Marta —“Ante el discurso del ‘sálvese quien pueda’, los feminismos proponen una idea de comunidad donde los cuidados sean repartidos, donde las vulnerabilidades y fortalezas estén puestas en común». Citando a Quino a través de Mafalda: ‘Nadie amasa una gran fortuna sin hacer harina a los demás’”.

Tomar perspectiva, para mirar dónde estamos

La implementación de la IVE -por nombrar una causa instalada de forma significativa y que logró ser agenda- no terminó el camino feminista por continuar modificando el paradigma de nuestros derechos. La visibilización trajo aparejada lo que Marta califica de “chicanas”: el cuestionamiento permanente de “dónde están las feministas”, “ah pero en estas causas no se involucraron”, no son más que contradiscursos (reforzados por grupos mediáticos y operativas como las que lleva adelante Viviana Canosa, que nos enfrentan nuevamente entre nosotras) articulados para disciplinar o desprestigiar la lucha.

Sumado a esto, cuando la Justicia deja de actuar sobre la reparación de las víctimas, ni tampoco se cumple la Ley Nº 26.485 (para prevenir, sancionar y erradicar la violencia a las mujeres en sus relaciones interpersonales), el pedido del «hagan algo» se traslada a las feministas también desde la desesperación colectiva. Pero ¿qué poder construye la agrupación de los colectivos para instalar y posicionar las causas en el país? ¿Podríamos decir que entre las próximas estará la Reforma Judicial (Trans)feminista, representativa y contra las desigualdades?

“El poder judicial y el patriarcado se autoprotegen y se nos exige a quienes denunciamos el maltrato hacia las infancias, la violencia que implica que los juzgados de familia la piensen como una institución donde la (re)vinculación con los progenitores es más importante que todo lo que esté atravesando un niño y una niña. El caso de Thelma Fardín es uno entre tantos. Por ejemplo, como el caso de Belén López Peiró (Por qué volvías cada verano) que consiguió la sentencia después de 12 años y con un juicio abreviado. Sin embargo, tenemos que reflexionar si la condena es la única forma de reparación, que ella lo plantea en uno de sus libros”, señala Marta.

Frente a esto, el caso de Lucía Pérez lleva adelante su segundo juicio por femicidio. La causa que impulsó el primer paro nacional de mujeres y géneros el 19 de octubre de 2016, hoy vuelve a atravesar la fecha. “Ese femicidio, tal como fue narrado, desde la plaza, tuvo la particularidad que solo desde el colectivo Ni Una Menos redactamos ese documento. Por la urgencia de organizarlo y la necesidad de que haya una lectura”, recuerda Marta.

“Esa fecha para mí fue importante porque al mismo tiempo que reclamábamos por el femicidio lo hacíamos por el fin de la moratoria que quería imponer Macri”, retoma. Un año antes, el Encuentro Nacional de Mujeres se realizó en Mar del Plata (donde vivía la adolescente). “Fue la primera vez que reprimieron en un Encuentro: con detenidas dentro de la catedral de la ciudad. Fue muy agresivo. Al año siguiente en el Encuentro en Rosario asistieron más de 100 mil personas, lo que hablaba de una necesidad de encontrarnos entre nosotres. Hoy, hay una familia que está peleando por conocer la verdad detrás del juicio de Lucía. Los feminismos tenemos un rol muy importante que es plantarnos frente a la crueldad”, garantiza.

El pasado 25 de noviembre de 2022, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la asamblea feminista se organizó frente a los Tribunales. “Así que la reforma judicial está permanentemente presente”, afirma la periodista y activista respecto al menos democrático de los poderes, y su avasallamiento de jueces y juezas en los casos de abuso sexual en las infancias por su constitución patriarcal.

Marta añade la cuestión política: “la simultaneidad de la condena a Cristina Fernández de Kirchner y la aparición de los chats de los jueces y funcionarios que fueron al Lago Escondido fueron uno de los puntos más altos del desprecio por el pueblo y la democracia. La Justicia está persiguiendo a la líder política con más capacidad de votos y de agencia y no investiga como debe, el intento de magnicidio sobre ella». 

Ni Una Menos

El camino hacia un Estado más igualitario transversalmente instauró el primer Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. ¿Qué cambió desde su instalación? “Jerarquizar la problemática de más de la mitad de la población, cuyas vidas están más precarizadas que determinados tipos de varones”, responde la fundadora del Ni Una Menos, al tiempo que menciona avances como la promulgación del programa Acompañar, que brinda asistencia económica a las personas en situación de violencia de género.

“Creo que todavía tenemos mucho camino por recorrer desde los ministerios nacionales y provinciales. Hace falta que sea transversal en articulación con los demás ministerios para garantizar el acceso a la educación y a la salud, a llegar a fin de mes, a reírse, a no vivir en un planeta que no sea destruido permanentemente. Son tareas mucho más amplias que las del ministerio”, clarifica la comunicadora.

Entonces, lejos de una desagrupación de los feminismos, los movimientos construyen hacia delante y desde haber logrado algo de lo que no se vuelve: su perspectiva. Así como el #NiUnaMenos fue impulsado por un grupo de periodistas, que se pone en agenda (desde la session de Shakira con Bizarrap, o el tema de Miley, hasta el Mundial), tema del que nos pronunciamos para analizarlo, debatirlo y señalar el camino que queremos seguir transitando.

“Lo que sí tenemos en este momento es una lectura feminista, una comprensión de que las tareas domésticas están no remuneradas y principalmente a cargo de las mujeres y de identidades no hegemónicas. Que esto se pueda narrar hace que los feminismos estén presentes en todas las luchas y que pongan una perspectiva”, consolida Marta. “No sé si a esto le podemos llamar ganancia, porque el contexto es apabullante. Hay que pensar la problemática ambientalista, la soberanía alimentaria, la necesidad de terminar con este desierto sojero que es nuestro territorio. Todas son preocupaciones feministas y por supuesto está el tema de la deuda que nos somete a sistemas de obediencia. Pongamos el ejemplo de la necesidad de la vivienda, que es un centro de endeudamiento constante. Del otro lado lo que hay es especulación inmobiliaria y un capitalismo salvaje”, indica, mientras añade que las cifras de hogares monomarentales históricamente eran de un 30%, porcentaje que en la actualidad va en alza.

“¿Dónde están las feministas? Estamos en todos lados permanentemente. Eso es lo que muchos sectores no toleran. Porque no sólo planteamos la violencia entre varones y mujeres sino que estamos empujando los límites de lo posible. Buscando un mundo, donde no tengamos que estar trabajando muchas más horas de las que vivimos, donde podamos ser felices”, cierra.

Sólo así, y cuando podamos vivir sin que falte ninguna, ni con miedo o cargas mentales, podremos celebrar.

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