Francisco: del recelo inicial al mito de un Papa peronista y latinoamericano

🙏 La relación entre el kirchnerismo y Bergoglio era sumamente tensa, pero todo cambió cuando éste fue ungido como Papa por la Iglesia Católica. Francisco no sólo recompuso su relación con CFK, sino que además asumió un rol preponderante como sostén de gobiernos populares en la región.

Allá por el 2010, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio se mostraba rodeado de algunas de las principales figuras del arco opositor -como Francisco de Narváez o Ernesto Sanz- y militaba en contra del matrimonio igualitario. El expresidente Néstor Kirchner, quien falleció en octubre de ese mismo año, llegó a considerarlo «jefe espiritual de la oposición política». La relación entre el kirchnerismo y Bergoglio era sumamente tensa, lo cual provocó que Cristina Fernández decidiera no pisar la Catedral Metropolitana de Buenos Aires los 25 de Mayo desde su asunción como presidenta en 2007 y, en cambio, trasladar los tedeum a diferentes ciudades del interior.

Las críticas al Arzobispo de Buenos Aires llegaban también desde la prensa más ligada al kirchnerismo, puesto que el periodista Horacio Verbitsky -que en ese momento escribía para Página/12- denunció que durante la última dictadura cívico-militar Bergoglio habría sido cómplice del secuestro de dos misioneros jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jalics, que trabajaban en la villa porteña del Bajo Flores y fueron torturados y liberados cinco meses más tarde. Si bien Bergoglio negó de forma documentada las acusaciones y jamás fue imputado por este tema, la bronca de los organismos de Derechos Humanos con las posiciones de Bergoglio era tal que en enero de 2008 la propia Hebe de Bonafini llegó a conducir una protesta que tomó la Catedral porteña. 

El día que todo cambió

El 13 de marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue ungido Papa por la Iglesia Católica y se transformó en el primero proveniente de un país latinoamericano. Apenas cinco días más tarde, el Papa Francisco recibió a Cristina Fernández de Kirchner en lo que fue su primer encuentro con un jefe de Estado. Allí CFK le pidió que mediara por las Islas Malvinas y hubo sonrisas que marcarían un fuerte giro en la relación entre ambos. En los primeros años de pontificado Cristina fue recibida cuatro veces en el Vaticano, mientras que su sucesor Mauricio Macri tuvo esa posibilidad en apenas dos oportunidades -en reuniones muy breves- y jamás logró generar una buena sintonía con Francisco.

Cristina Kirchner y el Papa Francisco

A lo largo de sus diez años de papado, Francisco realizó 40 viajes al extranjero y visitó 59 países. Además de sus llegadas a África y Medio Oriente, son recordados sus pasos por 12 países de América: Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, EE.UU., Cuba (en dos ocasiones), México, Colombia, Chile, Perú, Panamá y Canadá. Si bien el Papa dijo más de una vez que le gustaría visitar la Argentina, jamás retornó a su país de origen aludiendo a los problemas de la «coyuntura sociopolítica» y que su presencia «no sea usada ni para un lado ni para el otro». 

Con el paso de los años Francisco no solo recompuso su relación con el kirchnerismo -pasando incluso a ser cuestionado por los sectores políticos y sociales más conservadores de nuestro país-, sino que además asumió un rol preponderante en la geopolítica de la integración latinoamericana. A partir de 2015, la región experimentó una breve oleada de nuevos gobiernos de derecha (Macri, Temer, Lenin Moreno, Piñera, Duque, entre otros) y el pontífice asumió una postura clara de respaldo a los gobiernos populares. Su visita a Cuba fue una excusa para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el país caribeño y Estados Unidos, además de encaminar los diálogos para terminar con el bloqueo hacia la Revolución. Por otra parte, en plena crisis de Venezuela, el Vaticano medió en los diálogos entre chavismo y oposición, lo cual permitió a Nicolás Maduro ganar aire luego de meses de fuertes presiones.

Peronista y latinoamericano

Desde entonces se concibió la idea de un Papa peronista y latinoamericano. Peronista por su preocupación permanente por que los pobres tengan voz y dignidad así como sus críticas al capitalismo hegemónico mundial. Latinoamericano por su respaldo a la unidad de los pueblos y su visión negativa sobre los «imperialismos explotadores» que azotan a la región. Otras acciones también alimentaron este mito: la postura contra el lawfare y la preocupación por «el uso indebido de la prisión preventiva» lo acercaron a este lado de la grieta. Bergoglio casi siempre negó ser peronista, aunque más de una vez hizo guiños a este sector: «En la hipótesis de tener una concepción peronista de la política, ¿qué tendría de malo?».  

También se trata de un Papa que tendió vínculos estrechos con los sectores más excluidos. En este plano destacó su presencia en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, a quienes siempre buscó interpelar. «Así me gusta llamarlos poetas sociales, porque ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión», dijo en el año 2021. Grupos como la CTEP (hoy UTEP) elogiaron por entonces a la Encíclica `Laudato Si´, del año 2015, que hizo alusión a los problemas actuales relacionados con el medio ambiente. 

El día que decida dar un paso al costado o lo obliguen las circunstancias, Francisco no será recordado como un Papa más. Su legado trascenderá a varias generaciones y su astucia vista como un ejemplo de que inclusive las instituciones más retrógradas pueden atravesar transformaciones estructurales. 

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.