Ni en la cárcel ni en la calle: mujeres organizadas resisten el desalojo de Pringles 342

🏡 El Gobierno de la Ciudad busca desalojar a 10 mujeres y 15 niños que viven en el barrio de Almagro. Con merendero, apoyo escolar y rondas colectivas, el espacio funciona como espacio de contención para víctimas de violencia de género.

La vivienda es una casa de dos plantas, ladrillo a la vista y puertas altas de madera con balcón a la calle. Al costado se emplaza el jardín maternal N°5 que desde hace años el Gobierno de la Ciudad amenaza con vender. En Pringles 342, barrio de Almagro, viven 10 mujeres y una quincena de niñes que hasta hace tiempo no tenían un hogar. Ahora, el Ejecutivo de Rodríguez Larreta busca desalojarlas del espacio que habitan.

La Casa Pringles ATR (Autonomía Territorial Reparadora) es un espacio autogestivo que no solo aloja a una decena de familias sino que también es un local de referencia en el barrio donde se realizan talleres de apoyo escolar y rondas de mujeres. Además, cobija a mujeres en situación de vulnerabilidad o que han enfrentado violencia de género.

Este viernes, ante la amenaza de un hipotético desalojo, unas 40 personas se reunieron en asamblea en el primer piso de la casa. Organizaciones sociales y políticas buscan tramar una estrategia para defender el techo de las familias y el espacio de organización.

Fotos: YoNoFui

«Este es un inmueble que el GCBA ha dejado en desuso y en total abandono hace más de 30 años y que las compañeras recuperaron. Son 10 mujeres y más de 15 niñes que vienen realizando actividades abiertas a la comunidad y al barrio. Han podido generar un espacio de referencia para otras mujeres que sufren situaciones de violencia», señaló Eva, una de las mujeres de Pringles 342, en diálogo con El Grito del Sur.

Muchas de las mujeres que llegan a la casa vienen de vivir en situación de calle o de transitar experiencias de violencia de género. Algunas han pasado por hogares, paradores y espacios que tiene el GCBA para mujeres víctimas de violencia. Hasta la llegada a Pringles, ninguno de estos dispositivos había logrado brindarles una solución.

El inmueble en cuestión perteneció a Eduardo Sívori, pintor argentino que legó la casa para usos sociales y culturales. El Gobierno de la Ciudad la utilizó un tiempo como espacio de archivo. Desde hace tres años, la casa fue puesta siete veces en subasta y nunca logró venderse. En paralelo el precio ha bajado considerablemente, casi a la mitad del valor original. Nadie lo compró.

Fotos: YoNoFui

«Las compañeras fueron a la Fiscalía N°19 y firmaron la intimación de desalojo para las próximas 48 horas. Probablemente lo eleven para pedir la orden de desalojo. Pero como es bien de la Ciudad, la ley 335 les permite desalojar el lugar en cualquier instancia del proceso y aunque haya niñes», explicó Eva, quién agregó que desde Desarrollo Social de CABA les respondieron que las mujeres estarán en situación de vulnerabilidad recién cuando queden en situación de calle.

La referencia a la situación de calle no es gratuita: en la Ciudad viven más de 7 mil personas sin hogar y este mismo viernes se conoció el fallecimiento de una beba de tres meses que dormía sobre la Avenida Paseo Colón, a metros de la Casa Rosada y la Legislatura Porteña.

Hernán Gorreta es comunero por el Frente de Todos. «El subsidio habitacional no sirve porque no cubre siquiera una habitación y te obliga a ir a los refugios del Gobierno de la Ciudad donde te tratan como en una cárcel», señala. Gorreta destaca que la comuna no tiene competencia, pero que el bloque del Frente de Todos está comprometido a acompañar a las familias. «No hay política de vivienda en el GCBA: ni para la clase media ni para la clase baja. Ayer votaron torres suntuosas que además van a quedar desocupadas», concluyó.

Fotos: YoNoFui

En las reuniones que las mujeres sostuvieron con Desarrollo Social de CABA y el Instituto de la Vivienda de la Ciudad, las soluciones brillan por su ausencia. Tampoco ha dado respuesta Matías Vitale, el funcionario a cargo de la Dirección General de Administración de Bienes. Pese al rechazo de la Ciudad a escuchar su reclamo, las mujeres continúan organizadas.

«Fuimos entremándonos para resolver conflictos. Estamos hartas del negocio inmobiliario, de compartir el techo con violentos. Acá jamás vino un chongo a gritarnos ni a patotearnos. Este es un espacio de contención comunitaria», explicó otra de las habitantes del inmueble.

A la situación crítica de vivienda en la Ciudad, a la usura de los hoteleros y los altísimos precios de los alquileres, se le suma el hecho de que no existen espacios de contención para mujeres en el barrio de Almagro.

Fotos: YoNoFui

«En el día de hoy concurrieron a declarar ante la Fiscalía algunas de las chicas que viven en Pringles. Están siendo imputadas por el delito de usurpación y las intimado a dejar el inmueble en un plazo de 72 horas», explicó Paula Vilani, abogada interviniendo.

«Una vez finalizado ese plazo, la Fiscalía queda facultada para pedir el desalojo al juzgado interviniente, sin necesidad de probar si existe o no delito y solo por la intervención del GCBA que es propietario del inmueble», señaló.

La medida hacerse a través de un proceso de allanamiento con desalojo o de uno notificado previamente pero lo cierto es que por la naturaleza del procedimiento no habrá aviso a los defensores y las mujeres se enterarán del desalojo en el momento en que caiga la Policía a desalojarlas por la fuerza.

«Por eso la consigna es ni la cárcel ni la calle. Porque si dejan el inmueble quedan en situación de calle -con todo lo que eso conlleva- o, al ser criminalizadas, corren el riesgo de una prisión preventiva», resaltó Villani.A pesar de las amenazas de desalojo, de las violencias y la criminalización, las mujeres de Pringles convierten los golpes en armas y aseguran que seguirán resistiendo en el lugar, cuidando su techo y acompañadas del barrio y la comunidad.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.